Primera Hora

De la salsa, su retiro y más

Hablamos con Rubén Blades en la antesala a su reencuentr­o con el público de Puerto Rico el próximo sábado

- ROSALINA MARRERO-RODRÍGUEZ rosalina.marrero@gfrmedia.com

De pronto anuncian un nuevo concierto del cantautor panameño Rubén Blades en Puerto Rico y segurament­e se preguntó, “¿Pero Rubén no se había retirado?”. Pues sí, esa era la intención en el 2016, cuando se presentó ante casa llena en el Coliseo de Puerto Rico

con el concierto Caminando, adiós y gracias.

Esa despedida era parte de una necesidad que le acompaña al laureado artista desde el momento que aceptó una realidad: “Llega un momento en que uno tiene más pasado que futuro”. A partir de esa reflexión, Blades, ahora de 73 años, vive organizand­o su tiempo.

“En la medida en que uno se hace más viejo, las exigencias del tiempo hacen que uno tenga unas exigencias más marcadas de qué es lo que resulta prioridad y qué no”, dijo desde su casa en Nueva York, como parte de una serie de entrevista­s virtuales en la antesala a su reencuentr­o con el público local el próximo sábado.

Sus recientes triunfos en los premios Latin Grammy y Grammy con los álbumes Salsa Plus y Salswing! lo llevaron a reconsider­ar su retiro de los escenarios, inquieto porque se pierda la realidad social y emocional que compone su trabajo en la salsa.

“Si yo me salgo, no vamos a tener nada de eso, así que decidí continuar, pero no al ritmo de antes, porque no tengo la oportunida­d de tiempo, y por otro lado, mientras tenga la capacidad de cantar al nivel que me interesa proyectarm­e, voy a continuar. El día que sienta que no pueda cantar, con la energía y con la honestidad que siento que trabajo, inmediatam­ente ese día paro”, apuntó. ¿Tiene la preocupaci­ón de que, una vez se retire, se pierda el contenido social dentro de la salsa?

“Yo creo no que se va a perder, porque tenemos gente como René (Residente) que lo está haciendo, en otro género, pero lo está haciendo, así que no creo que soy indispensa­ble en el sentido de que si me voy, todo se acaba. Lo que creo es que ahora mismo no existe un volumen, una acumulació­n de trabajo como la mía, en términos de lo que es atención social. Tiburón, Plástico, Buscando América, Desaparici­ones, todo ese tipo de canciones, si yo salgo, se fueron”.

Por largo tiempo se escucha y se analiza el mito sobre la desaparici­ón de la salsa. No es un cuento nuevo para el cantante, compositor, abogado, político y activista, quien observa la realidad actual del género como parte de un ciclo que se ha repetido con otros a través de la historia sin que hayan desapareci­do.

“Alguien como Celia Cruz, Ismael Rivera, Héctor Lavoe, el trabajo que hicieron, no desaparece, porque la calidad no tiene fecha de expiración”, destacó. “La salsa siempre va a continuar. Mientras exista la necesidad de contacto, de compartir, la alegría del baile, la salsa no desaparece y no hay nada mejor que la salsa a la hora del baile. En términos de la salsa como un comunicado­r social, lo mismo... El Gran Combo, que ahora va a celebrar 60 años, va a celebrar 120 años (más), ese grupo no desaparece jamás, ni va a desaparece­r la figura de Rafael Ithier, jamás”.

En el ejercicio de organizar su tiempo entre los álbumes por estrenar, el libro de vivencias por terminar (Editorial Penguin /Radom House) y las grabacione­s de la octava temporada de la serie Fear the Walking Dead, Blades también procura dejar sus asuntos claros antes de decir gracias y arrancar hacia la otra dimensión, como le decía la abuela.

A la muerte, no le teme.

“Yo no le tengo miedo a morirme”, afirmó. “Lo que pasa es que cuando tienes cierta edad y cuando ves las noticias de que se te murió Fulano, de que se te fue Fulano, de pronto te haces consciente. No te obsesiones tampoco, porque eso tampoco es bueno. Eso está allí y eso le pasa a todo el mundo. La muerte se le aparece a cualquiera, es una realidad universal, pero sí creo, y lo digo siempre, que cuando uno tiene más pasado que futuro, uno tiene que organizar su tiempo”.

“Jamás me perdonaré ese error mío”

Si algo aún le sorprende es escuchar a su hijo Joseph y a su nieta Olivia llamarlo “papá” o “abuelo”. Hace los relatos sobre cómo está siendo la paternidad luego que en el 2014 reconoció al hijo que por más de una década declaró públicamen­te que él era su padre y su semblante se enternece.

“Mi hijo ha sido una bendición en muchos sentidos, su capacidad de entender y de aceptar cosas que pienso que son muy difíciles, porque jamás me perdonaré ese error mío, esa necedad, tozudez mía; me debí haber hecho la prueba muchos años atrás, pero como no creía que era posible, fue una arrogancia mía, que pagaré el resto de mi vida”, lamentó.

Dijo que ambos tuvieron “la conversaci­ón” y, para su fortuna, su hijo prefirió fijar la mirada hacia el futuro. “Él me llama, lo llamo, viene a la casa, siempre estoy pendiente. No lo correteo tampoco, porque ya es un hombre y cuando me ha necesitado, me llama y yo estoy ahí para él”.

Con su nieta Olivia (19), su preocupaci­ón es que tenga los recursos para sus estudios universita­rios, por lo que le ha separado un fondo.

“(Es) una bendición y algo que todavía me cuesta trabajo creer que pasó. No te digo el impacto que eso ha tenido para mí; no me sacudo de encima todavía la sensación de eso”.

Blades traerá a la Isla el nuevo concierto Salswing!, basado el disco con el título ganador del Latin Grammy al Mejor Álbum del Año (2021) y el Grammy al Mejor Álbum Latino Tropical (2022). Para esta ocasión le ha pedido a sus seguidores en las redes sociales que le dejen saber las canciones que quieren escuchar, y póngase zapatos prestos a bailar porque, mínimo, cantará por tres horas.

En la medida en que uno se hace más viejo, las exigencias del tiempo hacen que uno tenga unas exigencias más marcadas de qué es lo que resulta prioridad y qué no”

RUBÉN BLADES CANTANTE

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