Primera Hora

TRAS LOS TERREMOTOS

Los rasgos del desastre perduran en Guayanilla, Yauco, Peñuelas, Guánica y Ponce, pero su gente no se rinde en su esfuerzo por prevalecer

- SARA R. MARERRO CABÁN sara.marrero@gfrmedia.com

GUÁNICA/GUAYANILLA/PEÑUELAS. Han pasado más de 1,200 días, pero esta tierra no olvida.

Aquella sacudida telúrica el 7 de enero del 2020 aún se palpa en la casa #41 del casco urbano de Guánica. Sus puertas no abren pilladas por el peso de un techo colapsado y rodeadas de paredes pulverizad­as. A pocos pasos, otro edificio, cuyo estado original es una incógnita luego de esa fecha, se mantiene en ruinas, recordándo­le constantem­ente a quienes entran al pueblo de aquella temible madrugada.

Hasta el suelo sureño susurra el recuerdo del terremoto de 6.4 que irrumpió aquella alba. En la comunidad de El Faro, del barrio Rufina, en Guayanilla, la tierra nunca será igual. Aún las aguas del mar se adentran en la vecindad desde que la tierra se desplazó 5.5 pulgadas bajo el nivel del mar, según la Administra­ción Nacional de Aeronáutic­a y el Espacio (NASA, en inglés).

El mar ahogó el área recreativa de la comunidad, obligando a los residentes a concebir un pequeño puente improvisad­o -de tablas de madera y bloques de cemento- para llegar al final del vecindario. Los patios ahora son de gravilla o arena, una medida de auxilio para mitigar las aguas que arrastra una marea alta.

En Tallaboa Encarnació­n, en Peñuelas, se percibe silencio lo que pone en evidencia de que gran parte de las 250 a 300 personas que huyeron del municipio, a consecuenc­ia del desastre, salieron de esta comunidad, tildada por el alcalde Gregory Gonsález Souchet como el “epicentro” de aquel desastre. “Se ha ido muchísima gente”, aseguró José Meléndez mientras martillaba un tablado para amenizar a los clientes del colmado de la comunidad Tallaboa Encarnació­n. “Nos preocupa”, agregó José Muñiz, quien reside en el área por más de 50 años, o “desde chiquito”.

Pero a más de 1,200 días del desastre hay algo que ningún seísmo pudo destrozar en el sur. No depende de un gobierno y no se construye con cemento. Es la afabilidad de su

Yo no me voy de aquí. Yo elegí vivir aquí”

LUIS PACHECO PESCADOR RETIRADO, DE 72 AÑOS Y RESIDENTE EN GUAYANILLA

gente y el amor que le tienen a su hogar. Es la botella de agua que Meléndez regaló sin costo alguno de su propio colmado para calmar el calor del día. Es el saludo y la sonrisa amable que le brindó don Luis Pacheco -pescador comercial retirado, de 72 años y a quien ya no le molestan las aguas del mar que sumergen su comunidad de El Faro- a una desconocid­a. Es la conversaci­ón casi diaria que mantienen William Martínez Otero y Nelson Caraballo Torres, recordando viejos tiempos desde la plaza pública de Guayanilla. Es el orgullo de ser sureño.

“Yo no me voy de aquí. Yo elegí vivir aquí”, dijo Pacheco.

 ?? Sara.marrero@gfrmedia.com ?? En varias comunidade­s del suroeste, todavía se perciben los efectos del poderoso sismo del 7 de enero de 2020.
Sara.marrero@gfrmedia.com En varias comunidade­s del suroeste, todavía se perciben los efectos del poderoso sismo del 7 de enero de 2020.
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? DOLOROSA ESTAMPA. Hoy ni los guayanille­nses ni los guaniqueño­s pueden arrodillar­se en los templos de su pueblo debido a los daños que sufrieron. Estas estructura­s, como muchas otras, se encuentran a la espera de una reconstruc­ción.
DOLOROSA ESTAMPA. Hoy ni los guayanille­nses ni los guaniqueño­s pueden arrodillar­se en los templos de su pueblo debido a los daños que sufrieron. Estas estructura­s, como muchas otras, se encuentran a la espera de una reconstruc­ción.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico