Primera Hora

UNIDOS POR UN ACTO DE AMOR Y DESPRENDIM­IENTO

De gran emotividad el encuentro entre un paciente trasplanta­do y la esposa del donante del riñón que hoy da vida al hombre

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA barbara.figueroa@gfrmedia.com

¿Quién habrá recibido riñón de Carlos?

Aún con el dolor que le provocó haber perdido súbitament­e a su esposo tras un infarto cerebral, esta era la pregunta que Iris Rodríguez se hizo una y otra vez desde aquel emotivo 21 de noviembre de 2019, cuando despidió del plano terrenal al padre de sus dos hijos, Carlos Fernández, un hombre que siempre dejó claro su deseo de extender su vida a otros a través de la donación de órganos.

¿Quién será mi donante? Tras salir del quirófano esta era una legítima curiosidad que rondaba con insistenci­a la mente de Wilfredo Pérez Torres, un hombre de 58 años que volvió a la vida tras ser trasplanta­do con el riñón de un desconocid­o a cuya familia deseaba contactar, más que todo, para mostrarles gratitud.

Y así, con una inevitable incógnita por ambas partes, se comenzó a tejer la historia de estos dos desconocid­os unidos por un acto de desprendim­iento y amor que inició hace más de dos años y medio, pero que tuvo su punto culminante esta semana con un afectivo e impactante encuentro en el Hospital Auxilio Mutuo, en San Juan. Casualment­e, abril es el Mes de la Conciencia­ción sobre la Donación de Órganos y Tejidos.

Minutos antes, Wilfredo aguardaba con su esposa Viriginia Vázquez en un pasillo contiguo al salón donde personal de LifeLink de Puerto Rico y del Centro de Trasplante de la institució­n hospitalar­ia habían coordinado que ambas familias se conocieran.

“Hoy es un día bien grande para mí”, dijo de forma tímida.

Tras un breve silencio y con la mirada cristalina por las lágrimas que estaban por asomarse, describió desde el alma lo que estaba sintiendo.

“Estoy contento... me dan ganas de llorar porque uno dice: el ¿quién sería?, ¿quién fue esa familia que sufrió esto. Es un momento que me dio alegría a mí, pero ellos están sufriendo la pérdida de su ser querido. Para mí es mi héroe. Me salvó la vida”, expresó.

Wilfredo explicó que viene de una familia con padecimien­tos de enfermedad renal poliquísti­ca. Según la clínica Mayo, este es un trastorno hereditari­o y se distingue por el desarrollo de grupos de quistes, principalm­ente, dentro de los riñones.

Wilfredo conoce de cerca los riesgos mortales de los problemas renales: durante 13 años vio a su mamá recibir diálisis a causa de la enfermedad y la historia se repitió con dos de sus hermanos.

Por eso el mundo se le volcó cuando le llegó el diagnóstic­o en 2018 y los médicos le advirtiero­n que su riñón derecho estaba fallando al extremo de que tenía que ser trasplanta­do. Las listas de espera por un trasplante suelen ser kilométric­as. De hecho, actualment­e hay cerca de 500 pacientes en turno por un trasplante de riñón en el Hospital Auxilio Mutuo. Según UNOS (United Network for Organ Sharing) más de 126,000 pacientes en Estados Unidos esperan por trasplante­s de órganos y tejidos, incluyendo puertorriq­ueños.

“Yo me encomendé a Dios para que Él obrara y que fuera Su voluntad... es que esto es algo que tú no puedes pedir porque hay que ser justo, uno sabe que hay personas más jóvenes que uno que lo necesitan, incluso, niños. También hay personas que llevan años en espera...”, contó conmociona­do.

Pero la ilusión del encuentro no era solo de Wilfredo. A unos metros, en el otro extremo del lugar, estaba Iris con la misma esperanza. De su cuello colgaba un cartel con fotografía­s que marcaban momentos especiales que vivió con su marido, un hombre que disfrutaba tocar el cuatro, que amaba a los animales y que se ganó el cariño de todo el que lo conoció en Barranquit­as.

“Yo digo que este día es una enorme bendición de Dios”, expresó.

Fue Iris la que a través de una carta dio el primer paso auscultand­o la posibilida­d de un encuentro con el recipiente del riñón de Carlos.

LifeLink y el Centro de Trasplante de Auxilio Mutuo manejan de forma confidenci­al y sensible todos sus procesos de donación. Entre los requisitos para que pueda darse la reunión se encuentra que haya transcurri­do un año posterior a la donación. La solicitud de una de las partes se hace a través de las organizaci­ones y tras una consulta de aceptación, se hace la entrega de una carta elaborada por la parte interesada. Si todos están de acuerdo se solicita autorizaci­ón al Programa de Trasplante, donde se les orienta sobre las opciones para realizar el encuentro.

Iris relató que cuando falleció su esposo, en medio de aquel gran dolor, la reconfortó saber que se cumpliría el deseo de Carlos de extender vida aún después de la muerte. Un solo donante puede salvar la vida de hasta 60 personas.

La conversaci­ón fue interrumpi­da para anunciar que había llegado la hora esperada. La directora de LifeLink, Guillermin­a Sánchez, hizo una breve introducci­ón en la que agradeció el “gesto generoso” que tuvo en vida Carlos al disponer que sus órganos fueran donados cuando falleciera.

“Queremos que Wilfredo pase... él está muy agradecido, pero también está muy nervioso”, dijo Sánchez mientras el hombre entraba al salón agarrando con fuerzas la mano de su esposa. “Wilfredo ella es Iris, la esposa de Carlos”, agregó Sánchez.

Los desconocid­os se miraron unos segundos y las emociones afloraron. El deseo de ambos se había cumplido.

¿Puedo abrazarte?, preguntó Iris. “Claro que sí”, respondió Wilfredo fundiéndos­e en un hermoso gesto y de conexión fascinante que habló más que mil palabras.

“Gracias por permitirme esto”, le dijo ella. “Gracias a ustedes por darme vida”, respondió él.

“El Señor sabe que yo nunca esperaba esto. Nunca lo pedí porque sé que la otra familia tiene dolor”, expresó el paciente que, en esta ocasión, no pudo contener las lágrimas.

“Pero ese dolor se transformó, Wilfredo”, respondió la viuda de Carlos llorando, mientras lo abrazaba y le dejaba saber que a partir de ese momento tenía una familia extendida.

Al finalizar, hubo promesa de otro encuentro. Fue evidente que las dudas quedaron aclaradas, las gracias fueron dadas y el mensaje de la importanci­a de la donación de órganos cuenta con otra conmovedor­a historia de éxito que invita a la reflexión, sobre todo consideran­do que cada cuatro minutos se añade un paciente con necesidad de trasplante a la lista de espera. Y lo que es peor: todos los días mueren 20 personas esperando uno.

Solamente le pedí a Dios que me diera la oportunida­d de arreglar las cosas para que si había que partir, pues así ocurriera”

WILFREDO PÉREZ TORRES

PACIENTE TRASPLANTA­DO “

En medio de ese proceso triste yo decía: ‘Dios mío, que esos órganos no sean en vano y que se reciban con bien y que tenga una larga vida y preciosa como la que tuvo Carlos’”

IRIS RODRÍGUEZ ESPOSA DE CARLOS FERNÁNDEZ,

DONANTE DE RIÑÓN

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GESTO DE CARLOS
Wilfredo Pérez Torres e Iris Rodríguez, desconocid­os hasta el momento, se convirtier­on en una familia extendida el día de su encuentro.
Xavier.araujo@gfrmedia.com JUNTOS POR EL GESTO DE CARLOS Wilfredo Pérez Torres e Iris Rodríguez, desconocid­os hasta el momento, se convirtier­on en una familia extendida el día de su encuentro.

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