COLUMNISTA INVITADO DE PRIMERA HORA
“Los invito a todos a ser ambientalistas. Esto no se trata de sacrificar nuestro estilo de vida por completo. Se trata de hacer pequeños ajustes en nuestros hábitos diarios...”
Vivimos en la época de mayor abundancia de todo en la historia del mundo. Nunca ha sido más fácil comunicarnos entre nosotros, viajar al otro lado del planeta o comer pescado fresco de Japón. Pero, esto también plantea un problema muy grande: queremos consumir todo… Nos estamos acabando al mundo.
He tenido la fortuna de estar en muchos congresos y conversaciones acerca de los temas medioambientales y son tantos, que es difícil verlo como un solo bloque. Hay decenas de problemáticas con implicaciones locales, como la sobrepesca, la deforestación o la mala calidad del aire, pero al final del día, todas estas cosas están interconectadas y todos tienen una causa común: los seres humanos.
En el 2020, cuando todos nos tuvimos que quedar encerrados, en tan solo unos meses los delfines aparecieron en los canales de Venecia, las ballenas nadaban cerca de los muelles en Baja California y el aire se dio un respiro de tanta contaminación. Este es un claro ejemplo del daño que le hacemos, como especie, al planeta.
Nuestros hábitos de consumo diarios, nuestra constante búsqueda de tener más, de usar las cosas y tirarlas, de desperdiciar… Todo esto afecta de manera constante al planeta y si seguimos a este paso, se va a ver afectado de tal manera que la vida va a ser insostenible. El planeta subsistirá, nosotros somos los que desapareceremos.
Si no hay agua potable, aire limpio o comida suficiente los seres humanos vamos a ser la próxima especie en extinción. Y unos cuantos años después de que ya no estemos, el planeta resurgirá. Los bosques volverán a crecer, los ríos se limpiarán y el aire se volverá limpio de nuevo. Esto no se trata de salvar al planeta o de abogar por el medio ambiente, se trata de salvar nuestra existencia en el planeta.
Por eso los invito a todos a ser ambientalistas. Esto no se trata necesariamente de irse a vivir a una selva o a una montaña y sacrificar nuestro estilo de vida por completo… No. Se trata de hacer pequeños ajustes en nuestros hábitos diarios, pero sobre todo en nuestra mentalidad, en ser conscientes del mundo en el que vivimos.
En cuanto a los hábitos, podemos dejar de comer tanta carne, por ejemplo. Yo no pretendo ser vegetariano, pero he bajado mi consumo de carne, tú puedes hacer lo mismo, es muy fácil. Yo he dejado de usar botellas de plástico para tomar agua, uso una botella de acero, reutilizable, que relleno de un garrafón y la llevo conmigo a los llamados. Si lo piensas desde una perspectiva muy personal, hasta te vas a ahorrar dinero haciéndolo.
También he empezado a usar más la bici y a veces opto por caminar si es que voy a algún lugar cercano. No solo ayudo a bajar los niveles de tóxicos en el aire, también me ayuda a mantenerme en forma, sano.
Es así como pequeños cambios, multiplicados por muchos de nosotros todos los días, pueden hacer una gran diferencia. El primer paso es el más difícil, pero una vez que lo des y te des cuenta de que no es tan complicado como parece, se volverá un hábito y muy pronto, en un estilo de vida.
“Si no hay agua potable, aire limpio o comida suficiente, los seres humanos vamos a ser la próxima especie en extinción. Y unos cuantos años después de que ya no estemos, el planeta resurgirá. Esto no se trata de salvar al planeta o de abogar por el medioambiente, se trata de salvar nuestra existencia en el planeta”