«Quiero contribuir a que las africanas inicien el cambio socioeconómico»
La científica keniana galardonada con el Premio Harambee trabaja en la promoción de la mujer rural y en la defensa de la ética en los ensayos clínicos. «Estoy muy orgullosa de ser africana y de tener la oportunidad de ayudar a mi país desde mi trabajo», señaló Florence Oloo al recibir la distinción y antes de atender a 20minutos.
¿Qué ha supuesto para usted recibir este galardón? Una alegría enorme porque me va a ayudar mucho a expandir el programa que tenemos en el condado de Kisumu para las mujeres que viven en el mundo rural. Nos va a permitir llegar a más beneficiarias. Lo iniciamos el año pasado y se trata de dotar a las mujeres de habilidades emprendedoras, conocimientos financieros o de gestión de empresas, y ayudarlas a que tengan autoestima para emprender un negocio.
¿Cuántas mujeres han participado hasta ahora en esta iniciativa? Cerca de Nairobi hay unas 600 mujeres que han pasado por este programa, pero queríamos extenderlo al mundo rural y en Kisumu, desde que empezamos, hemos ayudado a unas 30. En concreto lo hemos llevado a cabo en la localidad de Kanyawegi.
¿Qué objetivo se han marcado en el proyecto? Es un programa muy individualizado por lo que no podemos tener a muchas mujeres a la vez. Lo ideal son tres grupos al año de 30 personas cada uno. Así podemos atender bien a cada mujer.
¿En qué consiste la formación que les dan? Son clases de autoestima, de emprendimiento, de habilidades sociales... Duran tres meses, pero estamos empezando a alargarlas a seis. Son mujeres rurales y tienen mucho por aprender. Les damos un poco de formación, pero con ese poco hemos visto que han hecho mucho. Hay algunas que han abierto pequeños negocios: de venta de manualidades, comida cocinada, productos de sus propios huertos... ¿Está siendo complicado cambiar la mentalidad de poblaciones bastante machistas? Al comienzo no es fácil, los hombres son reticentes a que las mujeres participen en estas cosas. Pero acaban viendo que es beneficioso para toda la familia. Ellas además saben cómo ganarse a sus maridos y van aprendiendo cómo enseñarles a entenderlas y a conversar. En muchos casos los matrimonios no tenían conversaciones y ahora empiezan a intercambiar puntos de vista. Es algo que se consigue poco a poco.
¿Sería importante llevar estas cuestiones a las escuelas? La educación es la clave de la transformación en África, especialmente de la mujer. En los colegios, pero también en casa. Cuando las madres participan en nuestros programas les enseñan lo aprendido a sus hijos. Cuando empoderas a la mujer, empoderas a toda la familia por completo. ¿Por qué se le ocurrió poner en marcha este programa y por qué en esa zona en concreto? Viajo desde hace años a Kisumu desde Nairobi y veía que las mujeres en las zonas rurales tenían una vida muy dura. Me preguntaba cómo podía ayudarlas. Lo debatí con otras cuatro colegas y surgió esta magnífica idea.
¿Cómo es en general la situación de la mujer en Kenia? La ley respeta los derechos de las mujeres, pero la vida es otra cosa distinta. Estamos intentando que las mujeres que participan en el programa también sepan lo que dice la ley para que puedan defender sus derechos. ●