El ejercicio advierte cuando el corazón falla
● La actividad física se debe realizar según las aptitudes y las capacidades de cada paciente
Cortar la grama del patio, cargar las bolsas de la compra, nadar hacia la orilla de la playa o correr en una trotadora son ejemplos de actividades físicas en las que se pueden identificar enfermedades cardiovasculares y prevenir, en el peor de los casos, fatalidades.
Si realizar alguno de estos esfuerzos provoca dolor, rigidez o presión en el pecho, mareos, palidez y pesadez en los brazos, el cuello o la mandíbula, seguramente, la persona que esté presentando estos síntomas tenga algún problema cardíaco, según la vicepresidenta de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, María Ramos Cortés.
Los padecimientos del corazón ocurren debido a un trastorno en la frecuencia cardiaca, a un defecto congénito o a la acumulación de grasa y colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos. Las complicaciones de estas patologías podrían tener como consecuencia directa un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
“Si haciendo ejercicio tienes dificultad respiratoria que es evidente, adormecimiento en los brazos o sudor excesivo, tu cuerpo te está dando un mensaje de que algo no anda bien contigo, que algo no anda bien con el corazón o con el sistema cardiovascular y que debes visitar a tu médico”, sostuvo la especialista con más de 18 años de experiencia.
De acuerdo con Ramos Cortés, esta sintomatología se puede presentar tanto en personas que nunca han realizado actividad física como en quienes se ejercitan regularmente. Sin embargo, estas señales se deben atender con mayor premura si quien las exhibe es paciente de diabetes o hipertensión, está en sobrepeso o tiene una vida sedentaria.
“Lamentablemente, muchas personas, por no entrar en pánico, les buscan otra explicación (a los síntomas), y yo las veo en mi oficina: ‘Ah, esos son gases, eso fue que dormí mal o tuve una mala digestión’, pero no. Hay que hacerles caso a esos signos y más si ya tienes los factores de riesgo”, destacó la cardióloga.
La enfermedad coronaria es el diagnóstico más común en pacientes que acuden a un consultorio tras experimentar eventos como los descritos. Este padecimiento se desarrolla cuando las arterias que suministran la sangre al músculo cardíaco se endurecen y estrechan, lo que, a su vez, se debe a la acumulación de colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el planeta.
Ramos Cortés apuntó que, aunque hombres y mujeres comparten una tasa de fallecimientos similar, la probabilidad de que los primeros sufran un ataque cardíaco comienza al cumplir 40 años, mientras que en el sexo opuesto la posibilidad aumenta, a causa de la disminución de estrógeno, a partir de los 55 años. ACTIVIDAD FÍSICA SUPERVISADA
A pesar del riesgo al que se podría estar exponiendo al ejercitarse, tanto un paciente de condición cardiovascular como uno que no ha sido diagnosticado, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) recomiendan que las personas realicen, semanalmente, 150 minutos de actividad física.
La entrenadora profesional Susana Apiz Saab explicó que, para evitar complicaciones, se deben crear rutinas de actividad física individualizadas en las que se vele por la cantidad de días en la que la persona se ejercita, el tipo de esfuerzo a realizar, la intensidad y el tiempo que dura el circuito completo.
Señaló, además, que se sugiere que las personas con padecimientos cardiovasculares opten por actividades de bajo impacto, como caminar, practicar ciclismo o entrenar en el agua y que aumenten, gradualmente, el ritmo de sus rutinas de ejercicio. Enfatizó en los ejercicios aeróbicos, pues trabajan en la resistencia de los músculos y en la respiración.
“Tienen que tomar los breaks que ellos necesiten. Si te sientes cansado, es necesario que descanses”, puntualizó la también estudiante graduada de Nutrición y Dietética.
Según Apiz Saab, la importancia de buscar ayuda en profesionales del entrenamiento físico no solo recae en la creación de un circuito que se ajuste a las necesidades del paciente cardiovascular, sino que, debido a las pruebas de resistencia que se les realizan a las personas cuando solicitan este tipo de asesoría, se identifican problemas del corazón en personas que no habían sido diagnosticadas.
Asimismo, indicó que los preparadores físicos y los gimnasios cuentan con equipo tecnológico para monitorear las pulsaciones de sus clientes, que, en los pacientes cardíacos, no debe sobrepasar los 170 latidos por minuto. En caso de que una persona no tenga acceso a estas herramientas, recomendó que debe estar atenta a su respiración y al esfuerzo que realiza. Este último se puede medir si la persona puede hablar, mientras realiza su entrenamiento.
“Lo más importante es que te conozcas a ti mismo, que sepas hasta donde puedes llegar y recordemos que estamos hablando de pacientes que quieren mejorar su estilo de vida y no que quieren realizar una competencia de levantamiento de pesas”, apuntó la entrenadora profesional.