Primera Hora

SUELTAN LA CARGA EN LOS CASINOS

Adultos mayores se despejan con los juegos, en medio de la pandemia

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA barbara.figueroa@gfrmedia.com

Son las 11:00 de la mañana del domingo y en el Casino Metro del Sheraton Hotel son decenas las personas -en su mayoría adultos mayores- que están frente a una máquina buscando cucar la suerte en ese mundo donde las horas pasan inciertas y se convierten en una válvula de escape para aquellos que la cuarentena les privó de alguna diversión durante meses.

Apenas han pasado dos días desde que los centros de entretenim­iento de juegos de azar pudieron reabrir por virtud de la nueva orden ejecutiva impulsada por el gobierno de Puerto Rico, en el afán por tratar de desacelera­r los casos de COVID-19, y la acogida de que se les haya dado luz verde para operar es evidente en la asistencia del público.

Según la orden ejecutiva OE-2020-066 el cupo límite en los casinos debe ser de un 25% de su ocupación; por lo que con estos ajustes en Casino Metro se permite la entrada de 400 personas.

Según el gerente general del Casino Metro, Ismael Vega, había un 25% más de gente de lo que, de ordinario, se recibía un domingo cualquiera antes de la pandemia. En total, se calculó unas 164 personas jugando en las máquinas. Y allí, en una esquinita, estaba Helen Otero, una residente de Guaynabo que llegó con su hija al amanecer para probar suerte en las máquinas de “vellón”.

“Si no lo abrían yo creo que me iba a volver loca. Yo se lo decía a mi marido: ‘si el casino no lo abren voy a coger un avión, aunque me enferme, pero me voy…’ me encanta, lo ansiaba, estaba desesperad­a y en un estrés horrible”, relató la mujer.

La hija de Helen destacó que para su mamá ha sido drenante estar encerrada durante la pandemia y que la situación empeoró hace poco más de un mes cuando le robaron el auto.

“A ella le gusta venir al casino porque se siente como en familia. Pero no se podía. Y esa situación de estar a pie por lo del robo de la guagua, fue peor porque no podía salir ni a dar una vueltita para distraerse. Si no abrían le daba un bioco. Todo el tiempo estaba diciéndome: ‘ay, que abran el casino ya, que Wanda (Vázquez) hable para que diga si lo van a abrir o no’. Es que ellos vienen aquí y se sienten seguros”, expresó.

De hecho, Helen dijo que se siente más segura en el casino que en las tiendas. “Muchacha, aquí están limpiando todo a cada rato. Hay más mantenimie­nto que en cualquier tienda”, expresó quien llegó a las 6:00 de la mañana -hora de apertura del establecim­ientopara pasar el día jugando.

Al filo del mediodía no había ganado “gran cosa” pero festejó el hecho de que un amigo ganó $11,000. “Está loco de contento que hasta brincó de alegría y se lastimó una pierna”, dijo riendo.

Aunque en el casino había personas de todas las generacion­es, era evidente que el flujo mayor era de personas de edad avanzada, quienes están en el grupo de mayor vulnerabil­idad a contagios de COVID-19. En cambio, todos seguían las medidas de salud y seguridad impuestas por la gerencia, el cual incluye el uso compulsori­o de mascarilla­s y guardar distancia física de más de seis pies.

“No tengo temor porque aquí todo está bien organizado y están limpiando todo el tiempo. Ahora los muchachos que nos traen comida se ponen hasta una redecilla como la que yo uso para el dubi. Además, yo no me quito la mascarilla. Realmente, aquí todo es fantástico… yo estaba loca que abrieran porque estaba en una depresión que no podía más (con el encierro). Para nosotros esto aquí es como una segunda familia de lo bien que nos tratan”, expresó por su parte, Magdalena Alejandro, de 76 años y residente en Bayamón.

Magdalena narró que era el segundo día que visitaba el casino junto a su compañero sentimenta­l. Como otros entrevista­dos, llegaron a la hora de apertura y planificab­an irse entrada la noche.

“Puedo estar 12 horas aquí y no me doy cuenta de lo bien que la pasamos… y siempre me siento en la misma máquina. Esta es mi maquinita, mírala. Yo traigo hasta un cojín para estar cómoda”, manifestó.

Otro que acogió con alegría la reapertura de los casinos fue José Santiago, de 67 años, y residente de Villa Palmeras en San Juan.

“Se entretiene uno muchísimo… ya le bajé tresciento­s y pico (de dólares) a una máquina. No me ha ido mal”, expresó el hombre que estaba acompañado por su esposa.

Catalogó la limpieza y protocolo del lugar como “muy bueno” y advirtió que visitaría con frecuencia el casino.

Durante los pasados seis meses el ingreso en los casinos, el cual incide en recursos para la Universida­d de Puerto Rico

Decenas de personas, en su mayoría de edad avanzada, recurren a los casinos como terapia en tiempos de COVID-19

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Tonito.zayas@gfrmedia.com HICIERON LOS AJUSTES. La orden ejecutiva OE-2020-066 establece que el cupo límite en los casinos es de un 25%.

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