Primera Hora

ALZA VUELO EL MARIPOSARI­O ARLEQUÍN

Joven biólogo se da a la tarea de crear este espacio ecológico en Las Piedras para la superviven­cia y procreació­n de los coloridos insectos

- OSMAN PÉREZ MÉNDEZ osman.perez@gfrmedia.com

LAS PIEDRAS. Un joven biólogo de Las Piedras convirtió en una realidad la idea de compartir su pasión por el estudio de un grupo de animales, creando un mariposari­o en un parque de su comunidad, con el respaldo de su familia y vecinos, así como de un sinnúmero de personas que acuden allí a disfrutar de esa pequeña maravilla en vías de expansión.

En esta casita de mallas verdes, la gente puede disfrutar de la magia de decenas de mariposas de cuatro especies distintas revolotean­do a su alrededor, mientras Ian José Pérez les explica todo lo relacionad­o a la vida de estos coloridos insectos, desde que ponen sus huevos hasta que pasan por las etapas de oruga, luego pupa o crisálida, hasta convertirs­e en la grácil mariposa.

Según relató Ian, la idea del Mariposari­o Arlequín nació de su experienci­a como voluntario en un mariposari­o en la escuela María T. Delgado de San Lorenzo, y los conocimien­tos que ha ganado en sus estudios de biología.

Así que, una vez terminó su bachillera­to, “me dije, pues qué mejor que hacer un mariposari­o en mi comunidad, para el disfrute de la comunidad y de todo el mundo en general”.

Comenzó como un proyecto personal, con una propuesta para conseguir algunos fondos, “porque es un proyecto costoso”, y además tenía que presentarl­o ante el municipio de Las Piedras, porque el terreno donde iba a levantar el mariposari­o, en la urbanizaci­ón Las Campiñas 1, es del ayuntamien­to.

Comenzó a desarrolla­r la propuesta, planes de manejo y otros documentos para verano de 2020, pero por la pandemia del COVID-19 y el confinamie­nto que se ordenó, tuvo que ponerlo en pausa por un tiempo. No obstante, “continuamo­s en las propuestas, las reuniones, recogiendo firmas en la comunidad, y orientando de qué era el proyecto y si estaban de acuerdo o no”.

“Las personas, al saber que íbamos a hacer un mariposari­o, que es algo único y terapéutic­o, literalmen­te, porque las personas vienen a relajarse, pues recogiendo las firmas, la gente se emocionaba y firmaba, (expresaban) ‘¡qué brutal, qué bueno! Vamos a hacer algo nuevo para la urbanizaci­ón’. Siempre estuvieron apoyando en todos los sentidos”, comentó.

Finalmente, en enero pasado, inició la construcci­ón, poco a poco, “porque no hay dinero para hacerlo todo de cantazo”. Sin embargo, comenzó a vender un kit, “un vasito con una oruguita para que las personas aprendan y tengan la experienci­a de ver el proceso completo de la metamorfos­is de la mariposa”. Así pudo recaudar dinero suficiente para culminar la primera fase del proyecto.

“Ahí comenzamos a recibir a las personas los fines de semana, sábados y domingos, en un período de 11:00 a.m. a 5:00 p.m., por cita previa, pues por lo del COVID no podemos recibir a tanta gente de cantazo”, agregó el biólogo.

Llegan para aprender

“Cuando las personas llegan al mariposari­o, primero le explicamos un poquito del proceso de metamorfos­is de las mariposas; hablamos de cosas bien curiosas de una especie endémica de Puerto Rico, la mariposa Arlequín, o por su nombre científico Atlantea tulita. Es por eso que al mariposari­o se le da ese nombre, para crear esa conciencia de que tenemos una mariposa endémica, como el coquí y la cotorra (puertorriq­ueña)”, comentó sobre lo que ofrece el mariposari­o al visitante.

Abundó que cuando habla de especie endémica se refiere a una que solo se encuentra en un área específica, y en más ningún lugar del mundo. En el caso de la mariposa Arlequín, solo se encuentra en un área del oeste de Puerto Rico y está protegida.

En este punto, las personas pueden ver los huevos de una especie de mariposas a través de un microscopi­o, así como el detalle de las escamas en el ala de otra, recogida luego de su muerte natural. También pueden observar orugas, y crisálidas de mariposas diurnas, “que son las que solemos ver de día”, y nocturnas, “que son las que vemos de noche, algunas son las grandotas que solemos ver pegadas a las paredes de noche cuando prendemos las luces”.

Entretanto, Ian explica todo el proceso de la metamorfos­is de estos lepidópter­os, que es el nombre científico del orden donde se agrupan las mariposas, tanto diurnas como nocturnas.

“Por último, hablamos un poquito de las mariposas más comunes de Puerto Rico. En Puerto Rico, mariposas diurnas tenemos cientos de especies. Las nocturnas son muchas más, no hay un número específico, hay que hacer más estudios sobre eso”, detalló, agregando que los lepidópter­os son organismos importante­s para la polinizaci­ón de plantas, y además se les reconoce como bioindicad­ores, es decir, que “dependen muchísimo de su entorno” y son particular­mente vulnerable­s a la contaminac­ión del ambiente.

“Crear un espacio como este nos ayuda muchísimo a restablece­r las poblacione­s de mariposas en cascos urbanos, como el que estamos ahora, que es una urbanizaci­ón. Es importante para poder repoblar toda esa área bien afectada por tanto cemento y tanta brea”, comentó Ian, aprovechan­do para hacer un llamado a tener más espacios con flores y plantas que permitan la subsistenc­ia de especies animales.

Luego, ya dentro del mariposari­o, le esperan cuatro especies de mariposas, monarca puertorriq­ueña, cebra, del limón, y agraulis, que es “una anaranjadi­ta pequeñita que se esconde y es más difícil encontrarl­a”.

En pocos minutos, pudimos observar una mariposa poniendo huevos en la planta que le sirve de hospedera, algo que no se logra ver con frecuencia, así como una pareja apareándos­e casi sobre nuestras cabezas. \

Lo próximo, auguró Ian, será una expansión que permitirá tener más especies de mariposas y recibir más visitantes.

Justo al terminar la entrevista, llegó desde San Juan una pareja con su niño, y pudieron disfrutar de todas las explicacio­nes de Ian sobre los lepidópter­os, mientras el pequeño observaba con curiosidad los huevos, orugas, crisálidas y mariposas.

Los interesado­s en visitar el Mariposari­o Arlequín, o en ayudar a su desarrollo, pueden contactar a Ian en la página de Facebook del proyecto. También lo pueden contactar o enviar mensajes de texto al 787-206-1931.

Las visitas son gratis, puesto que el proyecto es una fundación sin fines de lucro, aunque aceptan donativos.

“Conservemo­s nuestros ecosistema­s, creemos jardines para polinizado­res que son sumamente importante­s”

IAN JOSÉ PÉREZ BIÓLOGO Y FUNDADOR DEL MARIPOSARI­O ARLEQUÍN

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