Sobre la mesa
ambas formaciones para conseguir tramitar las Cuentas, el complejo Hard Rock sigue haciendo imposible un acuerdo. «Necesitamos un compromiso explícito de que no seguirá adelante», insistió Albiach.
El otro actor invitado, Junts, copió su discurso del día anterior: [Pere] Aragonès todavía «tiene margen para pactar unos Presupuestos», dijeron, teniendo en cuenta que su enmienda a la totalidad es «preventiva» y que pueden retirarla a cambio de que el Govern se comprometa a varias de sus propuestas, entre la deflacción del IRPF, bonificar el impuesto de sucesiones o «avanzar en la desburocratización».
Si el pleno del Parlament de hoy aprueba las enmiendas, el proyecto de Presupuestos será rechazado y, por lo tanto, se deberán prorrogar los de 2023. Hasta el último minuto no se dará solución al misterio. ●
John Carlin, escritor y periodista, daba en el clavo en uno de sus recientes artículos. Decía el periodista que la «sordera elitista mata a la izquierda». Así, como lo leen. «Los radicales, los herederos de Marx…los camaradas habitan torres de marfil, lejos de lo que ocupa las mentes de las clases populares que pretenden representar». Desde esta misma página se ha estado diciendo lo mismo en muchos artículos. Los burócratas, altos funcionarios o no de la izquierda hiperideologizada, pergeñan e intentan imponer su sociedad ideal, sabedores como son que en lo substancial se ha fracasado: el capitalismo continúa hoy más vivo que ayer. No quieren ver la realidad. Ven cómo caen gobiernos de izquierdas en todo el mundo ¿Cómo es que los que pretenden representar les dan la espalda?, ¿cómo es que votan a formaciones que ponen en duda que haya cambio climático, que haya violencia machista, que se oponen a la igualdad de género? El pasado domingo, en Portugal hubo sorpresa. Los socialistas, que hace dos años consiguieron mayoría absoluta y avanzaron las elecciones para cortar de raíz casos de corrupción, quedaron segundos en beneficio de la derecha y de la ultraderecha. No hace mucho, la progresía española solía decir aquello de «menos mal que nos queda Portugal», por aquello de que el país vecino es una república y que la ultraderecha era insignificante. No creo que Portugal deje de ser república, pero sus electores han aupado a los ultraderechistas a la 3ª posición. Espectacular y preocupante. ●