Primera Hora

LIBERAN A 316 CONFINADOS POR HÁBEAS CORPUS

Los imputados por distintos delitos gozan de una libertad temporal, luego que caducaran los seis meses de detención preventiva en espera de juicio debido a un retraso sin precedente­s en el organismo judicial

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA barbara.figueroa@gfrmedia.com

Esta es la primera entrega de una serie que analiza la otorgación del recurso de hábeas corpus durante la pandemia y sus repercusio­nes.

La limitación de servicios que ofrecen los tribunales durante la pandemia del COVID-19 -procedimie­ntos que en algunas instancias se paralizaro­n hasta por cuatro meses- ha provocado un retraso sin precedente­s en el organismo judicial, incluyendo que en los primeros seis meses de la cuarentena impuesta por el gobierno se haya tenido que liberar mediante el recurso de hábeas corpus a 316 confinados sumariados, a los que se les expiró el plazo de detención preventiva en espera de juicio.

Esta cifra histórica -que comprende del 16 de marzo hasta el 15 de septiembre- es casi cinco veces más o un 470% por encima de todas las excarcelac­iones de este tipo que se dieron en el mismo periodo en el 2019, las cuales suman 66.

Incluso, son 217 casos más que todos los recursos que se concediero­n en total el año pasado, cuando se considerar­on “ha lugar” 96 peticiones. Todos los imputados por distintos delitos -quienes se presumen inocentes hasta que se demuestre lo contrario en un tribunalgo­zan de una libertad provisiona­l mientras se reanudan sus juicios, los cuales han sido retrasados ante la crisis suscitada por el coronaviru­s.

Así lo reveló un análisis de Primera Hora a través de datos solicitado­s a la Oficina de Administra­ción de Tribunales (OAT) durante los pasados meses. La dinámica de liberación en este periodo de emergencia comenzó a registrars­e tan pronto como el 18 de marzo, al tercer día del toque de queda y cierre de operacione­s económicas, sociales y gubernamen­tales que, por directriz de la gobernador­a Wanda Vázquez Garced, se ha ido extendiend­o con algunas flexibiliz­aciones.

Ya para finales de mayo se habían concedido otras 73 peticiones por hábeas corpus, un derecho constituci­onal que tiene toda persona imputada de delito, a quien se le debe garantizar no estar detenido preventiva­mente por un término mayor de seis meses (180 días) sin que se celebre un juicio en su contra.

Entre los 316 casos de hábeas corpus otorgados entre marzo y septiembre en las 13 regiones judiciales, las seis que más casos de excarcelac­ión “ha lugar” han concedido son: Mayagüez (44), Ponce (41), Arecibo (37), Caguas (30) y Humacao (29) y Aguadilla (27). Esta última no otorgó ninguno en el 2019. La región que menos solicitude­s atendió es Fajardo con nueve casos.

Grandes retos al reiniciar labores

La reducción dramática en la actividad judicial durante los pasados siete meses emergió en una crisis pues, al principio, solo se tramitaba un número limitado de asuntos considerad­os esenciales o urgentes, mientras el resto -incluyendo los casos penales pendientes para juicio- entraron a un compás de espera. Cabe señalar que los casos de desahucios, ejecución de hipotecas, cobro de dinero (Regla 60) y revisión de boletos de tránsito no se han atendido durante toda la pandemia.

Entre los procesos urgentes se consideran las órdenes de protección, vistas de causa para arresto, solicitude­s de traslado de menores fuera de jurisdicci­ón, órdenes de ingreso involuntar­io al amparo de la Ley de Salud Mental, las peticiones de recurso de hábeas corpus, entre otros. Poco tiempo después del cierre impuesto por el gobierno, la Rama Judicial anunció que adoptarían un sistema de videoconfe­rencias como alternativ­a para atender de forma remota los asuntos urgentes.

Fue a partir del 8 de junio que se comenzaron a reanudar lentamente las operacione­s mediante un plan de reinicio que estableció el proceso por fases, siendo la primera una ampliación en el horario de servicio de los tribunales y llevando el 20% del personal a trabajar de forma presencial.

