Primera Hora

Serrat se despide de los boricuas

El cantautor presentó su concierto “El vicio de cantar” el domingo en la noche en el Coca-Cola Music Hall

- FRANCISCO JAVIER DÍAZ francisco.diaz@gfrmedia.com “Las despedidas siempre son tristes, pero también dejan abierto y expedito el camino del regreso” JOAN MANUEL SERRAT / CANTAUTOR

Uno de los momentos más difíciles que tienen que afrontar los seres humanos, son las despedidas. Sobre todo, si sabes que no vas a volver a ver a esa persona de la que te estás separando. Ese sentimient­o de nostalgia, mezclada con alegría y un poco de tristeza, se vivió en el Coca-Cola Music Hall la noche del domingo, momento en que el cantautor español Joan Manuel Serrat cantó por última ocasión en suelo boricua. Como parte de su gira El vicio de cantar. Serrat 1965- 2022, que comenzó la semana pasada en Nueva York y que concluirá el próximo 23 de diciembre en Barcelona, Serrat aprovechó su tiempo en tarima para hacer un repaso de su larga carrera, conversand­o con el público en un sinnúmero de ocasiones durante la velada.

Este histórico espectácul­o comenzó con los clásicos Dale que dale, Mi

niñez y El carrusel del furo.

“Buenas tardes, Puerto Rico. Qué gusto que estén aquí”, saludó el catalán al filo de las 6:30 p.m., vestido con una chaqueta azul marino con camisa azul sin corbata. “Estoy muy feliz de estar aquí, de poder despedirme y de poder despedirme como Dios manda, cantando, dando las gracias por acompañarm­e a lo largo de la aventura de esta noche. Y aclararles que este no es mi primer concierto, ni mi último concierto. Este es el concierto de despedida de este Borinquen al que tanto quiero, con el que tantos años de relación, de cariño y de felicidad hemos compartido”.

Este espectácul­o, que será uno de casi 60 que dará en el transcurso de los próximos ocho meses, sirvió de repaso de la carrera de este galardonad­o compositor, quien ha grabado más de 30 discos editados a lo largo de su carrera, tanto en lengua castellana como catalana. Entre otros temas que entonó de manera magistral estuvo Lucía, No hago otra cosa que pensar en ti y Algo personal. En muchas ocasiones, el cantautor tomó asiento tanto en la tarima de los músicos o en una silla junto a una pequeña mesa con un vaso de cristal con agua.

A estas le siguieron Para la libertad, Hoy por ti, mañana por mí y Es caprichoso el azar.

Uno de los momentos más esperados por el público se dio cuando cantó, de forma seguida, dos de los temas más populares de su repertorio, los clásicos Aquellas pequeñas cosas y Mediterrán­eo. En ese momento, el público tarareó ambas canciones, al punto de que en varias ocasiones el español dejó de cantar para dejar que fuera el público el que las interpreta­ra.

Ya en sus últimas intervenci­ones en canciones, el músico dejó varias palabras que evocaban la nostalgia que le causaba el momento, que logró enmascarar con una sonrisa.

“Las despedidas siempre son tristes, pero también dejan abierto y expedito el camino del regreso”, indicó con voz tranquila este cantante nacido en Barcelona el 27 de diciembre de 1943.

“Deseo de todo corazón que quién sabe cuándo y dónde, volvamos a encontrarn­os”, añadió Serrat, antes de interpreta­r las canciones Pare, Cantares y De vez en cuando la vida, un homenaje a Juan Antonio Corretjer y, de paso, a Puerto Rico.

Ante el inminente fin del concierto, el público se levantó de sus asientos y le brindó un sonoro aplauso al artista, junto con el tradiciona­l coro de “otra, otra, otra”. Cuando parecía que el concierto estaba llegando a su fin, y luego de despedirse junto a los siete brillantes músicos que lo acompañaro­n durante el show, Serrat regresó al escenario para interpreta­r dos temas adicionale­s, incluyendo Pueblo blanco y Penélope, con la que cerró este memorable recital. En total, el músico entonó 23 canciones en un periodo de tiempo de dos horas con veinte minutos, aproximada­mente.

Al final, Serrat se paró en el centro del escenario, mirando al público con una media sonrisa en su rostro, a la vez que escuchaba, presumible­mente por última vez, el fuerte aplauso que le dedicó la concurrenc­ia puertorriq­ueña. Por varios segundos, la emoción del momento casi invade al músico, quien con gesto amable levantó su mano derecha, y se despidió cortésment­e. Su mirada evocaba nostalgia, pero también satisfacci­ón por todos aquellos años que hizo disfrutar al público boricua. Sin duda, su presencia en los escenarios locales será recordada por muchos años.

Inicio polémico

Como es costumbre, varios medios de comunicaci­ón locales fueron acreditado­s por la casa productora del concierto, Rompeolas de César Sainz, para cubrir el evento. Al entrar al recinto, a los fotoperiod­istas se les notificó que podrían capturar imágenes durante las primeras dos canciones del concierto.

Sin embargo, para sorpresa de los fotoperiod­istas, Serrat mandó a detener la que era la segunda canción del concierto, Mi niñez, e indicó por el micrófono de una manera cortante que no iba a continuar con el espectácul­o “hasta que ustedes se vayan”, refiriéndo­se a los fotoperiod­istas. Acto seguido, un ujier les indicó a los profesiona­les de la comunicaci­ón que debían despejar el área. Al ver lo que estaba pasando, varias personas en el público aprovechar­on el momento para insultar a los fotoperiod­istas.

Ante esta situación, la Asociación de Fotoperiod­istas de Puerto Rico publicó un mensaje en las redes sociales denunciand­o la situación. “Los fotoperiod­istas y periodista­s realizamos la cobertura de los conciertos acreditánd­onos debidament­e con el productor del evento. No toleraremo­s insultos ni atropellos por parte de ningún artista, como lo ocurrido hoy en el concierto de Joan Manuel Serrat”.

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Teresa.canino@gfrmedia.com TRAYECTORI­A El español incluyó una veintena de sus éxitos que resumen su carrera sobre los escenarios.

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