Primera Hora

DON RAMÓN PAGÁN ES EL ÚLTIMO ESCOBERO

En el Municipio de Sabana Grande, el hombre de 72 años es quien único recoge el cogollo de las palmas para el tejido del petate, un histórico arte que pocos continúan realizando

- SARA R. MARRERO CABÁN sara.marrero@gfrmedia.com

SABANA GRANDE. Sus manos cuentan nuestra historia. Calladas y color canela. No son ajenas al trabajo, pues las tiene ásperas desde niño.

Son las manos de don Ramón Pagán Montalvo, que honran el legado de siglos de historia nativa. Él es el único que entra al Bosque Estatal Susúa a recoger el cogollo de las palmas para suplirles a los artesanos su herramient­a de trabajo para el tejido del petate. Es él también el último escobero.

La arbolada sabaneña donde encuentra las palmas y su cogollo queda al final de una carretera encorvada y no tiene carteles ni indicacion­es para dirigir a quien se aventure a sus entrañas. Aunque las tuviera, para don Ramón sería innecesari­o. Conoce tanto el bosque que se interna en él a oscuras. Sabe si una palma es “hembra” o “varón” y la Luna le avisa cuándo se puede extraer el cogollo y cuándo no. Hasta reconoce dónde esquivar los panales de abejas con tal de mirar la vegetación.

“Yo creo que por aquí está entrando gente. Si yo conozco esto aquí como las manos mías”, dijo mientras que con un machete empuñado en su mano derecha se abría camino.

Don Ramón no aparenta sus 72 años, pues para andar justamente al lado de él hay que acelerar el paso. De alcanzarlo, conocerás las anécdotas de sus días de trabajo en su juventud, de cómo trabajando encontró el amor de su vida con quien está casado más de medio siglo y de cómo consiente a su “negrita” y dueño de su corazón, su nieta Sayonara Acosta.

En la floresta, interrumpi­ó su conversaci­ón súbitament­e. De sus ojos claros destellaba una emoción juvenil, como la que sentía cuando acompañaba a su padre por el mismo bosque, hace tantos años. Era que descubrió un sinnúmero de cogollos y palmas maduras.

“¡Mire cómo están los cogollos, mire!”, exclamó risueño al también hallar los árboles morrisii

Leucothrin­ax

La gente son locos viendo (cómo se hace), pero no todas las manos pueden ser así. Son manos de callos de trabajo desde nene y uno se cansa” RAMÓN PAGÁN MONTALVO RECOGEDOR Y ARTESANO

DEL PETATE

y quien es abuelo de 11 y bisabuelo de 14.

Y es que don Ramón ha sobrevivid­o a todos sus homólogos. En el lapso de 14 años, cuando se dedicó plenamente a esta artesanía, había cerca de 10 escoberos en Sabana Grande. Ahora, está solo.

“Los otros (escoberos) desapareci­eron. Eran personas mayores”, rememoró.

Esta realidad ha provocado una reacción de poca urgencia, indicó, pues son muchos los que se enamoran de los productos finales del petate, y de los talleres que ofrece en los festivales del petate que celebra su pueblo, pero pocos quienes hacen el esfuerzo de extraer el material.

“Yo traje al monte (a unas artesanas). Una me dijo ‘mejor dejo la artesanía’. Tienen que aprender a sacar el material”, comentó. “Me gustaría (que) personas de campo se atrevan. Todo el mundo es entusiasma… (pero) tiene que ser de campo que diga ‘voy a hacerlo’”, agregó luego de orgullosam­ente mostrar una foto suya junto a varias escobas, de diferentes tamaños, que había creado para un festival.

Gracias a él, sus familiares y el puñado de artesanos de petate que se mantienen firmes en la confección del arte, es que la historia y el legado que tanto impulsó la centenaria Monserrate Montalvo perdura. Corre en su sangre y está impresa en sus manos.

“La gente son locos viendo, pero no todas las manos pueden ser así. Son manos de callos de trabajo desde nene y uno se cansa”.

 ?? Sara.marrero@gfrmedia.com Archivo ?? Don Ramón se adentra en el Bosque Estatal Susúa para recoger el material y suplir la necesidad de los artesanos.
EL ARTESANO se lamenta que cada vez cuente con menos tiempo para crear escobas de petate, una habilidad que aprendió de su madre, Monserrate Montalvo.
Sara.marrero@gfrmedia.com Archivo Don Ramón se adentra en el Bosque Estatal Susúa para recoger el material y suplir la necesidad de los artesanos. EL ARTESANO se lamenta que cada vez cuente con menos tiempo para crear escobas de petate, una habilidad que aprendió de su madre, Monserrate Montalvo.
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