Leopoldo López «Las alarmas democráticas saltan cuando empieza a manipularse la Justicia»
El chavismo cumple mañana 25 años al frente de una Venezuela que este 2024 acude a las urnas para elegir continuidad o finiquitar el régimen
La vida de Leopoldo López (Caracas, 1971) ha dado muchos giros de 180 grados. Se enfrentó a Chávez y este lo inhabilitó. Fue imagen de la resistencia ante el chavismo. Se entregó después a una «justicia injusta». Sufrió tres intentos de homicidio, fue secuestrado y estuvo siete años preso. Y sin embargo, durante esta entrevista con 20minutos, solo se le quiebra la voz y le brilla la mirada cuando se le pregunta por el momento más difícil de su vida: «El exilio ha sido el momento más doloroso. Nunca pensé estar fuera de Venezuela», dice. Ahora vive en Madrid junto a su esposa Lilian Tintori y sus tres hijos, mientras saca adelante el World Liberty Congress, una alianza que busca hacer frente a las dictaduras del mundo y ayudar a las transiciones democráticas.
Y el éxodo de los venezolanos continúa agravándose...
Hace 10 años había 500.000 fuera del país y hoy son ocho millones. La salida ha sido masiva, muy rápida y no creo que vaya a bajar hasta que no se produzca un cambio político.
¿Por qué se entregó en 2014 a la Justicia en un país donde no hay separación de poderes?
Por ser creyente y practicante de la lucha no violenta. Me identifico con Martin Luther King, que decía que la lucha no violenta presenta las heridas putrefactas del sistema para que la población se concience y movilice.
Maduro robó las elecciones de 2013 a Capriles y había mucha frustración. Hubo una manifestación frente a la Fiscalía y ese día la dictadura asesinó a tres personas. Emitieron orden de captura en mi contra. La jueza presentó un caso improvisado: me acusaron de
¿Qué pasó?
terrorismo, homicidio y traición, pero como no había sustento se centraron en analizar mis discursos y me condenaron a 14 años por «mensajes subliminales».
Años de cárcel, arresto domiciliario, refugio en la embajada española... y fuga de película.
Nos dieron credenciales y un coche de la empresa estatal de electricidad. Cruzamos varios puntos de control y en el último, en la frontera con Colombia, los militares nos pararon. Llevaba mascarilla, me hice el enfermo de covid y como no había vacunas había terror por el contagio. No hablé nada. Cruzamos,