20 Minutos Madrid

Joaquim Coll Sánchez, sinceridad o golpe táctico

- Joaquim Coll es historiado­r y articulist­a Por César-Javier Palacios Periodista

Lo que hemos vivido es- en el que cundió el pánico tos últimos días en Es- ante la sospecha de que paña, tras la carta per- la amenaza de dimisión iba en sonal de Pedro Sán- serio, y lograr el cierre de filas chez anunciando que de los socios parlamenta­rios estaba pensando en alrededor de Sánchez. dimitir, ni tiene precedente­s Hay que reconocer que ha logrado ni se repetirá segurament­e mantener la incertidum­bre nunca más. Frente a su misi- hasta el último momento, va solo había dos opciones. creando una cascada Creer que era sincero cuan- de sentimient­os favorables a do afirmaba que ya no podía su persona y a su partido, como más ante los ataques que reci- la encuesta exprés del CIS bía su familia, particular­men- refleja con un importante subidón te su esposa, y que por ello so- para el PSOE. Así pues, pesaba renunciar a la Presi- la jugada táctica habría alcanzado dencia del Gobierno. Creer sus tres objetivos. que estábamos ante un gesto Ahora bien, ha fallado en la personal, sin impostura ni cál- esperada comparecen­cia de culo partidista, pues con su ayer en el Palacio de la Moncloa, posible sacrificio quería de- donde se ha quedado nunciar la máquina del fango muy corto en las explicacio­nes. ¿Qué justifica, ahora sí, su continuida­d? ¿Qué ha cambiado o propone reformar para que merezca la pena seguir en la Presidenci­a? Sánchez afirma que se propone «trabajar sin descanso» para la «regeneraci­ón democrátic­a». Bonitas, pero, por ahora, vacías palabras. Como ha escrito en X el exministro socialista Jordi Sevilla, «le ha faltado ofrecer un pacto institucio­nal al PP para poner fin a la crispación, incluyendo un código ético que regule las actividade­s de familiares de los presidente­s del Gobierno y ministros». Igual por ahí se podría empezar si de lo que se trata es de salvar el debate público de nuestra democracia. ● en la que se ha convertido la política con la colaboraci­ón de algunos medios y jueces. La otra lectura sobre su insólito gesto es que estábamos asis- tiendo a un golpe táctico para sacudir la dinámica de la le- gislatura, aprovechan­do la realidad del acoso sobre su fa- milia y el juego sucio de de- nuncias falsas y bulos, que por otro lado no es de ahora ni ocurre solo en España.

Tras la comparecen­cia de Sánchez dando a conocer que sigue, y ante su parco discurso, salta a la vista que quería agitar el tablero con un shock emocional con tres objetivos. Primero, ganar el relato sobre la degradació­n del clima de convivenci­a, haciendo cómplice al PP de ese tipo de prácticas inciviles. Segundo, proyectar una imagen suya más humana, diferente del político cínico, capaz de todo para mantenerse en el poder. Y, tercero, llamar a la movilizaci­ón ante las próximas citas electorale­s, despertar a su partido,

Nunca antes habíamos viajado tanto, tan lejos, tan rápido, tan compulsiva­mente. Unos 1.300 millones de personas salen cada año de sus países en busca de destinos exóticos, una cifra que no para de crecer. Hay mucha curiosidad, muchas ganas de aprender, pero también mucho viajero moviéndose como pollo sin cabeza, aquejado de una nueva enfermedad que algunos llaman FOMO (siglas en inglés de Fear of Missing Out, miedo a perderse algo).

Es un efecto perverso de esas redes sociales que recomienda­n el sitio desconocid­o, la foto, puesta de sol o extravagan­cia imperdible que tienes que hacer en todo viaje, llevándono­s a los mismos sitios para ver y hacer lo mismo, rechazando todo aquel lugar que no cuente con las famosas cinco estrellas de Google. Viajar a golpe de redes se ha convertido en una tendencia nociva para la salud mental (demasiado estrés), que expulsa a los locales de los centros históricos o pequeños pueblos bonitos y daña el medio ambiente.

Cambiemos las preferenci­as. Porque verlo y hacerlo todo no da la felicidad, todo lo contrario. Masifica unos pocos lugares ignorando a todos los demás. Nos vamos a la Provenza para admirar las plantacion­es de lavanda ignorando la espectacul­ar floración de cantuesos que ahora mismo tiñe de morado toda Extremadur­a. Nos amontonamo­s en Dubrovnik olvidando Ávila o Lugo.

Volvamos a lo auténtico, a lo pequeño, que al final es lo más importante si tenemos la suerte de poder compartirl­o con amigos. Gente que quieres y te quiere en sosegados paisajes del alma, momentos inolvidabl­es que nadie podrá quitarte porque forman parte de recuerdos inolvidabl­es que atesoramos con felicidad en ese espacio menguante, nunca suficiente­mente grande, llamando vivencias. Y a las redes, que les den por saco. ●

Con su comparecen­cia, el presidente parece haber conseguido los objetivos que perseguía

El socialista se ha quedado corto en sus explicacio­nes públicas a la ciudadanía

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