CRAWFORD GANÓ Y PIDIÓ UNA PELEA CON PACQUIAO
El campeón welter de la OMB despachó vía nocaut a Kell Brook y reafirmó su gran interés de combatir con el filipino
LAS VEGAS. Terence Crawford noqueó a Kell Brook el sábado, con una andanada de puñetazos en el cuarto asalto, para retener su título reinado en el peso welter.
El estadounidense, quien comenzó lento la confrontación, supo corregir rápidamente para mantenerse invicto y esgrimir otro argumento como el mejor púgil libra por libra del boxeo, gracias al nocaut impresionante frente al veterano Brook, quien peleó bien durante tres capítulos antes de sucumbir ante el poder de Crawford.
Las contienda cambió de rumbo cuando Crawford propinó un potente derechazo que envió al británico contra las cuerdas y llevó a que el réferi Tony Weeks aplicara la cuenta de ocho. Cuando las hostilidades se reanudaron, Crawford asestó media docena de golpes a la cabeza de su adversario, antes de que Weeks pusiera fin al pleito, a los 1:15 minutos del cuarto round.
“Kell es un talento tremendo. No puedo restarle mérito alguno”, dijo Crawford. “Pero esta noche cayó ante un mejor boxeador”.
Brook opinó que estaba controlando la pelea cuando recibió el golpe que lo hizo tambalear de un extremo a otro del cuadrilátero.
“Nadie jamás me había hecho eso en mi carrera, ni siquiera en las peleas con sparrings”, dijo Brook.
Crawford logró su 28vo nocaut para colocar su foja en 37-0. Se tomó los primeros asaltos para descifrar a Brook, quien recurrió a su jab y velocidad para ganar esos rounds.
Luego de cambiar de una guardia ortodoxa a una zurda, Crawford ganó ritmo, antes de descargar el gancho derecho que puso en aprietos a Brook (39-3) en el comienzo del cuarto episodio.
Después del pleito, Crawford dijo que quería enfrentar a Manny Pacquiao, una contienda que se negociaba antes de que el estadounidense optara por Brook.
La victoria de Crawford llegó después de una desastrosa revancha en la división de los supermosca. El estadounidense Joshua Franco conservó el cinturón que había obtenido en junio, tras su primer enfrentamiento con Andrew Moloney.
El ojo de Franco se inflamó por lo que se dictaminó originalmente como un cabezazo accidental en el primer asalto. El médico del ring determinó que Franco no podía seguir peleando al final del segundo capítulo por la inflamación.