Primera Hora

COMIÓ BANCO PERO GOZÓ

Raymond Arrieta narra sus experienci­as como atleta y fanático en la nueva serie “Yo amo el deporte”

- FERNANDO RIBAS REYES fernando.ribas@gfrmedia.com

NOTA DEL EDITOR: Primero de una serie de entrevista­s con personalid­ades del país sobre sus experienci­as deportivas. Los artículos se publicarán los viernes.

Durante su niñez y juventud, Raymond Arrieta tuvo tantos uniformes deportivos en el armario de su casa, como los vestuarios de personajes que lleva ahora a la televisión.

Y como compañero de equipo escolar fue tan simpático como su personaje de Plinia.

El reconocido animador y comediante practicó múltiples deportes. Algunos los hizo más serios que otros. Nadó en la LAI con los Delfines de la Universida­d de Sagrado Corazón, a la vez que jugó polo acuático, baloncesto, y voleibol en su adolescenc­ia. También hizo algo de pista y campo en la infancia, cuando la vida lo ha llevado en los últimos años a marchar alrededor de la isla a beneficio de los pacientes del Hospital Oncólogico de Puerto Rico.

A su vez, actualment­e es fanático del béisbol de las Grandes Ligas y admira las habilidade­s de “El Mago”, Javier Báez.

En broma y en serio, Arrieta conversó con Primera Hora sobre su paso por el deporte.

¿Hiciste algún deporte durante tu niñez?

“Mi mamá me puso a nadar. Nadé ocho años en el equipo de la (fraternida­d) Phi Eta Mu en Cupey. Nadaba estilo espalda y me iba bastante bien. Pero tuve una caída haciendo que jugaba baloncesto y me partí un brazo. Volví y me aburrí, porque tenía la cabeza debajo del agua y no podía hablar con nadie. Y me fui a jugar polo acuático. Jugué de 13-14-15 años y fuimos campeones de Puerto Rico con la Phi Eta y fuimos a la Cena Olímpica. Mi equipo estaba montado y yo era banco. Metí tres goles. Luego me quité y volví a nadar en la Universida­d Sagrado Corazón. Nadé en la LAI. Es el deporte que más en serio cogí.

Suponemos que nadaste espalda porque podías sacar la cabeza del agua y hablar.

“Puede ser. Al menos podía mirar para arriba. Aunque en el estilo espalda hay que estirar mucho el brazo y tener una braceada rápida. El agua te pasa por encima de la cabeza todo el tiempo y hay que ir cuadrando la respiració­n. Ha cambiado mucho el deporte, con lo del vi

raje en la pared. Pero estuve muchos años en ese deporte”.

¿Quién era tu ídolo deportivo en la niñez y adolescenc­ia?

“En ese tiempo era Mark Spitz (nadador estadounid­ense) y Jesús “Chayanne” Vassallo (nadador puertorriq­ueño). Eran las estrellas de aquel tiempo. Vassallo compitió por Estados Unidos en aquel tiempo (Juegos Panamerica­nos San Juan 79) y yo estaba en la gradas (de la piscina del Escambrón) viendo a Vassallo cuando ganó el oro y todo el mundo empezó a cantar La Borinqueña. Era tremendo nadador”.

¿Qué te dio con sacar los pies del agua para pisar tierra firme y jugar baloncesto?

“Jugaba de todo en la escuela, en Nuestra Señora La Providenci­a. Corría y llegaba último. Jugaba voleibol y era el 12 en el equipo. Bumpeaba bien y jugaba la posición 1, 6 y 5y me sacaban cuando llegaba a la malla . En baloncesto sí que comí banco. Ahí no metí ni una bola. Hacía los equipos porque me fajaba, entrenaba duro, y era el ‘premio perseveran­cia’. No era el ‘Premio Jimmy Thordsen de Caballeros­idad’ (galardón que se otorgaba en el BSN) porque para eso había que jugar. Yo era, más bien, el animador del banco”.

¿Y tus hijos aprendiero­n y practicaro­n algún deporte?

“Le enseñé a nadar a todos; de jovencito di clases de natación para adultos. Mi hijo, que ya tiene 25 años, jugó golf desde los 9 años hasta que se graduó de escuela. Jugó con la selección de Puerto Rico y fue a mundiales. Todavía lo ves e impresiona. Le da muy bien a la bola”.

¿Qué deporte te gusta ver?

“El hecho de ser artista me ha dado el beneficio de ser amigo de todas estas estrellas del béisbol. Soy amigo de Javier Báez, de Carlos Correa, de Francisco Lindor, del capitán Yadier Molina, y de Alex Cora. Cuando viajo he ido a sus casas, sobre todo a la de Correa. Con Javy he ido al juego, y a comer

con él en Chicago. He compartido con su esposa y el bebé. Cuando ellos juegan, veo los juegos. También veo las finales de la NBA, de béisbol, y el Super Bowl. Las Olimpiadas las veo completas”.

Si fueras dirigente de béisbol y tuvieras que escoger a un campocorto, ¿a quién escogerías entre Correa, Báez y Lindor?

“Por mi experienci­a como come banco, no puedo dejar a nadie fuera; los reparto a todos. A mí me gusta mucho como juega Báez. Es un tipo que tiene tanto talento para moverse, deslizarse, y coger la bola. No hace que el juego sea aburrido. Lo hace bien interesant­e y me gusta verlo jugar. El Mago. Ya tú sabes. Ese tipo está brutal”.

La marcha es un deporte olímpico. Y has marchado por todo Puerto Rico por una buena causa por varios años. ¿Lo ves como un deporte?

“Sí. Me entreno seis meses para una caminata. Una vez entrené un año completo y tuve que bajar 25 libras cuando caminé de Mayagüez a San Juan porque sabía que, si no lo hacía así, no iba a poder llegar. Es un entrenamie­nto fuerte, de gimnasio, de mucha pierna, de abdomen, y de espalda baja. Es bien fuerte. Los que han caminado conmigo saben. Uno entrena para aguantar el dolor. El único dolor para el que uno no entrena es para el corazón por todas las historias que uno escucha caminando. Entreno como para una Olimpiada”.

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ENTREGA. Para participar en las caminatas alrededor de la isla, Arrieta dice que se prepara como si fuera para unas Olimpiadas.
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DELFÍN. Arrieta (al centro) perteneció al equipo de natación de la Universida­d de Sagrado Corazón.

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