Mascamilongas
Alos chacineros les encanta recitar el viejo refrán popular: «Del cerdo se aprovecha todo. ¡Hasta los andares!». A algunos políticos a la búsqueda de brega cualquier cosa les vale para iniciar una trifulca, lo aprovechan todo. Poco les importa si el tema es serio o baladí si de él se puede extraer un rédito electoral. Las mascarillas vuelven a estar en el candelero. Su obligatoriedad se ha convertido de nuevo en un arma arrojadiza, tan poliédrica como desconcertante para el ciudadano de a pie. Al drama de los pélets de la costa norte, quizás para despistar, les ha salido competencia con los tapabocas. El oportunismo político ha vuelto a hacer acto de presencia alrededor de un tema que inquieta a muchas personas. Considero acertada la decisión de las autoridades sanitarias que han optado por la obligatoriedad de las mascarillas. Una medida preventiva que merece ser complementada con una actitud colaborativa y solidaria de los ciudadanos en el transporte público, los espectáculos e incluso en las reuniones familiares. En las decisiones de salud pública deben prevalecer los criterios científico-técnicos, conviene obviar otro tipo de consideraciones y hacer mucha pedagogía. Se espera para las próximas semanas un repunte de la gripe y la covid con muchos centros de atención sanitaria desbordados. Así las cosas, que no nos vengan con ‘mascamilongas’ baratas fruto del oportunismo político. La mascarilla no cura, cierto, pero puede ser una herramienta útil y eficaz para evitar contagios. ●