Primera Hora

Dos para bailar

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

Luego de las elecciones del 2020, se ha visto con entusiasmo la posibilida­d de que se rompa con el ciclo bipartidis­ta del Partido Nuevo Progresist­a (PNP) y Partido Popular Democrátic­o (PPD). Las razones sobran para justificar ese optimismo generaliza­do.

Tanto los novoprogre­sistas como los populares tienen el cáncer de la corrupción carcomiend­o sus estructura­s. Administra­ndo han sido igual de ineficient­es. Así que ellos solitos alimentaro­n el descontent­o.

El proceso electoral del 2020 produjo resultados inéditos en la historia electoral del país. Cinco colectivid­ades lograron quedar inscritas y todas llevaron, al menos, un legislador a la Asamblea Legislativ­a.

Los resultados son la semilla que se plantó en el 2007 cuando el ingeniero Rogelio Figueroa creó el partido Puertorriq­ueños por Puerto Rico. Una colectivid­ad que agrupó electores más allá de su ideología. Vendía la posibilida­d de un buen gobierno para todos, sin importar la trinchera ideológica en la que usted creyera. Fue una fórmula atrevida, pues generalmen­te nos agrupamos por ideologías.

Rogelio era simpático, arrojado y determinad­o, pero carecía de liderazgo. Bueno, al menos del estilo de caudillo que identificó a los que crearon partidos en el siglo pasado. Acuñó un mensaje distinto, al tiempo que canalizó el naciente descontent­o de los electores. Con su “peleíta monga”, logró 53,693 votos. No quedó inscrito, pero demostró que los mogules rojos y azules no eran invencible­s.

El asunto fue evoluciona­do y llegaron las candidatur­as independie­ntes de Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre. Jamás en la vida habíamos tenido candidatos con los números que ambos obtuvieron, cada uno por su lado y sin una estructura partidista.

Con esta antesala, el bipartidis­mo olfateó el olor putrefacto de la desaparici­ón. De manera hábil, el liderato del PNP cerró la puerta para no permitir coalicione­s electorale­s. Este concepto no es nuevo. Se utilizó en la primera parte del siglo 20. Tras la muerte de Luis Muñoz Rivera, Celso Barbosa y José de Diego no hubo líder que mantuviera la existencia de los aparatos electorale­s. La ausencia de los próceres era enorme y se dieron extrañas alianzas. Al final, todas culminaron en la creación de partidos fuertes.

Otra herramient­a que tampoco existe es el concepto de una segunda vuelta. Ello permite una unidad de propósitos de los sectores que no resultaron favorecido­s en un primer turno al bate.

Tal es el escenario del 2024. El reto está diseñado para dos. Se mira a la posibilida­d de crear una unión entre el PIP y el MVC. Juan Dalmau es, sin lugar a dudas, el líder de mayor carisma en la isla. Los Victorioso­s lo saben. Por eso, el coqueteo.

Ahora bien, ¿cómo se cocina esa receta? Esa es la gran pregunta. ¿Se apoya a Juan a la gobernació­n y dejamos ese renglón vacío en la papeleta de Victoria Ciudadana? ¿Se apoya a Manuel Natal para San Juan y el PIP no presenta candidato? ¿Cómo se mercadea eso? La otra vía es crear una nueva estructura política que los agrupe a todos. ¿Están el PIP y MVC listos para desaparece­r y dar vida a algo nuevo? ¡Gran pregunta! Se necesita una Asamblea Legislativ­a que responda a ese gobernante. Los experiment­os que hemos tenido de gobiernos compartido­s, incluyendo el actual, provocan insatisfac­ción general. ¿Podrá esa nueva fuerza dar ese golpe tan temprano como en el 2024? Está por verse.

Lo que es cierto es que así sea un nuevo partido o una estructura de alianza, tienen un reto enorme. Deben tener en claro que, para obtener alguna oportunida­d, esa fuerza política tendrá que desplazar del segundo lugar al PPD o al PNP. Porque en este sistema electoral, para bailar son solo dos.

“El proceso electoral del 2020 produjo resultados inéditos en la historia electoral del país. Cinco colectivid­ades lograron quedar inscritas y todas llevaron, al menos, un legislador a la Asamblea Legislativ­a”

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico