Las enfermeras desconvocan la huelga
El conseller de Salud de la Generalitat, Manel Balcells, y el sindicato Infermeres de Catalunya llegaron ayer por la tarde a un acuerdo para poner fin a la huelga indefinida para mejoras organizativas y profesionales, entre las que destaca un estudio de cargas de trabajo de las profesionales de enfermería y una mesa bilateral entre el departamento y la organización cada dos meses.
Lo explicaron, tras más de seis horas de reunión con el de- partamento, fuentes del sindicato, que lleva en huelga desde el 12 de diciembre en protesta por el III Acuerdo de las condiciones de trabajo del personal estatutario del Institut Català de la Salut (ICS).
Sindicato y Conselleria ya habían consensuado algunos aspectos, como garantizar el derecho a la desconexión digital con la creación de un «código de desconexión digital» en 2024 y reconocer a las enfermeras como figuras válidas como jefes de turno y de guardia.
Otro de los acuerdos alcanzados era estudiar las necesidades reales de la flota de vehículos del territorio y aumentarla en base a esta evaluación durante el primer semestre de
2024 para poder garantizar la cartera de servicios de la atención domiciliaria en la atención primaria.
Con esta serie de mejoras acaban finalmente con los paros indefinidos tras cinco reuniones con el departamento, dos de las cuales han contado con la participación del conseller del ramo.
No obstante, poco después de confirmarse el acuerdo, el sindicato reconoció que no es el que querían firmar porque no han logrado «todas las reivindicaciones, pero es un primer paso». «Hemos desconvocado la huelga para dar un respiro a la enfermería y a la población». ● l diccionario de la lengua describe el vandalismo como un espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, ni sagrada ni profana. Cuentan que este nombre toma su actual significado a partir del saqueo de Roma protagonizado por los vándalos allá por el año 455. En nuestras ciudades y pueblos hay tribus de destroyers que todo lo arrasan. Son los vándalos del siglo XXI, son gamberros en estado puro. Un grupo de desconocidos se introdujo la madrugada del sábado en unas dependencias del alcantarillado y distribución de aguas freáticas del paseo de Sant Joan de Barcelona. Parece ser que su objetivo era disfrutar de un botellón en un lugar insólito y decorar el espacio rociándolo con aerosoles. Pocas horas antes, alrededor de unas 70 personas celebraron una fiesta de cumpleaños pintarrajeando las estaciones de metro de Jaume I y de Passeig de Gràcia, y unos cuantos vagones de un convoy. En Girona arden coches y contenedores los fines de semana y en Barcelona apedrean trenes de Cercanías. Sociólogos y psicólogos se estrujan el cerebro intentando dilucidar los motivos, las razones que impulsan a ciertos individuos a dañar gratuitamente el patrimonio y los bienes de uso colectivo. Algunos aducen que estas actitudes son expresiones de sabotaje cultural, de protesta social; otros consideran que es tan solo un ejercicio contra el aburrimiento. Sea lo que fuere ahora le toca a las administraciones, es decir, a todos, reparar y costear los desperfectos. Y a las Policías evitar que proliferen.●