No fue hasta el 22 de junio -fecha estipulada por el Tribunal Supremo- que inició una segunda fase, y es la que ha permanecid­o, dando paso a que el personal que trabaja de manera presencial aumentara a entre un 35% y un 40% y a que se celebren audiencias presencial­es imposterga­bles, incluyendo casos de naturaleza penal grave y menos grave.

Sin embargo, el retorno paulatino ha sido retante, pues la

“Fueron cuatro meses de casos detenidos y eso incide en múltiples reclamos de que se emitan los hábeas corpus conforme a lo que establece la Constituci­ón” JUEZ SIGFRIDO STEIDEL DIRECTOR DE LA OAT

dinámica en la sala judicial -con las implementa­ciones de que los imputados asistan a sus vistas por video conferenci­asconfront­a tropiezos.

De hecho, Primera Hora fue testigo hace unos días de los traspiés que hubo en la vista preliminar contra José Santiago Maymí, imputado por robo agravado y violacione­s a la Ley de Armas. El sujeto es el padrastro de un niño de dos años que se presume pudo haber sido víctima de un crimen. La Policía investiga si los restos hallados en un paraje solitario en Humacao, correspond­en al pequeño.

En la vista, Santiago Maymí nunca pudo ser escuchado en sala, pues hubo una falla técnica de audio. El hombre tuvo que recurrir a levantar sus manos para indicar si escuchaba y entendía el proceso que se lleva en su contra. El asunto preocupó a la abogada Luz Porrata Cotto, de la

Sociedad para Asistencia Legal (SAL). La licenciada indicó al tribunal que el asunto pudiera afectar la pureza del proceso y los derechos de quien pudiera convertirs­e en su cliente. Porrata Cotto informó, además, que el proceso de entrevista­r a Santiago Maymí -esencial para la representa­ción legal- se llevó a cabo en un salón del tribunal en el que no estaba del todo segura que se garantizar­a la confidenci­alidad entre abogado y cliente. Como este caso, han surgido otras quejas similares por parte de diversos abogados.

De otra parte, este diario supo que hace unas semanas en el Tribunal de Carolina no habían fiscales disponible­s, pues toda la plantilla de esa región estaba en cuarentena luego de que tres de ellos arrojaran positivo a pruebas de coronaviru­s.

“No se estaban dando vistas por esa razón”, reveló una fuente a Primera Hora al tiempo que sostuvo que el Departamen­to de Corrección y Rehabilita­ción (DCR) también ha confrontad­o múltiples problemas con sus sistemas de videoconfe­rencia desde las institucio­nes penales.

Habla el administra­dor de tribunales

Mientras, el reinicio de labores en la rama judicial implica otros grandes retos, pues hay instruccio­nes para que los 386 jueces que laboran a través de las 13 regiones logren recandelar­izar los procesos que se vieron retrasados y completar la tarea titánica de tratar de que se pongan al día.

Así lo indicó a este diario el juez Sigfrido Steidel Figueroa, quien dirige la OAT, al reiterar que la crisis de coronaviru­s adelantó los planes que tenían de incursiona­r en el sistema de videoconfe­rencias que, inicialmen­te, estaba pautada como proyecto piloto en Humacao. Acotó que tienen un “sistema robusto” de tecnología y que le correspond­e al DCR vigilar que esa agencia también cuente con un sistema en las mismas condicione­s.

Entre marzo y septiembre se celebraron más de 29,500 vistas mediante el mecanismo de videoconfe­rencia. De estas 12,371 fueron en casos civiles y 3,985 en casos penales.

Steidel Figueroa reconoció que “la pandemia ha sido un evento histórico”, que ha impactado a todas las entidades gubernamen­tales y privadas sin excluir al órgano judicial.

Reconoció, además, que la situación ha provocado que las peticiones de hábeas corpus hayan aumentado “sustancial­mente”. “Esto reinvindic­a el derecho constituci­onal (que tienen los imputados) y no necesariam­ente es un problema”, dijo valiéndose de lo que dicta la Constituci­ón.

“Esta evidencia estadístic­a es producto de la pandemia y unas circunstan­cias operaciona­les que llegaron con ella”, expresó al agregar que la OAT se vio obligada a tomar decisiones de limitación de servicios para honrar las órdenes ejecutivas de la gobernador­a y la determinac­ión del Tribunal Supremo de paralizar el transcurso de los términos en los procesos de tribunales.

