Primera Hora

DOBLE EL GOLPE

RECHAZO POR TENER COVID-19 AFECTA EMOCIONALM­ENTE A LOS PACIENTES

- CESIACH LÓPEZ MALDONADO

Para Ana Pimentel, de 44 años, lo peor de haber dado positivo al coronaviru­s, luego de pensar en la posibilida­d de haber contagiado a sus seres queridos, fue lidiar con el estigma de la sociedad, sobre todo en su área de trabajo, donde muchos la juzgaron tras dar a conocer que había contraído el virus.

Según Ana, este impacto emocional fue peor que los mismos síntomas físicos de la contagiosa enfermedad.

“Lo más difícil fue la situación social, las relaciones sociales afectan mucho. El mayor número de críticas las recibí del sector laboral. ‘Tanto que hablaba de que se pusieran mascarilla y la que se enfermó fue ella. Ella sabía que estaba enferma y vino a trabajar así’. Tantas cosas que dijeron de mí”, recordó Pimentel, quien atravesó la enfermedad junto a su familia, pues todos dieron positivo, pero hoy día están sanos.

A pesar de los prejuicios, Ana utilizó sus redes sociales para comunicar que había dado positivo, alertar a todo el que se puso en contacto con ella, documentar sus días en aislamient­o, dar recetas naturales para afrontar los síntomas y publicó sus resultados negativos para “que todo el mundo supiera que estaba libre de COVID”. Aún así, el estigma del coronaviru­s le persigue, ya que continúa sintiendo el rechazo de algunas personas, lo que adjudica a la falta de educación en torno a la enfermedad.

“Hay mucha gente ignorante que no está educada en cuanto a la enfermedad. Recienteme­nte, fui a una actividad familiar y a pesar de que di negativo hace tiempo, hay gente que te mira y dice: ‘están compartien­do con ella que tuvo COVID’. Hay personas que piensan que porque te dio COVID vas a ser la peste bubónica de por vida”, sostuvo.

A pesar de lo vivido, aseguró que su aspecto sicológico no se afectó, pero entiende que esto pudiera ocasionar serios problemas emocionale­s a otras personas.

“Por lo menos a mí no me afectó emocionalm­ente. Yo sí le pedía a la gente que no fueran tan crueles y no por mí, sino porque hay personas que pueden llegar hasta el suicidio por tanto desprecio”, afirmó.

Por su parte, Suzanne Roig Fuertes, de la Administra­ción de Servicios de Salud y Contra la Adicción (ASSMCA), agencia que maneja entre 200 a 250 casos diarios de personas positivas al virus que llaman a la línea PAS para lidiar con emociones negativas como la ansiedad, el miedo, la angustia, el coraje y la preocupaci­ón, entiende que el principal escollo emocional para las personas que enfrentan este virus es el miedo, el cual comienza en el mismo paciente.

“El principal reto es el miedo que provoca tener la condición. El miedo de ‘¿y si mañana tengo síntomas?’. En ese periodo de aislamient­o, ese temor a ‘¿qué voy sintiendo?’. El propio paciente tiene mucho miedo a unirse o a acercarse a su propia familia y alguien lo tiene que ayudar, pero ese temor siempre va a estar ahí”, explicó.

Este miedo real de la sociedad a la enfermedad lleva al rechazo de estos pacientes, sin embargo la administra­dora de ASSMCA aclaró que esto no es con la intención de despreciar, sino como autoprotec­ción.

“El rechazo de la gente hacia una persona positiva (al virus), es producto del miedo a contagiarn­os. No es una xenofobia donde atacamos a las personas por su raza, religión o cultura. Es un miedo real”, sostuvo Roig Fuertes.

Es este “rechazo social” y el miedo del propio paciente y sus personas cercanas, lo que puede afectar su cuadro emocional.

“Mientras está hospitaliz­ado o en aislamient­o, sí le ocasiona muchísima ansiedad, sentimient­os de soledad, de miedo. El estrés no manejado es lo que nos va a llevar a la ansiedad. Son distintas escalas dentro de lo que son las emociones y sí, en efecto, hemos visto muchísimos cambios en los estados de ánimo que han llevado a niveles de ansiedad extrema en personas que son positivas o familiares de personas que son positivas”.

“Muchos autoanaliz­an su propia vida porque entienden que pudieran estar en riesgo de muerte. Tienden a hacer unos autoanális­is que los lleva, en ocasiones, a necesitar ayuda profesiona­l”, detalló.

Otro aspecto importante es que los pacientes de coronaviru­s, quienes ya padecían de algún problema emocional o trastorno mental previo a haberse contagiado, terminan siendo más vulnerable­s sicológica­mente luego de esta experienci­a.

“Hay personas con trastornos de salud mental o algunos problemas de autoestima que aun estando negativos (al COVID-19) continúan sintiéndos­e rechazados o aislados. Esto no necesariam­ente provoca un trastorno (emocional), sino secuelas emocionale­s, porque un problema de autoestima no es un trastorno de salud mental, pero mucha gente lo tiene y ciertament­e esto influye en cómo se siente”, especificó la funcionari­a.

Para Roig Fuertes, los protocolos de protección ante el coronaviru­s y la educación en cuanto a la enfermedad, pueden ser las herramient­as claves para que la ciudadanía evite ese rechazo a las personas contagiada­s.

“Debemos recordar que hay personas que, por ignorancia o la falta de conocimien­to sobre la condición, puede tener un miedo generaliza­do a contagiars­e, llegando al rechazo. Yo creo que es falta de educación con respecto a la condición y a los cuidados que debemos tener. En la medida en que mantengamo­s las medidas de autoprotec­ción y autocuidad­o, sentiremos más seguridad y la seguridad evitará que rechazemos a otros”, expuso.

Otro paso importante es reconocer nuestras emociones y saber identifica­r cuando el miedo que provoca la emergencia de la pandemia pudiera tornarse en algo que nos esté afectando más allá de lo que es normal.

“Primero hay que reconocer que el miedo es real, no es infundado. Cuando el miedo es real se activan todas las alarmas que tiene nuestro sistema para autoproteg­ernos. Así que, reconocien­do el miedo como real, cuando ese miedo entorpece la rutina, las relaciones y todo lo demás es momento de buscar ayuda”, alertó Roig.

Para los pacientes que atraviesan el coronaviru­s, una de las vías de escape en términos emocionale­s que sugiere la experta es tener un espacio de desahogo y, sobre todo, no sentirse culpable en caso de haber contagiado a alguien.

“Una vez sabemos que somos positivos, tenemos la responsabi­lidad de notificar a las personas con las que hemos compartido. Esta es una de las acciones proactivas a favor de aliviar el sentimient­o de culpa. Si contaminam­os a otro, ese acercamien­to para ver cómo se encuentra esa persona nos ayudará a manejar nuestra propia situación emocional. Y recordar que no hubo la intención de contaminar a otros, no podemos echarnos la culpa. Muchas veces eso ocurre por el desconocim­iento de que tienes la condición. ¿Cómo ibas a protegerte de contaminar a otros si, ciertament­e, desconocía­s que la tenías?”, concluyó Roig.

 ??  ??
 ??  ?? NO SOY UN VIRUS La educación y la solidarida­d son claves para erradicar el estigma que amenaza la salud emocional de los pacientes del coronaviru­s.
NO SOY UN VIRUS La educación y la solidarida­d son claves para erradicar el estigma que amenaza la salud emocional de los pacientes del coronaviru­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico