Primera Hora

Lo que natura no da…

- NORMANDO VALENTÍN PERIODISTA / normandova­lentin@gmail.com

Dos encuestas han salido a la luz pública. Ambas otorgan números interesant­es al candidato del Partido Independen­tista Puertorriq­ueño, Juan Dalmau. De momento, se forma el avispero. Nadie da credibilid­ad a los números. Los cuestionan y ponen en duda.

Dalmau es uno de esos fenómenos de la política. Tiene presencia, es elocuente y jovial. En fin, se proyecta de manera sencilla. Es padre de familia y corre su vida como un “tipo” normal de nuestra sociedad. Juan rompió el molde del pipiolo intelectua­l, ese de fino hablar con palabras rebuscadas. Le dio un aire distinto a una candidatur­a complicada.

Por diversas razones, la independen­cia no es la fórmula descoloniz­adora que apoya la gran mayoría de los boricuas. Juan lo sabe. El liderato del PIP lo sabe. Sin embargo, ahí han estado desde su fundación, en 1946, representa­ndo a los que sí creen en esa alternativ­a.

De momento, Juan se convierte en una opción a ese elector que desea expresar su desagrado a lo que ocurre en el país. La figura de Juan es más grande que la del partido que representa. Por ello, el voto obtenido en los pasados comicios y, probableme­nte, lo volverá a obtener. No se trata de un endoso a la independen­cia. Se trata de un endoso electoral a una persona vertical que dice cosas coherentes, sensatas y, sobre todo, con honradez. Esa palabra que tenía tanto significad­o en los ciudadanos y que, lamentable­mente, los políticos se han divorciado de ella.

La corrupción se ha convertido en un cáncer que ya nos tiene hastiados. Esos vientos sembraron tempestade­s en el nuevo tiempo electoral.

Juan podría ser el heredero de Alexandra Lúgaro. Esa figura que surgió de la nada en el 2016. Muchos pensaron que sería ave de paso, pero se equivocaro­n. Encabezó un movimiento electoral en el 2020, que sembró cuatro legislador­es y relegó al PPD a un tercer lugar en San Juan.

Alexandra, al igual que Juan, tiene eso que algunos llaman “ángel”. Son personas cuya personalid­ad atraen al elector. Alexandra es más atrevida que Juan. Tomó unas posturas que pudieron ser calificada­s de arriesgada­s, pues muchos dirían que no eran de “masas”, pero que no

minaron su apoyo electoral.

Ella no estará en la papeleta. Será interesant­e observar si su ausencia será un factor en las aspiracion­es de Juan y cuán lejos termine en la carrera.

Otra figura que desde mi punto de vista es más grande que la colectivid­ad que representa lo es Joanne Rodríguez Veve.

Joanne es otro fenómeno. Salió de la nada. Empapelaro­n toda la isla con su agradable rostro y terminó segunda en la lista de senadores por acumulació­n. Nadie la vio venir.

En este cuatrienio, ha sido una voz fuerte de un sector ninguneado por muchos. Nuestra isla tiene un amplio sector conservado­r y Joanne le ha puesto voz. Aunque para muchos sus posturas le pueden parecer extremista­s, no es otra cosa que la manifestac­ión de valores validados desde el campo de la fe.

Esa que muchos no quieren mezclar con el estado. Han dado un paso al frente ante el avance de posturas liberales. Es la manifestac­ión de unos extremos que antes estaban más disimulado­s por los partidos de tradición en la isla.

Este ciclo electoral capta mi atención por muchas cosas. Pero en lo particular, deseo conocer cómo terminarán las candidatur­as de Juan Dalmau y Joanne Rodríguez Veve. De igual forma, creo que el escenario quedará listo para el retorno de Alexandra en el 2028.

Así que solo será cuestión de dejar pasar el tiempo.

“Este ciclo electoral capta mi atención por muchas cosas. Pero en lo particular, deseo conocer cómo terminarán las candidatur­as de Juan Dalmau y Joan Rodríguez Veve”

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