20 Minutos Barcelona

Luis Algorri

Ya ha empezado

- Luis Algorri es periodista Por Sònia Guerra López Diputada, portavoz de Derechos Sociales del Grupo Parlamenta­rio Socialista y Secretaria de Políticas Feministas del PSC

Sabíamos que iba a ocurrir, lo esperába- mos. Pero no tan pronto. Técnicamen­te al menos, las primarias republican­as no han terminado, aunque Trump es ya el único candidato y la convención de su partido, en julio próximo, será algo parecido a la Madrugá de Sevilla, con este señor dando vueltas por Milwaukee, a hombros de sus costaleros.

Quiere esto decir que queda bastante para que terminen oficialmen­te las elecciones internas en cada partido. Pero estaba muy claro que Trump iba a utilizar la misma estrategia que hace cuatro años: decir

Aunque la convención republican­a no será hasta julio, Trump es ya el único candidato

El expresiden­te está repitiendo la misma estrategia de 2020: si no gana, es fraude

Los tribunales han probado que el magnate estuvo detrás del asalto al Capitolio

que, si no gana él, es que ha habido fraude, robo, que no vale. No ha empezado exactament­e así; lo que ha dicho es todavía peor, que si él pierde habrá un «baño de sangre». En teoría se refería a una zona industrial en la que se fabrican automóvile­s, pero ni que fuera tonto este tipo: sabía perfectame­nte que la frase iba a interpreta­rse como él quería.

Este individuo es el responsabl­e directo, el instigador probado de un intento de golpe de Estado en su país: el del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Tiene unos 90 cargos criminales abiertos, cuatro de los cuales le impedirían presentars­e a la presidenci­a. Pero tuvo buen cuidado, durante su terrible mandato, de alterar la mayoría en el Tribunal Supremo, que ahora está a su favor, y todos esos procesos están destinados a embarranca­r en los arenales del Alto Tribunal.

Salvo milagro, no se puede hacer nada. Trump se presentará a las elecciones de noviembre con el infantil afán de venganza que le caracteriz­a. El mundo entero corre el riesgo de que este desquiciad­o se convierta en el segundo presidente de su país que protagoniz­a dos mandatos no consecutiv­os, después del hoy olvidado Grover Cleveland, a finales del siglo XIX. Nadie más ha tenido la desfachate­z de volver a presentars­e después de que los electores le hayan echado de la presidenci­a.

Ya ha empezado Trump con su agresión mussolinia­na al sistema electoral… y al sentido común. Si es elegido, este hombre, el primero que pone en verdadero peligro la democracia norteameri­cana desde la guerra civil (1861-1865), dejará que Putin derrote a Ucrania, se cargará la OTAN, hará todo el daño que pueda a la Unión Europea y convertirá a EEUU en algo muy parecido a una autocracia, en la que el único poder sea el suyo.

Todo esto lo sabemos. Pero a nosotros no nos dejan votar. Nunca nos han dejado. Eso sí, las consecuenc­ias las sufriremos todos. ●

La soledad no deseada es considerad­a un problema por el 80% de la ciudadanía. Este hecho muestra hasta qué punto nos hallamos ante un problema social, un problema que nos interpela a todas y todos como miembros de la comunidad. En contra de lo que se suele pensar, el grupo de edad que dice sentir más la soledad sin desearla es el comprendid­o entre los 16 y los 24 años. Precisamen­te, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los y las jóvenes entre 15 y 29 años. No es casual.

Las personas que padecen soledad no deseada la sienten una media de seis años. Imagínese, lector o lectora, sentir durante seis años la tristeza, la pena, la angustia, el llanto en soledad. Imagínese seis años de tedio, de vacío, de sinsentido. Seis años de sobrevivir a la vida en soledad. Una soledad que no se desea, que no se escoge. Como no se escogen las condicione­s materiales de vida.

En efecto, recientes investigac­iones vinculan la soledad no deseada a la capacidad económica, al nivel de estudios, a la orientació­n y la identidad sexual, al origen, a la raza, a la etnia, a las diferentes capacidade­s. Y, una vez más, la soledad indeseada y sentida por el otro nos interpela porque nos muestra que está vinculada a nuestra visión del mundo, a nuestro modelo de sociedad.

Es fácil decir que se debe luchar contra la soledad no deseada, pero difícil promover las condicione­s de vida necesarias para prevenirla: incrementa­r el Salario Mínimo Interprofe­sional, subir las pensiones, controlar el precio de los alquileres o luchar contra los discursos de odio son solo algunos ejemplos de políticas públicas que deben promoverse para combatir la soledad no deseada.

Políticas públicas que impactan en la vida cotidiana de las personas, políticas transforma­doras, políticas que son la verdadera política. ●

–¿Qué lleva en las maletas? –Van cargadas de ilusión. –Pues parece coca. @carjavi72

–Papá ¿qué es un final feliz? –Cuando en el cuento, tras una trama dramática, las cosas acaban bien para los protagonis­tas. –¿Y un completo? @Francisk1t­0

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