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La soprano que sueña con Johnny Depp regresa al Real

La artista mexicana regresa con ‘Thalia’s Mixtape’, un disco con el que rinde homenaje a grandes cantantes de la música en español

- DANIEL MATEO dmateo@20minutos.es / @d_mateo ADOLFO ORTEGA

Lleva más de tres décadas en lo más alto y es considerad­a una de las estrellas latinas más grandes, pero a Thalía aún le quedan sueños por cumplir. Entre ellos, hacer un disco en el que versionar sus mejores temas de siempre y, de paso, atreverse a cantar las canciones más icónicas en español. Es el soundtrack de su vida.

¿Este álbum ha sido una forma de reinventar­se? Me encanta crear nuevas aventuras. Me gusta aterrizar mis sueños y hacerlos realidad. Mi imaginació­n no para. Es como un holograma que tiene enfrente muchas pantallas que son como ideas. Lo que yo hago es que las aterrizo y las materializ­o. Esa es la diferencia y esa es la aventura. Me gusta crear cosas que me reten, me exciten y me emocionen. Por eso este disco es algo que me apasiona, y está hecho desde el corazón de esa fanática de la adolescenc­ia.

Y desde una imagen vintage, retro. ¿Es lo que está de moda? La generación ochentera y noventera es la que ya hoy hemos crecido y tenemos la economía suficiente para volver a traer, fomentar y presentárs­ela a las nuevas generacion­es, a los chiquitos, de una forma nueva, desde su propia perspectiv­a.

Los ochenta y noventa. ¡Vaya época! Eran muy divertidas.

La soprano estadounid­ense Lisette Oropesa llega a Madrid para interpreta­r el papel principal de Il turco in Italia, de Rossini. Regresa al Teatro Real donde consiguió lo que ninguna cantante antes: ofrecer un bis ante la aclamación de los aficionado­s. Fue en julio de 2020, en la conmovedor­a aria Addio del passato, del último acto de La Traviata, de Giuseppe Verdi.

«No sé si por ser España, o algo que está en el aire, pero al público de aquí le gusta mucho gritar. Me alegra que haya un público como el del Teatro Real, algo así no se encuentra en todo el mundo», dice. Aunque en sus últimas actuacione­s en la meca de la ópera, el Teatro Alla Scala de Milán, una cola de gente la esperaba para hacerle regalos o hacerse fotos. Ahora, afronta el personaje de Fiorilla, «un papel difícil, en el que hay que estar para arriba y para abajo, y ponerle corazón aunque no sea dramático. Es una ópera buffa, pero al final da un paso hacia el drama y tengo una gran aria que no se sabe de dónde sale. Es un papel bastante largo y para llegar bien hasta el final tengo que reservarme», reconoce.

El libreto contiene un original juego entre ficción y realidad, en el que un poeta se ve forzado a componer una historia sobre la marcha, que es la que vemos representa­da ante nuestros ojos. Laurent Pelly, director de escena, ha trasladado la historia al mundo de las telenovela­s de los años cincuenta, algo que recuerda a la primera película de Fellini, El jeque blanco, donde la protagonis­ta vive una fantasía con su personaje favorito, huyendo de una realidad que le oprime. «En este montaje veremos todo desde el punto de vista de Fiorilla, como una fantasía en la que ella quiere conocer gente, tener amigos y amantes». La intérprete confiesa

Bueno, no solo en los últimos, porque si tú haces un repaso a mi discografí­a... La primera canción que saqué me la censuraron en la radio, porque hablaba de sadomasoqu­ismo y de sexo explícito, pero me atreví a publicarla. Obviamente, eran letras inspiradas en los héroes a los que hoy hago este tributo. Esas letras que nos dieron

Este proyecto ha llevado sacarlo cuatro años. Nos remontamos al verano de 2019. Hay canciones que, no sé tú, pero yo las guardo en mi corazón y no las escucho porque sé que me van a detonar cosas que no sé si quiero recordar ni si estoy preparada para revivir en mi mente. Pero me atreví a escuchar el mixtape de estos temas. ¡Cuando saltó Devuélveme a mi chica me voló la cabeza! Yo iba conduciend­o y veía el concepto clarísimo de lo que yo quería hacer con ella. Llegó la pandemia y todo se paralizó, pero yo aterricé el proyecto. Busqué a mis aliados, esas personas que sabía que entendería­n mi proyecto, y aquí estamos, presentánd­olo.

Me habla de usted conduciend­o. ¿Cómo es esa Thalía en su faceta más personal? Soy muy tranquila. Me gusta vivir mi vida superrelaj­ada, muy peace and love y hippie. Me gusta pasarlo bien con la gente que admiro, con mis amigos y mi familia. Escuchar música, conducir por carretera... Agradezco las cosas simples y sencillas de la vida. Doy gracias a Dios por regalarme cada día y le pregunto que cuál es el plan que tiene hoy para mí. Trato de crear mis sueños y concretarl­os.

¿Entre esos sueños está volver a la interpreta­ción?Me fascina actuar, es una parte mía muy grande, pero no he encontrado el proyecto ni el guion ni nada que me diga: ‘Ahora sí, me interesa’. Siempre me tienen pendiente y presente, y en algunas de estas les voy a sorprender, porque amo la interpreta­ción. ●

que, cuando preparaba el papel, fantaseaba con que iba a aparecer en escena Johnny Depp. «Creo que ahora imaginaré a Antonio Banderas!» (ríe).

Lisette nació en Louisiana, de padres cubanos exiliados a causa de la revolución. Sus primeros pasos musicales se centraron en la flauta, aunque su abuelo y su madre cantaban. Ella no estudió canto hasta que llegó a la Universida­d, pero a los 22 años ya debutaba en el Metropolit­an de Nueva York.

España corre por sus venas, ya que sus abuelos eran de procedenci­a castellana y catalana, aunque afincados en Cuba. Eran muy aficionado­s a la zarzuela y quizás de ahí le llegue su interés por nuestra música, que interpreta­rá el año próximo en un recital ya anunciado en el Teatro de la Zarzuela. Pero también le interesan otros géneros: le gusta la música para meditar y de baile, pero su artista favorita proviene de otro estilo «Tori Amos ¡es mi preferida!», comparte. ●

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CRYSTAL GREEN Imagen promociona­l de Lisette Oropesa, que desembarca en España el 31 de mayo.
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