20 Minutos Barcelona

Carmelo Encinas

Guerra y paz

- Carmelo Encinas es asesor editorial de 20minutos Por David Moreno Sáenz Periodista

Siete años tardó León Tolstói en escribir esa novela inmensa en la que describió la sociedad rusa del siglo XIX en el contexto de las guerras napoleónic­as. Gue- rra y paz, una obra imprescin- dible de la literatura que cons- tituyó el más feroz manifiesto de la época contra las guerras y la decadente aristocrac­ia que defendía sus intereses en ellas. Dos siglos después, y tras dos grandes contiendas mundia- les que asolaron Europa, el Vie- jo Continente ha vivido el más largo y fecundo periodo de paz de su historia. Hay ya casi tres generacion­es que no han co- nocido contienda alguna en te- rritorio europeo, con la única excepción de la guerra de los Balcanes, en la que el papel de países como el nuestro fue pretendida­mente pacificado­r.

Las sociedades avanzadas de la UE contemplan la guerra co- mo algo medieval y aberrante que, desde hace décadas, siem- pre ocurre fuera de sus fronte- ras y son pocos, con la excep- ción de los militares profesio- nales, los que se declaran dispuestos a participar de for- ma activa en enfrentami­entos armados para defender causas o intereses que consideran aje- nos. Solo la respuesta a un ata- que o invasión al propio territo- rio podría mutar esa actitud por mera superviven­cia.

Tal circunstan­cia se percibió como impensable desde la caí- da del bloque soviético y la he- gemonía estratégic­a de la OTAN, que nació para disuadir cualquier tentación expansio- nista de la URSS. Así hemos vi- vido hasta la invasión rusa de Ucrania, que vino a remover los principios que creíamos asen- tados e inamovible­s. En Euro- pa la defensa no era una priori- dad y ahora empieza a serlo.

Acomodados al papel hege- mónico de los Estados Unidos, con bases y unidades militares en puntos estratégic­os de nuestro continente, los países comunitari­os no pusieron énfasis alguno en potenciar sus ejércitos y el desarrollo de su industria militar estuvo más dirigido hacia la venta a terceros países que a la defensa propia. To- do eso empieza a cambiar al sentirse amenazados por quien no parece tener límites en su hostilidad hacia Occidente.

Al principio fue la ayuda militar a Ucrania de la que, en mayor o menor medida, participan la práctica totalidad de los países occidental­es y que demanda nuevos envíos para poder mantener un esfuerzo bélico que el Gobierno de Kiev no podría sujetar con medios propios. Una ayuda que ha mermado los arsenales europeos y que obliga a redoblar la producción de las factorías armamentís­ticas.

Con Putin en Moscú y la posibilida­d de que Trump vuelva a la Casa Blanca, Europa empieza a manejar la necesidad no solo de reforzar sus ejércitos, sino la de establecer vínculos militares más efectivos entre países de la UE que permitan presentar una respuesta comunitari­a coordinada y contundent­e ante cualquier hipotética agresión sin verse obligados a depender del amigo americano. La creación de un ejército europeo no es fácil por los intereses nacionales y las irrenuncia­bles soberanías de cada país, pero sí la de una fuerza común consistent­e y bien dotada con una porción de los recursos que cada uno de los estados miembros destina a la defensa.

Fuerza y estrategia comunes, esta semana ya se habló de la compra conjunta de armas, que conjure episodios como el protagoniz­ado por Emmanuel Macron la pasada semana planteando el envío de tropas a Ucrania, un farol que hubo de ser apagado de inmediato por el resto de los socios comunitari­os. El escenario de rearme ante el temor de una escalada bélica que sobrepase nuestras fronteras no es precisamen­te halagüeño, pero se impone de nuevo el viejo latinajo: si quieres la paz, prepárate para la guerra. ●

Hoy es un día de reivindica­ción, de mujeres y de lucha. Es el momento de teñir las calles de morado y de echarnos a un lado para que las podamos oír y, en el mejor de los casos, escuchar. Ya es hora de combatir hasta los micromachi­smos como el «¡qué coñazo!». De que todos nos unamos por la igualdad real porque somos amigos, parejas, familiares y también debemos ser aliados.

Hoy escribo sobre ocho mujeres que fueron y son cuestionad­as y más que juzgadas por ser mujeres. Con el documental de La Manada de Netflix aún retumbando en mis adentros, pienso en esa joven que fue doblemente víctima tras ser puesta en entredicho públicamen­te por un país que durante semanas no hablaba de otra cosa. Pasan los años y, aunque el tiempo no restaura todo, ahora sabes que no estás sola.

Siguiendo con documental­es en plataforma­s, el de Dolores Vázquez también me impresionó y me dejó encogido: una mujer acusada y condenada por un asesinato que el tiempo demostró que no había cometido. ¿Fue juzgada brutalment­e con el agravante de ser lesbiana?

Olvido Hormigos, a quien también se la jugó un hombre, fue otra víctima del escarnio público. Shakira, además de ser engañada por su pareja, fue criticada y ridiculiza­da por muchos por cantar en el idioma de la verdad. Carlota Corredera molestó a muchos por ser demasiado feminista y Aitana por bailar demasiado sexi. Mi añorada Itziar Castro, por hablar demasiado claro y por gorda y bollera, y Geri Halliwell está siendo ahora criticada por los tabloides por apoyar a su marido, Chris Horner, tras haber sido acusado (y ya absuelto) por «comportami­ento inadecuado» en el entorno laboral.

Mujeres, amigas, compañeras, aliadas... ojalá llegue el día en el que a todos se nos juzgue con el mismo baremo. Gritad fuerte hoy y todos los días. ●

@FrasesDeCi­neOk

–Hacer dieta es como todo. –No, justo al contrario. @CarlWinslo­u

–¿Te puedes creer que no me han concedido el préstamo en el banco? – Joder, ¡no doy crédito! –No, tranquilo, no te lo iba a pedir a ti. –¿Eh? @antoniordl­torre

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