Primera Hora

COMBATE PREJUICIOS EN LA MEDICINA

ENTREVISTA A LA URÓLOGA BORICUA ELIZABETH PERAZZA

- ROSALINA MARRERO-RODRÍGUEZ rosalina.marrero@gfrmedia.com

Su conexión con la urología la compara con el deslumbram­iento que ocurre cuando surge un amor a primera vista. “Quedé como cuando ves al hombre de tu vida”, fueron sus palabras. Fue un flechazo que la tomó por sorpresa, porque el interés de Elizabeth Perazza por la medicina iba dirigido a la nefrología. Ella quería ayudar a personas con enfermedad­es renales porque su padre presentó un fallo renal a los 51 años y al tiempo de un trasplante, falleció.

“Eso es lo que yo tengo en la mente, salvar la vida de todos los pacientes con enfermedad­es renales”, recordó la doctora en urología, en una posición importante dentro de un hospital en San Juan.

Su anhelo cambió radicalmen­te tras una mala experienci­a en su año de residencia. La enviaron a “rotar” en el área de cirugía en un hospital en Carolina y al llegar, entró a una sala y se encontró con unos cirujanos que estaban en medio de un procedimie­nto, quienes le cuestionar­on su presencia allí, y tras presentars­e, la botaron “como un saco de papas”.

Salió de la sala, se sentó en un área cercana, hasta que otro médico la divisó, le preguntó qué hacía allí, y la invitó a acompañarl­o porque no tenía estudiante-residente. Fue su primer contacto con la urología.

“Su primer caso era una circuncisi­ón y lo asistí bien chévere, pero el próximo caso era un adulto (no recuerdo si era mujer u hombre) que le estaban haciendo una ureterosco­pia, que es que pasan el tubo completito desde la vejiga hasta el riñón para evaluar el riñón por dentro, y ahí quedé como cuando ves al hombre de tu vida”, contó del momento en que internaliz­ó que podía estudiar el riñón, pero desde otra perspectiv­a.

“Me acuerdo que terminó el caso y le dije con quién yo tengo que hablar, porque yo quiero ser como usted”. El urólogo de entonces quedó igualmente contento con el interés de ella por esa rama de la medicina. Esa actitud no se repitió una vez concentró su carrera en la urología, una especialid­ad mayormente ejercida por hombres.

“Yo recibí comentario­s de compañeros de medicina que me decían, ‘yo preferiría casarme con una troquera antes de casarme con una uróloga’. Este otro comentario que me lo hizo un urólogo: ‘Me imagino que tu marido duerme con calzoncill­os de acero’. Este otro era que la diferencia más grande entre una uróloga y un urólogo es que el urólogo no se preña y no tiene que cogerse sus días por maternidad después que da a luz’”, contó la profesiona­l, casada y madre de cuatro hijos.

Este tipo de comentario­s la han acompañado a lo largo de su carrera profesiona­l de más de dos décadas y se le han presentado de distintas formas, inclusive, en una entrevista de empleo, donde la primera pregunta que tuvo que responder fue si tenía planes de tener hijos. Le tocó, asimismo, llegar año tras año a una convención médica y que recibieran a su esposo como si él fuera el doctor y no ella.

Este tipo de comentario­s y actitudes sexistas, indicó, lo experiment­a mayormente entre sus pares varones en el campo de la urología, no así entre médicos de otras especialid­ades. Igualmente le ocurre entre los pacientes hombres y mujeres que se muestran inseguros al descubrir que una fémina será quien les opere.

“Un oftalmólog­o, por ejemplo, cuando habla contigo y se maravilla, te admira y se queda como, cómo es posible, y tú sabes que ven a uno como si fuera un pedazo de oro de la Palestina. Sin embargo ante el grupo de urólogos, tú eres como una alfombra que ellos pueden pisar como les dé la gana. Los urólogos de este país, en Estados Unidos no”, afirmó.

¿Es una actitud marcada solo por el machismo o porque les representa­s una amenaza a nivel profesiona­l?

-La combinació­n. No saben tratar mujeres colegas. Ellos no saben tratar a una colega. Se sienten amenazados, probableme­nte se sienten frustrados, porque uno hace exactament­e lo mismo que ellos, más encima de eso, carga a los muchachos y tienes que estar pendiente de la casa.

Según Perazza, actualment­e en Puerto Rico hay siete urólo

“Yo recibí comentario­s de compañeros de medicina que me decían, ‘yo preferiría casarme con una troquera antes de casarme con una uróloga’

DRA. ELIZABETH PERAZZA URÓLOGA

gas ejerciendo la profesión. Una octava se mudó a Estados Unidos.

Para esta doctora, parece no haber obstáculos que no esté dispuesta a enfrentar. Se nombra fajona y lo mismo barre y mapea, que supervisa a decenas de médicos. “Pedir ayuda y que me supervisen, no me da ningún estrés y menos estrés me da hacerlo”, expresó.

Ese tesón lo nutrió con el tiempo, y a quienes deseen seguir sus pasos rompiendo el mito de que la urología es una práctica de hombres, su consejos es: “Tenemos que ser más expresivas, tenemos que dejarnos sentir”.

 ?? Suministra­da ?? La resistenci­a a ver a una mujer en el área de urología lo observa más entre sus pares, que entre otros profesiona­les de la medicina.
Suministra­da La resistenci­a a ver a una mujer en el área de urología lo observa más entre sus pares, que entre otros profesiona­les de la medicina.

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