CUANDO LA BIOTECNOLOGÍA LLEVA NOMBRE DE MUJER
La joven investigadora Cristina Ros explica a 20minutos la importancia para las niñas de tener referentes en la ciencia
La carrera de Cristina Ros se podría comparar al ciclo vital de una célula. Esta joven biotecnóloga de 29 años parece dividirse y dividirse para seguir creciendo sin parar en el mundo de la ciencia. Al hablar, es como si no hubiera suficientes palabras para poder expresarse, no porque no sepa qué decir, sino porque de su interior brotan ideas, opiniones y consejos a borbotones. Ahora, acaba de publicar una investigación que supone un hito en el campo de la biomedicina: una nueva forma de comportamiento de las células que puede ser clave para entender enfermedades como el cáncer.
«Somos necesarios», dice entre risas cuando explica de qué va el trabajo que ha realizado durante su doctorado en el grupo de investigación de Regulación del Ciclo Celular en Eucariotas de la Universidad de Valencia (UV). Junto a otros tres compañeros, Mercè Gomar Alba, Mihai Spiridon Bodi y Juan Carlos Igual, lo descubierto en la investigación ya es la base para una pirámide que, con el tiempo, puede llevar a salvar vidas de personas. A través del análisis de levaduras comunes (como la que está presente en la cerveza) han podido descubrir nuevas particularidades de las proteínas Pho85 y Whi7.
«Lo que hacemos es investigación básica», comenta, pero lo cierto es que su grupo de trabajo lleva cinco años estudiando estas células para llegar a algo. «No es tan agradecido como otras investigaciones, pero es bonito ver que formas parte de una pirámide en la que vas dando respuestas a través de la base», reconoce. «Estamos en el límite del conocimiento», agrega con cierto halo de misterio. A
Ros se le nota que le apasiona su trabajo. Aparte de investigar, la joven participa en todos los eventos de comunicación y divulgación científica que puede, hasta el punto de que ha ganado ocho premios en este ámbito. También se acerca al alumnado, sobre todo a las niñas, a través de Girls4Stem y Stem Talent Girl, simposios que tienen como objetivo fomentar las vocaciones en ciencia y tecnología. Ros cree que su propia experiencia vital puede ayudarlas a que se lancen.
El último Informe de Mujeres Investigadoras 2023 (IMI 2023) del CSIC pone de manifiesto la persistente brecha de género en las carreras científicas. En concreto, los datos muestran que la distribución del personal investigador refleja una «gráfica tijera», con una mayoría de mujeres en la etapa predoctoral (51,4%), pero un descenso constante a medida que se avanza en la carrera científica.
Según el estudio El ámbito de las STEM no atrae el talento femenino, de Fundación ”la Caixa”, en España solo el 16% de los profesionales del área de las STEM (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) son mujeres, y muy pocas adolescentes, el 0,7%, están interesadas en estudiar un grado de estas disciplinas, frente al 7% de los hombres. Jornadas como la de ayer, en la que se celebraba el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, buscan resaltar estas tendencias para tratar de enmendarlas.
«Las mujeres tenemos más presión social», opina Ros. Ella cree que si se piensa en tener familia, el mundo de la investigación es complicado. Entre la carrera, el máster, el doctorado y un posible postdoctorado se llegan a sumar hasta 12 años de estudios. «La edad fértil es la que es», dice resignada, pero las razones son muchas. «Falta confianza. Desde etapas preuniversitarias habría que educar para creernos lo que valemos, que podemos llegar a ser lo que queramos», afirma la joven, que pone como ejemplo y referente a la astronauta Sara García Alonso. «Figuras como ella son muy importantes en el mundo de la ciencia. Si no tienes referentes piensas que no puedes llegar ahí», señala. «Es astronauta, investigadora oncológica... Nos da aliento para decidir y ver que nosotras también valemos». Y uno de los objetivos de esta biotecnóloga es ese, convertirse en un ejemplo a seguir. Con su tarea en el mundo divulgativo trata de llegar a todos, a la gente de la calle. «Sé que quiero seguir investigando, enseñando y comunicando mi trabajo», desgrana.
Tras mucho esfuerzo y trabajo, un sueldo precario (el salario mínimo interprofesional) y horas y horas de laboratorio,
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Ros defenderá su investigación sobre las células en el mes de junio. «Tengo ganas de ser doctora y, sobre todo, de seguir investigando». Aunque no lo tiene fácil. En España, la investigación es complicada, hay pocas becas, poca financiación... pero no desiste. Sus ideas son claras: «Me ha gustado siempre pensar que lo que yo investigo para satisfacer mi egoísta curiosidad puede ayudar a salvar vidas de personas dentro de mucho tiempo». Y en ello está.
Mientras tanto, entre célula y célula, la joven se permite el lujo de salir de vez en cuando a la realidad. «Cuando estoy desanimada salir a la calle, coger el metro, ver a la gente con sus conversaciones normales... me hace poner perspectiva y quitar la negatividad», expresa. «La vida es lo que tú ves, no este mundo microscópico en el que me paso el día». ●
El papa Francisco y el presidente argentino, Javier Milei, se abrazaron ayer en la basílica de San Pedro tras la canonización de la primera santa argentina, Mama Antula, zanjando así las diferencias de Milei con el pontífice, al que tildó de «representante del maligno en la Tierra» en la campaña electoral. Hoy Francisco lo recibirá en el Palacio Apostólico, donde tratarán el posible viaje a su país, adonde no vuelve desde su elección en 2013. ●