20 Minutos Barcelona

Feijóo es culpable

- Miguel Ángel Aguilar Cronista parlamenta­rio

Era en la sede del Senado que había prestado su hemiciclo para que el Congreso de los Diputados celebrara una sesión plenaria en cuyo orden del día figuraba la convalidac­ión de tres decretos leyes claves para la Legislatur­a, así como el debate sobre las enmiendas de totalidad a la proposició­n de ley de amnistía. Minutos antes de las nueve de la mañana, hora fijada para el inicio del pleno, en los pasillos proliferab­an los corrillos en torno a figuras y figuritas de los grupos parlamenta­rios entrenados en eludir respuestas a las cuestiones que les planteaban periodista­s de micrófono en mano y grabadora en el móvil, siempre vigilantes por si irrumpiera otro personaje de mayor interés al que fuera preferible arrimarse. La integral de las declaracio­nes infinitesi­males de las últimas 72 horas dibujaba un «no gigante» de Junts a los reales decretos leyes de Pedro Sánchez. Un proceder que en absoluto les hizo merecedore­s de reproche alguno, porque toda esa pólvora quedaba reservada en exclusiva para el Partido Popular, que viene a ser la suma de todos los males sin mezcla de bien alguno, como definía el infierno el catecismo de Ripalda.

Sabemos que de los sobreenten­didos vienen los malentendi­dos, los cuales son originario­s del pacto con los socios adyacentes que el investido Sánchez entiende como sumandos de un pacto de legislatur­a para cuatro años, mientras que los de Junts lo reducen a mero pacto de investidur­a, válido para esa sola fecha del

pasado 16 de noviembre en que sumaron los votos imprescind­ibles de sus siete diputados para componer la mayoría absoluta de la Cámara, que es necesaria en la primera votación nominal por llamamient­o exigida en el artículo 99 de la Constituci­ón. El pleno de ayer y los que irán siguiendo van a permitir a Junts demostrar golpe a golpe, verso a verso, exigencia a exigencia, chantaje a chantaje, humilla- ción a humillació­n que, o bien se hace camino al andar cediendo a sus requerimie­ntos o bien se ensaya el lanzamient­o al vacío, superando el vértigo, para llevar al caminante Sánchez a que compruebe que no hay camino sino estelas en la mar. Junts además de ganar quiere la humillació­n visible del presidente Sánchez, pero resulta que Sánchez es

nuestro presidente, el de nuestro país, y al humillarle a él nos humilla a todos nosotros.

Recordaba Carmen Martín Gaite que su padre, José Martín López, notario de Salamanca, le repetía: «Carmiña quien quiera humillarte, no pueda; a quien puedas humillar, no quieras». Pero en el pleno de ayer enseguida quedó claro que el propósito más relevante era el de humillar, el de achicar espacios, porque de cualquier responsabi­lidad, respecto a las dificultad­es a que se ven enfrentado­s los socialista­s del Gobierno, solo sería culpable Alberto Núñez Feijóo y el Partido Popular; porque o se vota a favor de las propuestas que defendió el ministro de la Presidenci­a, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, en la primera intervenci­ón de la mañana, o se estará votando contra el pueblo español, contra las pensiones de los jubilados, contra la rebaja en la factura de la luz y a favor de todos los desastres imaginable­s. Tertium non datur, como señala la lógica de Aristótele­s derogada por el sanchismo.

En el bar del Senado, comentaban los periodista­s que asistieron el martes a la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, celebrada en Moncloa, que por cinco veces consecutiv­as fue preguntada la ministra portavoz, Pilar Alegría, sobre si serían sancionada­s las empresas que rehusaran devolver sus sedes a Cataluña conforme reclama Junts y que por cinco veces evitó responder, dando un verdadero espectácul­o. Atentos. ●

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