Helena Resano
Un desastre tras otro
El desastre de comuni- cación dentro de la ca- sa real británica está siendo tan insólito que alguno estos días tira- ba de la profecía que había lanzado Nostradamus. El boticario francés reconver- tido en uno de los visionarios más famosos de la historia pre- dijo que este 2024 sería un año desastroso para la Corona, que el reinado de Carlos III sería mucho más corto de lo previs- to, que lo acabarán expulsando por la fuerza y que asumiría el trono alguien que nunca imaginó poder ser rey. ¿Podría ser Harry? Desde luego sería un giro de guion de traca.
Quienes creen a pies juntillas las profecías del adivino fran- cés –‘acertó’ con los atentados del 11-S y con la muerte de Isa
Nostradamus predijo que este 2024 sería un año desastroso para la Corona británica
Nada de lo que están haciendo sirve para enviar un mensaje de «todo está bien»
bel II– creen que todo lo que es- tamos viendo estos días es par- te de ese guion del fin de este reinado tan atropellado.
Desde luego el responsable de comunicación de Bucking- ham está siendo el mejor co- laborador posible para esas teorías. A las de Nostradamus y a todas las conspirativas que se han desatado con la última foto que han colgado en redes los príncipes de Gales.
Lo de manipular la foto no tiene ningún sentido. En nin- guna de las hipótesis posibles, la de enviar un mensaje de calma –han conseguido justo lo contrario–, la hipótesis de mejorar la foto con unos retoques –son de aficionado– y el mensaje posterior de la propia Kate diciendo que había sido ella, que le gustaba «jugar» con ese tipo de aplicaciones, en plan aficionada. En ninguna de todas ellas han acertado. ¿De verdad esta les parece una respuesta creíble?
Nada de lo que están haciendo, diciendo y mostrando suena bien. Ni sirve para enviar un mensaje sólido de «todo está bien». ¿Por qué no hablan en televisión? ¿Por qué no conceden una entrevista, con su medio de confianza, con un periodista serio? ¿Por qué no son mucho más transparentes en su comunicación? ¿Por qué no se graban un comunicado, sin preguntas, contando que necesitan un tiempo de reposo?
El lunes, después de toda la crisis que se abrió con la famosa foto del Día de la Madre, con las agencias más importantes retirando la foto porque había claros signos de haber sido manipulada, Kate y Guillermo aparecieron juntos, en un coche. Evidentemente de forma intencionada. Para decir aquí estamos, pero sin conseguirlo. A ella apenas se le ve la cara. De hecho, está girada, no le mira a su marido. Él iba a un acto oficial a la abadía de Westminster, un acto de conmemoración de la Commonwealth. Ella, según se informó desde el palacio de Windsor, a una cita privada.
Si esta es de verdad la realidad, entonces ¿por qué no son mucho más claros? Si la salud de Kate le permite ir a ver a conocidos, ¿por qué la que va a ser, en teoría, la próxima reina de Inglaterra no se preocupa más en contar a su pueblo, el que la sostiene, el único que aprobará o hará caer la Corona, lo que está pasando?
Pase lo que pase, lo primero, lo urgente, es cambiar al responsable de comunicación. Necesitan una estrategia mucho más eficaz. Y mucho más transparente. ●
Avanza 2024 y aún hoy las novelas negras arrancan con el asesinato de una hermosa joven y las historias de princesas copan los cuentos para niños y las revistas de sociedad destinadas a los adultos. Y si hay una posibilidad de mezclar ambos conceptos, la reacción es la que estamos viendo esta semana ante la extraña foto modificada con la que una princesa desaparecida del ojo público felicitaba el Día de la Madre.
Más allá del juego, más allá de las bromas, de las siempre atractivas y chuscas teorías de la conspiración y de las válvulas por las que se libera el resentimiento social, este suceso indica en abstracto, es decir, en otra nación, con otros famosos, respecto a otro problema, lo que en concreto veremos aquí en semanas, quizás en días: la negación no solo de un mensaje oficial sino la sospecha ante una imagen que hasta hace bien poco contemplábamos con poco cuestionamiento y que ahora no solo no refuerza, sino que desmiente lo que las palabras dicen. El triple giro de la negación de la autoridad: de quién proviene, qué dice y qué muestra.
Recordábamos también con menos entusiasmo y más desgana que se cumplía el pasado día 11 el vigésimo aniversario de los atentados de Atocha, y aún con menor afán reivindicativo cómo no necesitamos entonces ni inteligencia artificial ni desacato generalizado a quien nos mandaba para creer o rechazar las versiones oficiales de lo ocurrido. La credulidad, en una sociedad hipernarrativa como la nuestra, ya no se apoya en lo verídico ni en lo verosímil, sino en la voluntad ideológica, o en algo a veces tan laxo como la necesidad de emoción, la llamada de atención o un retorno traducido en beneficio económico. La confianza ni siquiera se gana con nada de eso: es un bien escaso que puede intercambiarse siempre que convenga. Ese es el mensaje: no fiarse de los propios ojos, no confiar en ningún criterio. ●
–Irina, llevas tres años currando en Tenerife y solo tienes 34 euros en la cuenta. –Es que una ahorra menos en Canarias. @Hanky_solo
Ir por la sección de frutas del supermercado diciéndole «hola» a las manzanas porque son saludables es mi actitud. @gibirruweinao