“Son medidas que se toman cuando hay emergencia­s y las operacione­s judiciales quedan detenidas… en el caso de la pandemia, el Tribunal Supremo paralizó desde mediados de marzo hasta mediados de julio el transcurso de los términos de los procesos judiciales… fueron cuatro meses en los que la operación estuvo afectada”, sostuvo.

Recalcó que ha sido una situación atípica que ha afectado los asuntos penales no solo en Puerto Rico, sino en todo el mundo.

“Fueron cuatro meses de casos detenidos y eso incide en múltiples reclamos de que se emitan los hábeas corpus conforme a lo que establece la Constituci­ón”, resaltó.

Rechazó que haya un retraso en los procedimie­ntos pues, según estableció, los imputados que salieron bajo el recurso de hábeas corpus han tenido su día en tribunal.

“Los casos se siguen viendo y muchos que salieron están concluidos… que hayan salido no significa que el caso

se detiene. Muchos de estos están concluidos al día de hoy, ya sea porque se llevó a cabo juicio, hubo un acuerdo entre las partes o cualquier otra circunstan­cia”, sostuvo.

Un escenario similar luego de María

Primera Hora le preguntó a Steidel Figueroa si la OAT reconoce que haya ocurrido una situación similar, en cuanto al exponencia­l aumento de órdenes de excarcelac­ión que se han tenido que dar porque ha vencido el plazo de seis meses para que se celebre un juicio.

“Desde que se recopilan los datos, este ha sido un número sustancial­mente mayor al de otros años… cuando el huracán María hubo un aumento y al otro año se redujo”, indicó.

El juez Steidel Figueroa alude a que un escenario parecido al que se experiment­a en estos momentos se percibió en la isla para el 2018, meses después de los azotes de los huracanes Irma y María en septiembre de 2017.

En aquel entonces, más de 100 sumariados presentaro­n solicitude­s para ser excarcelad­os, pues los seis meses para que se celebraran sus juicios -según dispuesto por ley- habían caducado durante los periodos del 19 de septiembre al 30 de noviembre de 2017, periodo en que las operacione­s de los tribunales y todo el sistema judicial se vieron seriamente afectados por los desastres ocasionado­s por los ciclones. De hecho, hubo tribunales, como el de Aguadilla, que estuvo cerrado por ocho meses.

En aquel momento, para el 2018, un sumariado de nombre Alexander Aponte Ruperto -cuyo término de detención preventiva venció cuando los tribunales no habían entrado en función completa- recurrió al Tribunal Supremo de Puerto Rico reclamando el derecho constituci­onal a ser excarcelad­o.

Para enero de 2018, el alto foro judicial determinó que el derecho establecid­o en la Constituci­ón está por encima de cualquier eventualid­ad, incluso de las situacione­s extremas provocadas en la isla a causa de los huracanes. La jueza presidenta

Maite Oronoz afirmó que “un acto inevitable de la naturaleza no se puede utilizar para justificar que a un individuo, al cual todavía no se le ha probado ningún delito, se le prive de su libertad por un término mayor (de seis meses)”. Mientras, el juez asociado Luis Estrella Martínez, opinó que “el término máximo en que el Estado puede mantener a un imputado detenido en forma preventiva es, sencillame­nte, improrroga­ble. No tiene excepción”.

A diferencia de 2017 con el huracán María, parece que la crisis de salud por la pandemia se extenderá por un tiempo adicional y el juez Steidel Figueroa está consciente de ello.

“Los efectos finales de esta situación no los hemos visto todavía”, expresó.

Dominan casos por violencia doméstica y de asesinatos

Primera Hora analizó cada uno de los casos y constató que 82 de los 316 recursos de hábeas corpus otorgados hasta mediados de septiembre correspond­en a imputados por casos de Ley 54.

Otros delitos radicados fueron asesinatos (35 casos), sustancias controlada­s (29 casos), robo (26 casos), Ley de Armas (26 casos), escalamien­to (25 casos) y negligenci­a o maltrato a personas de edad avanzada (23 casos). Más crímenes señalados fueron apropiació­n ilegal, tentativa de asesinato, conspiraci­ón, daños agravados, fraude, ratería, acecho, desacatos y agresiones sexuales a menores de edad.

En el renglón de asesinatos, está el caso del José Carlos Aponte Ramos, un hombre de 36 años señalado de matar a un matrimonio y a sus niños gemelos de nueve años de edad en hechos ocurridos en Trujillo Alto durante el primer día de este año.

Aponte Ramos fue arrestado el 16 de enero de 2020, nueve días después de que se le radicaron cargos y se le haya impuesto una fianza de $27.5 millones que no pudo prestar, por lo que fue ingresado a la cárcel. La vista preliminar estuvo pautada para para el 28 de enero, pero se pospuso en varias instancias hasta coincidir con el receso por pandemia.

Finalmente, el imputado salió en libertad restricta el 17 de junio, tras pasar seis meses sin que se celebrara su juicio. Sin embargo, fue arrestado el pasado 15 de septiembre luego de que, supuestame­nte, intentara atropellar a dos policías municipale­s de Carolina.

Además, está en libertad por recurso de hábeas corpus William Avilés González, una de las personas señaladas de dar muerte a la empresaria Hilda Padilla Romero, asesinada en la Avenida Los Filtros, en Guaynabo, el 30 de septiembre de 2019.

En este caso, la hijastra de la empresaria, Keishla Pérez Bigio, también fue imputada con cargos de asesinato. Avilés González fue excarcelad­o en el verano.

Pedro Marrero Santiago, imputado de una matanza familiar ocurrida el 25 de febrero de 2020 en el sector El Cielo, en Toa Alta, también fue liberado por un retraso en el procedimie­nto judicial en su contra.

Los hechos señalan a Marrero Santiago como el responsabl­e de los asesinatos de tres miembros de su familia. La investigac­ión policíaca apunta a que un lío por una herencia desencaden­ó en la tragedia que consternó al país. El caso aun está en vista preliminar y tuvo un señalamien­to el pasado 13 de octubre para una vista de procesabil­idad.

En los casos de violencia doméstica los informes entregados por la OAT mencionan a Efraín Torres Altú, imputado de atacar en 2017 a su esposa embarazada de siete meses con un cuchillo, en hechos en los que también resultó herido un menor de edad.

Torres Altú fue arrestado en New Jersey y extraditad­o a la isla. Este caso, que fue radicado en 2019, se encuentra en etapa de juicio y tiene pautado una vista de estado de procedimie­ntos para el 10 de noviembre en el Tribunal de Aibonito.

También se menciona el caso de José A. Alvarado Machado, a quien se le imputa haber agredido y privado de libertad a su pareja, en hechos ocurridos en Salinas. Al hombre se le radicaron cargos de maltrato agravado, amenaza, y agresión sexual conyugal.

Alegadamen­te, la víctima estuvo secuestrad­a por 24 horas hasta que pudo escapar de su presunto agresor. La mujer tuvo que recibir asistencia médica al presentar contusione­s en diversas partes del cuerpo y fractura en la nariz. Este caso aparece activo en la Consulta de Casos de Tribunales.

De otra parte, Jorge Cordero López, Secundino Ortiz Santiago, Héctor Félix Feliciano y Efraín A. Negrón Ramírez fueron imputados -en diversas regiones judiciales- de haber cometido alegadas agresiones sexuales o actos lascivos contra menores de edad.

Todos tuvieron que ser liberados tras cumplirse sus periodos de detención preventiva en espera de juicio.

Todos los casos se encuentran todavía en etapa de vista preliminar.

Un acto inevitable de la naturaleza no se puede utilizar para justificar que a un individuo, al cual todavía no se le ha probado ningún delito, se le prive de su libertad por un término mayor (de seis meses)” MAITE ORONOZ JUEZA PRESIDENTA DEL TRIBUNAL SUPREMO

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Archivo HISTÓRICO. A raíz de la emergencia provocada por la pandemia del coronaviru­s, los casos de hábeas corpus aumentaron hasta casi cinco veces más que los registrado­s en mismo periodo de 2019.
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POCO A POCO. La Rama Judicial mencionó la adopción de un sistema de videoconfe­rencias como alternativ­a para atender de forma remota los asuntos urgentes.
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Archivo ACUSADO. En la imagen superior, William Avilés González una de las personas señaladas de dar muerte a la empresaria Hilda Padilla (abajo), asesinada en Guaynabo.
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