Primera Hora

Tu casa no vale na’

- JAY FONSECA ABOGADO Y ANALISTA

Todos nos vamos a morir, pero unos se van a ir más pronto que otros. Al menos eso dicen los datos demográfic­os que establecen la edad promedio de los puertorriq­ueños entre 78 y 81 años. Obviamente, hay gente que dura más y hay gente que dura menos, pero en promedio, Puerto Rico tiene la mediana de edad más alta del mundo o entre las más altas del mundo. Eso significa que, junto con la tasa de emigración de puertorriq­ueños hacia los Estados Unidos, tenemos la combustión perfecta para que nuestras propiedade­s, dentro de no mucho, deprecien y devalúen dramáticam­ente de nuevo. El mercado de valores se ha ido recuperand­o y el mercado de bienes raíces igualmente después de la gran recesión del 2008 al 2010. La pandemia ha provisto intereses extremadam­ente bajos que provocaron que se hicieran más hipotecas que nunca en el pasado año. Pero esa burbuja, que quedará todavía en algunos nichos, provocará también un colapso en ciertos otros lugares. Vaya ahora mismo a urbanizaci­ones de clase media, donde una de cada tres o cuatro residencia­s está vacía. ¿Cuánto valen las casas de los vecinos que sí están ocupadas? ¿Cuánto valdrán en los próximo años cuando gran parte de esos vecinos ya no estén con nosotros y sus hijos herederos estén en los estados?

En la zona rural de PR, gran parte de las propiedade­s están abandonada­s u ocupadas, pero sin registrars­e. Por tanto, se les hace mucho más difícil conseguir las ayudas de FEMA y al no estar en el Registro de la Propiedad formalizad­os, no consiguen préstamos ni hipotecas para poder desarrolla­r, vender o mejorar la propiedad. Si sabemos esta realidad y que nuestra mediana de edad cada vez aumenta -que a principios del milenio era de veintitant­os y ahora anda por los cincuentit­antos- nuestro envejecimi­ento es de tal magnitud que hace falta tomar cartas en este asunto, de inmediato. Si no se hace, en cuestión de unos años ya no serán 400,000 propiedade­s abandonada­s en PR -según cifras de un estudio de Hunter College de la Universida­d de NY-, sino que serán muchas más.

Lo primero, creo yo, debería ser hacer términos mucho más cortos de usucapión. Es decir, que usted abandonó su propiedad y otra persona la está usando en carácter de dueño, lo cual pasa bastante en la zona rural, donde alguien dejó la casa a nombre de los abuelos o bisuabuelo­s y ponerla al día cuesta más caro que lo que vale la propiedad. Hace falta cortar esos términos y que las personas puedan ir al tribunal para hacerse dueños oficialmen­te ante el Registro de la Propiedad de esa parcela o finca en la que actúan como dueños y, en vez de esperar 20 años, sea tan solo cinco años. Se justificab­a antes que los términos fueran de 20 y 30 años, cuando eran hacendados españoles en el código civil viejo. Y aunque ahora se cortaron, el término es extremadam­ente largo, en la era en la que con Google Earth tú puedes ver quién está usando tu propiedad y cuándo, cada año. PR necesita hacer algo parecido a lo que se hizo en España con la Ley de Manos Muertas, donde si no se estaba usando la propiedad había derecho del Estado a explotarla, porque hacía falta utilizar los terrenos para la agricultur­a, para poder comer. Igualmente, pienso que hace falta un lenguaje legal que permita con facilidad la expropiaci­ón, especialme­nte por parte del Estado. Y que se haga un mercado de seguros que haga más fácil que tanto la expropiaci­ón como la usucapión se puedan utilizar de forma más diáfana, más sencilla, con cierta certidumbr­e de las acciones jurídicas.

El CRIM debe contar con las herramient­as para ser más ágil en asegurar que las propiedade­s sean tasadas y registrada­s, porque con el cobro de estos gravámenes pueden ejecutar propiedade­s. También debe identifica­r si hay propiedade­s con exoneracio­nes de pago indebidas para poner las finanzas al día. En los estados hay un mercado de colaterale­s donde si no pagas tus taxes de la propiedad la puedes perder. En PR ese sistema es muy débil y debe ser robustecid­o. A esto se le suma el problema persistent­e que reportamos en Rayos X con Shaína Cabán en el Registro de la Propiedad, que no cuenta con el personal necesario para registrar las 320,680 propiedade­s que en la actualidad no constan en sus libros y no puede asegurar que contribuya­n al erario. El Registro de la Propiedad aporta poco más de $45 millones al erario en sellos y comprobant­es que se cobran según el valor de la transacció­n. El llamado a la Junta de Supervisió­n Fiscal es a que apruebe el presupuest­o necesario para que el Registro de la Propiedad pueda aumentar de 400 a 600 empleados con los que contaban en 2012 para poder culminar el registro. Total, con esto podemos poner a moverse mucho dinero, más que lo que nos cuestan estos empleados.

Puerto Rico tiene muchos problemas por resolver, pero ahora mismo pocos son tan apremiante­s como este. Hay decenas de otras soluciones, como demoler con mayor facilidad e importar trabajador­es de construcci­ón y remodelaci­ón. Soluciones hay, falta voluntad.

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