Puerto Rico necesita del movimiento político de jóvenes activos, pero educados en el proceso político”
JAY FONSECA
En las redes sociales abundan las cuentas anónimas. En Twitter, Instagram y en Facebook hay miles de personas escondidas detrás de un seudónimo que se dedican a insultar y promover la violencia contra los que piensan diferente. No suelo prestar atención a los comentarios de usuarios que ni siquiera cuidan que sus cuentas parezcan reales. No vale la pena. Ahora, esta columna va dedicada a aquellos que sí muestran su identidad y que, pasadas las elecciones, han desbordado las redes sociales con hostilidad, odio e insultos contra aquellos que votaron por los partidos tradicionales.
Según pude leer, la mayoría de los comentarios hostiles fue escrita por jóvenes desilusionados por el resultado electoral. Y es que todo indica que el bipartidismo triunfó el 3 de noviembre: las cámaras legislativas estarán en manos del Partido Popular Democrático (PPD) y el ejecutivo fue retenido por el Partido Nuevo Progresista (PNP). El comentario que más me preocupó fue el de una muchacha que desea que los viejos se mueran para que no puedan seguir votando por el PNP y el PPD. Otros pidieron cortarle las tarjetas electorales o dañarle el carro a los padres y abuelos para evitar que votaran. Algunos anularon al sector religioso y cuestionaron el apoyo que recibió el Proyecto Dignidad deseando que esta población no tenga un partido. A todas estas, son las personas que hablan de hacer alianzas y su discurso público es supuestamente que van a lograr acuerdos entre partidos y personas de diferentes credos, escala social y circunstancias.
Todos los comentarios que leí de esta índole son de personas que están en contra
del bipartidismo PNP y PPD. Personas que exigen la pluralidad en la política partidista y enarbolan la bandera de la inclusión, pero cuando pierden las elecciones destilan odio y “cancelan” a los que no piensan igual. La pregunta es: ¿cómo promueven en discurso algo que en la cotidianeidad no practican? Algunos, cuando critiqué sus posiciones, hasta me cuestionaron que yo nunca he fiscalizado a los partidos principales como he criticado a su movimiento. Parece que es gente que mientras escribía esta columna desde el 2013 y escribía mi libro, hacía mi programa de radio y televisión más mis redes sociales de noticias
desde 2007, estaban jugando Halo, Animal Crossings, Among Us, Fortnite y ahora en
Twitch 24/7.
Una joven de Victoria Ciudadana ayer me escribió que ella no tiene nada en contra de los viejos, pero que deberían no poder votar porque ellos, los jóvenes, son el futuro y por tanto ellos son los que deben tener tal derecho. Vaya a mis redes y cómo destilan odio contra los “boomers” fuera de control y cómo los líderes de dicho movimiento le han dado atención ínfima al asunto. El Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) tienen la oportunidad de oro. Deben aprovechar su crecimiento exponencial en este último proceso electoral y dedicarse a educar durante este cuatrienio sobre su proyecto político. Sobre todo, que hagan saber la demografía, que nuestra mediana de edad es de 50 años y que no se logran alianzas demonizando a quien no piensa como uno. Algunos hasta tildaron de las cosas más asqueantes la elección de la senadora Joanne Rodríguez Veve al Senado
por ser una mujer joven conservadora. ¿Ellos creerán que viven en San Francisco y no se darán cuenta de que esto es Alabama del sur y que para cambiar eso hay que trabajarlo por décadas y no un mero día de las elecciones?
La meta debería ser convencer al viejito sobre la necesidad de votar por los mejores candidatos y no rajar la Palma y la Pava; en vez de desearle la muerte o esconderle la tarjeta electoral como en broma o en serio comentaban ciudadanos en contra del bipartidismo en las redes sociales. Igualmente pasa con quienes se oponen a la educación con perspectiva de género. Usted tiene que educar al elector de lo que es eso, porque muchos creen que es decirle a los niños que entren a Sodoma y Gomorra. La responsabilidad recae en el liderato de estos partidos y es necesario que el liderato se autoevalúe y autocritique con el único fin de mejorar y eliminar los sesgos que muchos pueden tener contra las personas religiosas o estadistas. Principalmente, porque si el discurso de su movimiento es de alianzas, pues obvio que hay que aliarse con quien uno tiene diferencias, porque es bien fácil hacer alianzas con quien no diferimos.
No es poca cosa que la compañera de papeleta de Alexandra Lúgaro, dos días después de las elecciones generales, anunciara su retiro del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), denunciando que fue tratada como un “token” o un símbolo dentro del partido por ser estadista. No lo digo yo, lo dijo Zayira Jordán Conde en una entrevista. La profesora denunció que mientras el MVC promovía una imagen de partido inclusivo, en la práctica y desde sus entrañas le daban de codo o no le permitían la misma participación en la grabación de las pautas comerciales de la colectividad por el hecho de ser estadista.
Hay algunos que preguntarán por qué Jordan Conde esperó hasta pasadas las elecciones para expresar cómo la trataban en el partido. Yo no soy quién para juzgarla, pero si es cierto lo que plantea la ahora excandidata a comisionada residente, el MVC debe hacer una reflexión seria sobre sus postulados como colectividad política. Al final, Jordán Conde sacó 154,751 votos y José Bernardo Márquez, el otro estadista dentro del MVC, quedó octavo entre los 11 representantes por acumulación con 65,682 votos.
Puerto Rico necesita del movimiento político de jóvenes activos, pero educados en el proceso político para evitar que Edwin Mundo les vuelva a comer los dulces y que el que gane lo haga porque sus mejores propuestas fueron evaluadas y no porque logró montarse con el mejor equipo electoral.
Es tan triste lo desinformados que están muchos, que están protestando por no haber llegado al poder cuando en realidad le metieron un puñal de miedo al PPD y al PNP al lograr entre los tres partidos menores el 35%, más que el PNP y que el PPD, respectivamente. Para lograr la presidencia del Senado y la Cámara necesitarán de alianzas con los partidos menores por primera vez en la historia. En vez de usar esta victoria para educar y empujar su causa, la han usado para descuartizar posibles alianzas y unidad de propósito eventual.
No tengo duda de que estos jóvenes tienen buenas intenciones y me encanta que se inmiscuyan en el proceso político. Hay que darle crédito a Dalmau y a Lúgaro por lograr esa gesta. Ahora corresponde canalizarla estratégicamente.
Como dijo San Pablo, 1 de Timoteo 4:12: “Que nadie menosprecie tu juventud, pero sé ejemplo de los demás creyentes en tus palabras, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”. Si el cristianismo se quedó con el mundo saliendo de un grupo de 12, ustedes con ese ejército pueden lograr quedarse con Puerto Rico. Pero antes de vencer al enemigo, hay que saber hacerlo, porque hasta ahora siempre ganan porque los dividen.