EL NUEVO RETO DEL PRESIDENTE BIDEN
Con la salida de las tropas de Afganistán no terminan los problemas relacionados a ese país
“
Después de 20 años hemos derrotado a los estadounidenses. Se han marchado y ahora nuestro país es libre”
MOHAMMAD ISLAM GUARDIA TALIBÁN EN EL AEROPUERTO DE KABUL
WASHINGTON. Con los últimos aviones de carga estadounidenses sobrevolando ayer los picos del Hindú Kush, el presidente Joe Biden cumplía su promesa electoral de poner fin a la guerra más larga librada nunca por EE.UU., una que no pudo ganar. La imagen del mayor general Chris Donahue, comandante de la 82 División Aerotransportada del Ejército de EE.UU. y último soldado estadounidense en abandonar Afganistán, sellaba el mensaje.
En Afganistán, el Talibán recorría triunfal por el aeropuerto internacional de Kabul, horas después de la retirada de tropas estadounidenses. De pie en la pista, líderes del grupo prometieron asegurar el país, reabrir el aeropuerto y dar una amnistía a sus antiguos rivales.
Pero mientras la guerra terminaba con una caótica y sangrienta evacuación que dejó varados a cientos de ciudadanos estadounidenses y a miles de afganos que habían colaborado con su ejército, el presidente Biden estuvo visiblemente al margen. Delegó en un comandante de alto rango y en su secretario de Estado la tarea de informar a los estadounidenses de los últimos momentos de un conflicto que acabó con una rotunda derrota estadounidense. Biden elogió en una declaración escrita a los soldados que supervisaron la evacuación aérea de más de 120,000 afganos, ciudadanos estadounidenses y aliados por su “incomparable valor, profesionalismo y determinación”.
Pero la realidad es que la guerra puede haber acabado, pero el problema que supone Afganistán para Biden no. El presidente sigue enfrentando los abrumadores retos derivados del abrupto final de la guerra, incluyendo cómo ayudar a salir a hasta 200 estadounidenses y miles de afganos que se han quedado atrás, la reubicación de miles de refugiados que sí pudieron ser evacuados y el próximo escrutinio del Congreso sobre cómo, a pesar de las advertencias, su gobierno se vio sorprendido por el rápido colapso del liderazgo afgano.
Pero en su esfuerzo por poner fin a la guerra y restablecer las prioridades de Washington, Biden podría haber socavado una importante premisa de su campaña: la promesa de iniciar una era de mayor empatía y colaboración con los aliados en política exterior tras cuatro años en los que el expresidente Donald Trump puso a “EE.UU. primero”.