AUMENTA LA ANSIEDAD
Conteo de votos en EE.UU. podría tomar varios días más
Funcionarios electorales en estados cruciales electoralmente continuaban ayer con el conteo de votos en la contienda por la presidencia de Estados Unidos, mientras el candidato demócrata Joe Biden pedía paciencia y el presidente Donald Trump sopesaba opciones legales e insistía en que el procesamiento de votos debería ser detenido.
El presidente pasó el día en la Casa Blanca, atendiendo llamadas telefónicas y redoblando esfuerzos para sembrar dudas sobre el resultado de la contienda. En una serie de tuits, lanzó acusaciones infundadas de delitos electorales y afirmó que el conteo de votos emitidos antes y el día de la elección debería cesar. Trump continuó su diatriba en un comunicado oficial de su campaña redactado en mayúsculas.
“Si se cuentan los votos legales, yo ganaré con facilidad las elecciones. Si se cuentan los votos ilegales y tardíos, ellos nos pueden robar las elecciones”, aseveró el mandatario.
Biden, mientras tanto, parecía proyectar la apariencia de un presidente y asistió a una sesión informativa sobre la pandemia de COVID-19 ayer. Garantizó a la población que el proceso del conteo de votos es confiable. “Sean pacientes, amigos. Los votos están siendo contados y nos sentimos bien sobre dónde nos encontramos”, tuiteó Biden.
La diferencia de enfoques es evidente en un momento en que la nación está ansiosa por saber cuál de los dos obtendrá los 270 votos electorales necesarios para ganar la presidencia. Las victorias de Biden en Michigan y Wisconsin lo colocaron a la delantera, pero Trump no mostró señales de rendirse.
Podría tomar varios días más que el conteo de votos concluya y surja un claro ganador.
Mientras se siguen tabulando millones de boletas, Biden ya ha recibido más de 72 millones de votos, la mayor cantidad en la historia del país.
La campaña de Trump lanzó una andanada de recursos legales para tratar de mejorar las posibilidades del presidente republicano, solicitando un recuento en Wisconsin y presentando demandas legales en Pensilvania, Michigan y Georgia.
Jueces en Georgia y Michigan desestimaron rápidamente las demandas del equipo de campaña de Trump ayer.
Biden ya ha ganado en Michigan y Wisconsin. Las contiendas en Georgia y Pensilvania, junto con Nevada y Carolina del Norte, se mantienen apretadas y los votos siguen siendo tabulados.
La campaña de Trump se dijo confiada en que el presidente se llevaría finalmente una victoria en Arizona, donde los votos también siguen siendo contados, incluyendo el condado Maricopa, el área más poblada del estado.
The Associated Press ha declarado a Biden ganador en Arizona y ayer señaló que estaba siguiendo de cerca el conteo de votos en el estado.
“The Associated Press continúa observando y analizando los resultados de los conteos de votos en Arizona conforme van dándose a conocer”, sostuvo Sally Buzbee, editora ejecutiva de la AP. “Seguiremos los hechos en todos los casos”.
Los desafíos legales de Trump tienen pocas probabilidades de éxito. Tendría que ganar múltiples demandas en varios estados a fin de detener el conteo de votos, dado que más de un estado siguen sin declarar un ganador.
No existen argumentos evidentes para que el Departamento de Justicia trate de intervenir para interrumpir el conteo de votos a nivel estatal, a menos que el gobierno federal de alguna manera pueda aseverar una violación de las leyes electorales federales o a
“
Si se cuentan los votos legales, yo ganaré con facilidad las elecciones. Si se cuentan los votos ilegales y tardíos, ellos nos pueden robar las elecciones”
DONALD TRUMP PRESIDENTE DE EE.UU.
“
Sean pacientes, amigos. Los votos están siendo contados y nos sentimos bien sobre dónde nos encontramos”
JOE BIDEN EXVICEPRESIDENTE Y CANDIDATO DEMÓCRATA A LA PRESIDENCIA DE ESTADOS UNIDOS
la Constitución.
El departamento podría en teoría emitir una declaración en apoyo a una demanda legal de la campaña de Trump en caso de considerar que los intereses federales están en riesgo, pero esa intervención sería
un caso extraordinario.
Dividido el Congreso
Las elecciones modificaron la configuración en la Cámara de Representantes y el Senado, pero a fin de cuentas dejaron al Congreso en gran medida cotona
mo al principio: profundamente dividido al resistirse los electores a que haya grandes cambios a pesar de la reñida contienda por la Casa Blanca.
El resultado enfría las exigencias demócratas para una audaz nueva agenda, envalena los republicanos y casi garantiza un estancamiento partidista al margen de quién gane la presidencia. O tal vez, como dicen algunos, brinde una rara apertura para una modesta cooperación entre demócratas y republicanos.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se enfilaba a mantener el control de ese recinto legislativo, pero su mayoría demócrata se contrajo y su liderazgo quedó en entredicho. Los republicanos retuvieron el control del Senado, gracias a que varios de sus senadores repelieron una acometida de rivales llenos de energía, aunque el miércoles aún había algunas contiendas sin definirse.
El líder de la mayoría en el Senado, Mitch Mcconnell, dijo confiar en que “al margen de quién termine al frente del gobierno” ellos “intentarán superar todo eso y conseguir resultados”. Una cosa segura es que el hecho de que los pronósticos se hayan visto trastocados obligará a repensar los sondeos, la captación de fondos y los mensajes que los partidos utilizaron para llegar a los electores en la era de Donald Trump y más allá.
Para la noche, Pelosi prácticamente había declarado ganador al exvicepresidente Joe Biden, cuando afirmó que los demócratas en la Cámara de Representantes “tendrán ahora la oportunidad de lograr un progreso extraordinario” en las prioridades del partido: bajar los costos de la atención médica, proveer empleos mediante nueva infraestructura y otros aspectos.