Carmelo Encinas

Terrazas sin humo

Entiendo que es duro. Sentirte como un apesta- do al que van acorralan- do no debe ser fácil de aceptar. Las leyes antita- baco han ido cercando a los fumadores en el afán de li- berar los espacios de humo por el bien de los aspiradores pasi- vos y, secundariamente, por el suyo propio. La presión se cen- tró al principio en los centros de trabajo, en los edificios públicos y, sobre todo, en la hostelería, que era donde más se fumaba. Primero les confinaron en un corralito en bares y restauran- tes, y luego les sacaron a la ca- lle. Las terrazas fueron su re- fugio, el lugar donde han reina- do los adictos al tabaco y donde los rigores climáticos ponen a prueba a veces su capacidad de sacrificio con tal de llevarse un cigarrillo a la boca. Nadie ha he- cho tanto por la profusión de las terrazas como los fumadores ni ninguna otra norma ha genera- do un efecto tan determinante sobre la morfología de las ciu- dades como su destierro al ex- terior de los locales. Los hoste- leros hicieron cuanto pudieron por satisfacer a la clientela hu- meante incurriendo en la tram- pa de permitir fumar en terrazas acristaladas al completo, cuando la ley de 2010 lo prohí- be al considerar espacio cerra- do las que cuentan con más de dos paredes. Un estudio de la OCU determinó que casi el 90% de los bares con terrazas cerra- das no cumplían la normativa. Las multas por el incumpli- miento reiterado de esa ley pue- den alcanzar los 10.000 euros, pero es solo en teoría porque la inspección brilla por su au- sencia y apenas la temen. El resultado es que allí los fuma- dores pasivos se tragan el humo y son minoría los que protestan por no armar lío o quedar como unos intransigentes.

En las terrazas sin toldos ni cristales está permitido fumar, aunque cabría suponer que, cuando el humo del cigarro le va directamente al de la mesa de al lado, lo correcto y educado en términos de convivencia es retirarse o apagarlo para no molestar. Por desgracia no siempre es el caso. Todo esto es lo que pretende conjurar la nueva ministra de Sanidad desempolvando el plan antitabaco que, además de aumentar por la vía fiscal el precio de las cajetillas, contempla ampliar los espacios sin humo a las terrazas al aire libre e incluso a las playas, donde las colillas hacen estragos, y a los coches donde vayan menores o embarazadas. Ese plan estaba en un cajón desde que el entonces ministro Salvador Illa lo mandara redactar a finales de 2021. La idea, que ya recibió las aportaciones de las asociaciones científicas y del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), no es imponer el texto manu militari sino, según dicen, someterlo este 2024 a discusión con todo el que tenga que aportar algo sobre el asunto, incluidas las comunidades autónomas. En Madrid, por de pronto, tanto la presidenta Ayuso como el alcalde Almeida se apresuraron a calificar la medida de disparatada, reeditando los pronósticos catastrofistas que hizo el PP regional contra los primeras leyes antitabaco, que nunca se cumplieron ni contaron con el apoyo de la dirección nacional de su partido que sí bendijo las restricciones.

Lo ideal es que aquel consenso político que hubo volviera a lograrse en un asunto tan trasversal y poco ideológico como es este. Un tema complejo en el que habría que dar tratamiento específico a los productos sustitutivos del tabaco tradicional, como los cigarrillos sin combustión, alternativas menos nocivas para los que se declaran incapaces de dejar de fumar. Y por encima de todo entender que el consumo de tabaco causa cada año en España más de 60.000 muertes. Si la salud es lo primero, ese dato terrible ningún gobierno lo puede olvidar. ●

Mañana es la gran final del Festival de Benidorm. La tercera edición de esta nueva era del certamen de canciones cañís nos está dando momentazos, actuaciones épicas, regresos a la música más que necesarios, algún eurodrama y lecciones de vida importantes.

Por si no lo sabías, una de las canciones que opta para alzarse con la victoria es Zorra, un tema que suena a sintetizador ochentero, divertido, reivindicativo y que se ha convertido en un himno al nivel de Ay Mamá de Rigoberta Bandini o el Nochentera de Vicco. Creada y defendida sobre el escenario por Nebulossa, un dúo artístico, que también es pareja en lo personal, esta canción (¡oh! ¡sorpresa!) fue una de las más votadas por el jurado profesional del Festival y reivindica la palabra ‘zorra’ para quitarle su sentido peyorativo, machista y neandertal. ¡Divino!

Con una puesta en escena ambientada en un burdel decadente donde son ellos los que enseñan el culo y ellas las que cortan el bacalao vistiendo casi jersey de cuello vuelto, este dúo alicantino está a un paso de representar a España en Eurovisión porque, aunque no tendría por qué ser así, el Benidorm Fest, que aún no goza del renombre merecido por sí mismo, no es más (ni menos) que la preselección española que sirve a RTVE para elegir la canción con la que competiremos en mayo en Suecia. Junto a ellos, artistazos como Angy, que brilló sobremanera en su primera actuación, o consolidados y sobradamente preparados como Miss Caffeina. Entre las propuestas que vimos ayer sobre el escenario, ‘pellizcacorazones’ como st. Pedro e injustamente prejuzgados y criticados como Jorge González. Mañana sabremos finalmente en un más que tardío prime time quién conquistará España y opta a triunfar en Europa.

Ojito con las ‘zorras’ porque, como los ‘zorros’, son astutas, pícaras, e incluso muy calientes o brillantes… ¿Quién se llevará el micrófono de bronce del Benidorm Fest? ●

–Comencemos con el examen de Historia. Hábleme de Luis XVI. –Le cortaron la cabeza. –¿Algo más? –No hizo falta, ya con eso se les murió. @T_Stockmann

–¿Tienen libros de misterio? –Puede que sí, puede que no. @WanchopeMR