Primera Hora

ALERTA POR ALTAS CIFRAS DE HIPOTECAS EN MORATORIA

Expertos llaman a tomar acción para impedir avalancha de ejecucione­s

- OSMAN PÉREZ MÉNDEZ osman.perez@gfrmedia.com

Como muchas familias en Puerto Rico, doña Ana (nombre ficticio) vive bajo la tortura de una amenaza de desalojo que le roba el sueño y la tranquilid­ad. En su caso, se añade la preocupaci­ón de que ella y su esposo tienen una hija con condicione­s que la obligan a usar silla de ruedas.

Sus problemas comenzaron cuando un tío traicionó la confianza que habían depositado en él, y dejó de pagar la hipoteca del terreno sobre el que esta familia levantó su casa, sin darles aviso alguno.

Según narró doña Ana, ese tío le permitió usar parte de un terreno para que hiciera allí su casa, y prometió segregar esa parte de la finca para entregárse­la. Poco a poco fueron construyen­do allí la vivienda, tomando en cuenta las necesidade­s de movilidad de su hija. Sin embargo, cada vez que indagaba con el tío sobre la situación del terreno, “me pitcheaba, me decía que no podía hacerlo, porque todavía estaba pagando la hipoteca de él”.

Y así pasó el tiempo, hasta que llegó la orden de desalojo. Entonces supieron que el tío había hipotecado el terreno en tres ocasiones sin decirles nada, y hasta llegó a hipotecar la casa que no era de él. Había dejado de pagar todo, incluyendo otras estructura­s en la finca, y no respondió al banco ni acudió a las citas ante el tribunal, por lo que fue declarado en rebeldía y el banco decidió embargarlo todo.

Ana comentó que a su casa llegó un alguacil del tribunal, “con actitud, diciendo que teníamos que sacar todas las cosas cuanto antes, que teníamos 10 días, que si no llegaban, nos tiraban todo a la calle”.

Contrario a lo que ocurre con el terreno, la vivienda no tiene deudas.

En medio de la alarmante situación, Ana buscó ayuda y orientació­n, y eventualme­nte llegó a la organizaci­ón Pro-bono, Inc., que asiste a personas que enfrentan situacione­s como la de su familia.

Afortunada­mente, pudieron acudir ante el tribunal y la corte otorgó tiempo para segregar el terreno, y con eso algo de esperanza. Sin embargo, con la llegada de la pandemia del COVID-19, todas las gestiones se han atrasado, atascadas en diversas agencias, mientras la familia de Ana continúa sumida en la incertidum­bre.

Muchas familias en la incertidum­bre

Historias como la de Ana se viven a diario por toda la Isla, ya sea por desconocim­iento, falta de informació­n u otras razones. De hecho, según explicaron los abogados Ricardo J. Ramos González, quien labora con la Clínica para la Prevención de Ejecucione­s de Hipotecas de la Universida­d de Puerto Rico, y Alexis Sánchez Morales, quien trabaja con Pro-bono, Inc., actualment­e hay decenas de miles de hipotecas en moratoria, en muchos casos con hasta 18 meses sin pagar, que en los próximos meses po

drían verse en serios apuros.

La amenaza de un aumento súbito de viviendas en peligro de ejecución una vez expire la moratoria que se expidió con motivo de la pandemia es tal, que la entidad reguladora federal, la Agencia de Protección Financiera al Consumidor (CFPB, en inglés), está proponiend­o una serie de medidas para extender proteccion­es y evitar que de repente millones de familias enfrenten ejecucione­s, y así lo ha hecho saber en una comunicaci­ón en la que su director habla de “crisis urgente” y exhorta a tomar acciones preventiva­s.

“Pero la situación es que los bancos aquí no cumplen necesariam­ente con lo que se establece ahí, y cuando se entera el CFPB es después cuando vienen en años posteriore­s a hacer las visitas de rutina”, comentó Ramos. “Esa es la preocupaci­ón, que aún con las enmiendas no se hagan las cosas como Dios manda, y tengamos unas consecuenc­ias que no son las que queremos”.

“Grave” la situación

Y si el asunto es motivo de preocupaci­ón en los Estados Unidos, donde el CFPB estima que el 6% de las hipotecas está en moratoria por la pandemia, “en Puerto Rico es mucho más grave”, pues la cifra de présta mos en moratoria ronda el 28% de los préstamos residencia­les activos, según las cifras más recientes de la Oficina del Comisionad­o de Institucio­nes Financiera­s (OCIF).

“Y es solamente contando los préstamos que están en moratoria en los pagos, no estamos hablando de los que están en ejecución paralizado­s o en mediación paralizado­s, solo los que están en moratoria por la pandemia”, indicó Ramos, aclarando que ese 28% equivale a más de 106,000 préstamos hipotecari­os, por un monto de más de $11,000 millones.

Sánchez abundó que, en Puerto Rico, “ya veníamos arrastrand­o una situación alarmante en ejecucione­s, por el huracán María, los terremotos y todas las crisis que han venido llegando. Cuando llega la pandemia, contrario a las moratorias de María que eran de tres meses, se abren estas moratorias en pago, que muchas empezaron en marzo (de 2020), y el CFPB está diciendo, mira, estas son personas que van a terminar en septiembre o abril con más de un año, muchos de ellos con 18 meses en pagos, entonces, ¿qué vas a hacer con esa persona que arrastra esa deuda?, ¿le vas a ejecutar, qué opciones le vas a dar?”.

“El volumen es tanto, que el CFPB está preocupado cómo van a bregar con esto. Porque de cantazo no se puede”, agregó Ramos. “Y el mensaje que queremos llevar nosotros y nuestras organizaci­ones es que necesitamo­s que los bancos se preparen y cumplan con las reglas que se van a establecer de CFPB, para que entonces no penalicen a la gente y no pase como la señora del campo (doña Ana) que conocieron. O sea, que se haga de una forma ordenada”.

El panorama se complica todavía más por el hecho de que tanto los bancos que quedan en la isla como las compañías de inversioni­stas que adquieren parte de esos préstamos, tienen poco personal para trabajar la mitigación de pérdidas de esos préstamos hipotecari­os y se verían abrumados. Tampoco agencias locales que interviene­n en situacione­s de desahucios, como el Departamen­to

de la Familia y el Departamen­to de la Vivienda, así como los tribunales y las oficinas de mediación, estarían preparados para un escenario en el que más de la cuarta parte de las hipotecas residencia­les estarían en posible ejecución.

Piden intervenci­ón de la Legislatur­a

Aunque los bancos en Puerto Rico en principio tendrían que seguir las directivas de la CFPB, que entre otras cosas está proponiend­o que no se inicien nuevos casos de ejecución hasta el año próximo, los expertos comentaron que la Legislatur­a local podría tomar acciones para reforzar las proteccion­es a las familias, tal como ha ocurrido en emergencia­s anteriores.

Entretanto, los abogados tienen unas recomendac­iones bien importante­s para todo aquel cuya hipoteca esté en moratoria o en riesgo de ejecución.

“Lo importante aquí es que la gente tiene que comunicars­e con el servidor de su préstamo, con su banco, a través de métodos que puedan constatars­e, o sea, llamadas telefónica­s, correo electrónic­o, correo certificad­o, para tener evidencia de sus intentos por comunicars­e con el banco”, dijo Ramos. “Sean proactivos y llamen. Pregunten qué vamos a hacer una vez termine la moratoria, cuales son mis alternativ­as, y si es posible que se lo pongan por escrito”, agregó.

Explicó que el banco, según el tipo de préstamos, “tiene que ofrecer alternativ­as”, que pueden ser poner los meses en atraso al final, hacer una segunda hipoteca que no genere intereses y se salde cuando se venda o se refinancie el préstamo, extender el término hasta un máximo de 40 años, bajar el interés, deferir parte del principal para que baje el pago, entre otras. No obstante, aunque el banco está obligado a evaluar su caso, no está obligado a aprobarle nada.

De hecho, actualment­e, por la situación que hay, la reglamenta­ción se ha flexibiliz­ado para que los bancos puedan tomar determinac­iones con una solicitud incompleta. Comoquiera, se recomienda tratar de cumplir con lo que pida el banco.

Algo que no debe hacer, pues resultaría en su perjuicio, es esconderse o abandonar la residencia.

Los expertos recordaron que, incluso cuando ya se ha emitido una sentencia de ejecución por el tribunal, todavía usted “tiene oportunida­d de llegar a un acuerdo con el banco, en teoría hasta el mismo día de la subasta, pero por reglamenta­ción hasta 37 días antes de la subasta el banco está obligado a evaluar su caso. Y una cosa importante es que, cuando estás en ‘loss mitigation’, independie­ntemente el caso comenzó o no, si ya entregaste toda la documentac­ión, el banco tiene que paralizar todo, no puede continuar en el tribunal, hasta que no termine la evaluación de tu caso”.

De hecho, si como se espera se aprueba la recomendac­ión que está haciendo el CFPB y se prohíben las ejecucione­s hasta el año próximo, Ramos y Sánchez exhortan a cualquiera con un préstamo en moratoria que entienda no va a poder pagar una vez venza la moratoria el 30 de junio, a que se comuniquen con el banco y pidan el proceso de mitigación de pérdida, y así, al entrar en la negociació­n, evitarían caer en impago.

Lo importante aquí es que la gente tiene que comunicars­e con el servidor de su préstamo, con su banco, a través de métodos que puedan constatars­e, o sea, llamadas telefónica­s, correo electrónic­o, correo certificad­o, para tener evidencia de sus intentos por comunicars­e con el banco”

RICARDO J. RAMOS GONZÁLEZ

CLÍNICA PARA LA PREVENCIÓN DE EJECUCIONE­S DE HIPOTECAS DE LA UNIVERSIDA­D DE PUERTO RICO

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Archivo HOGARES EN RIESGO. En la Isla se reportan alrededor de 106,000 préstamos hipotecari­os en moratoria, según cifras de OCIF.

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