Juan Martín Díaz «Contra el tiempo no se puede luchar»
za en el último partido en México? Pues fue una mez- cla, te diría que tuve más pensamientos negativos que positivos. No tuve bue- nas sensaciones para nada y sí, se me pasaba por la ca- beza todo el rato que podía ser el último.
Fue el último sin planearlo... Sí, yo quería retirarme en el Premier de Acapulco, pero luego vino el huracán y no se pudo jugar. Le dije a Mi- guel Lamperti que lo juga- ríamos este 2024 para reti- rarme donde yo hubiera querido. Pero en ese último partido no tuve buenas sen- saciones y le dije que quería terminar ahí, que no quería un torneo más, era alargar la agonía.
Pero ahora vuelve al máximo nivel en la Hexagon Cup... En la Hexagon Cup puedo jugar de otra manera, también dándolo todo y pensando como un jugador profesional, pero ya habiendo cerrado el ciclo del profesionalismo. ¿Cuándo decide jugar la Hexagon Cup? Tengo amistad con algunos organizadores de Hexagon y se habían interesado por mí desde un principio para que hiciera de embajador. Ya luego me dijeron que si quería jugar y bueno, salió. La verdad es que para mí es un aliciente muy grande porque sigo entrenando ahora como si estuviera en el circuito, me lo tomo igual, estoy igual de nervioso, quiero hacerlo bien.
También se retira Fernando Belasteguín este 2024, ¿lo ha hablado con él? No me dijo nada (risas), lo supe por las redes sociales. Al final creo que a él también le está costando la parcela física, es difícil, contra el tiempo no se puede luchar.
Se retiran los ‘viejos rockeros’, ¿el pádel queda ahora en buenas manos? Sí, se queda en buenas manos tanto a nivel de organización como a nivel de jugadores, profesionales, técnicos... están dando un espectáculo increíble, cada vez más profesionales y el nivel de los eventos es superior al año tras año.
Dijo hace años que su objetivo era que lo recordaran como un buen tipo, ¿cree que lo ha conseguido? Eso no lo tengo que decir yo, lo tendrán que decir los demás. Si volviera atrás en mi carrera mejoraría la parte de la exigencia hacia mi compañero, que me ha hecho perder los nervios a veces, pero ojalá que sí me recuerden como un buen tipo. ●