Susana Hornillo «Queremos que Sevilla sea más verde, más justa y más feminista»
La candidata de la confluencia Con Andalucía, impulsada por Podemos e IU, confía en entrar en el próximo Ejecutivo municipal
«Hace falta un cambio, y eso pasa porque nosotros estemos en el Gobierno de Sevilla, es lo que quiero»
Lleva muy poco en política, ¿qué es lo mejor y lo peor que ha vivido hasta ahora?
Lo mejor, el apoyo de la gente que he conocido, activistas en su barrio, que ayudan a su vecino, que tienen una idea de la vida diferente. Y lo peor, la conciliación. Tengo un hijo adolescente, un piso que llevar y no tengo tiempo libre. ¿Y qué puede hacer el Ayuntamiento para facilitar esa conciliación?
Reducir el tiempo de los trayectos, facilitar el acceso al autobús, mayor trazado de carril bici para que no estés una hora en el coche. Apostamos por romper el paradigma del transporte público y convertirlo en un derecho, porque es una de las fuentes de desigualdades que tiene Sevilla. Vamos a democratizar los autobuses. ¿Cómo lo van a hacer? Con una tarifa plana de 30 euros para todos, manteniendo las exenciones que ya existen. Y con una mejor distribución de la red de Tussam, con más paradas, líneas y horarios.
¿Qué otras medidas de movilidad proponen?
Abogamos por una movilidad sostenible, donde la gente no necesite el coche. Y, aunque no sea competencia municipal, hay que abogar por una adecuada conexión del transporte metropolitano con el urbano, una apuesta clara por una movilidad fluida, asequible y democrática. Eso puede transformar una ciudad.
Han conformado su programa de la mano de la sociedad civil, ¿qué les han aportado?
Somos los únicos con un programa que prácticamente nos lo ha dictado la gente, con más de 1.500 medidas. Hemos ido recogiendo el sentir de la ciudadanía y podemos decir que estamos defendiendo los intereses de la gente, esa es nuestra apuesta. Tenemos un proyecto para Sevilla basado en las demandas sociales, solvente y realista.
De esas 1.500 medidas, ¿qué tres considera prioritarias?
Le puedo decir cuáles son los ejes de nuestro programa. Queremos que Sevilla sea más verde, más justa y más feminista. Una
Sevilla más saludable, en la que podríamos bajar dos grados la temperatura si apostamos por ello, con pulmones verdes en todos los barrios. Sin desigualdades en la juventud, la infancia ni las personas mayores. Y una ciudad que sea más agradable, cuidadora, que si tienes un problema te abra la puerta.
¿Existen muchas desigualdades en Sevilla?
Sí, y hablando con los vecinos te das cuenta. El de una zona más céntrica, con mayor nivel de vida, te reclama que los veladores están en la acera, que una farola está antigua y, sobre todo, los problemas de convivencia por el turismo. Se entienden sus reivindicaciones, pero te vas a otro barrio más obrero y te dicen que no tienen sombra en la calle o que en los colegios también sufren cortes
de luz. Es sangrante, ¿qué mayor desigualdad hay que la que afecta a la infancia? Eso hay que atajarlo.
Acaba de salir el de los barrios más pobres y Sevilla, de nuevo, a la cabeza.
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Hay una falta de modelo, un proyecto que tenga inicio y final y sea un compromiso de gobierno, independientemente de quién pase por el Ayuntamiento. Hay que implicar a los vecinos en la reconstrucción de sus barrios. Y a todas las administraciones, porque si tenemos los barrios más pobres de España no es solo un problema de Sevilla. Me gustaría que la ciudad fuera famosa no porque vienen los Grammy, sino por reducir la desigualdad.
«Apostamos por romper el paradigma del transporte público y convertirlo en un derecho»
«Me gustaría que Sevilla fuera famosa no por los Grammy, sino por reducir la desigualdad»
¿Está en contra de ese tipo de grandes eventos?
Promocionar la cultura siempre es un valor y los eventos con proyección internacional están muy bien. Pero no puede ser lo único ni algo destacable por encima de otras cosas en las que sí hay que esforzarse. Hay que potenciar la cultura, pero no solo con grandes eventos que, al final, no llegan a los barrios.
¿Cómo definiría este año y medio de Muñoz como alcalde?
Es un alcalde continuista, que fue delegado de Urbanismo y Turismo dos mandatos. Tenemos el barrio más turístico del país y a la vez los más pobres. Esto, en parte, es responsabilidad suya. Sigue facilitando el acceso a los lobbys turísticos y mobiliarios y estamos perdiendo suelo público que hay que poner a disposición de la gente.
¿Si Muñoz necesita su apoyo para ser alcalde le exigirán entrar en el Gobierno?
Tengo muy claro que quiero entrar en el Gobierno de Sevilla, es la única manera de conseguir políticas transformadoras. Tenemos que desterrar ya la cultura del pelotazo. El modelo está clarísimo y hace falta un cambio, que pasa porque nosotros estemos en el Gobierno. También tenemos claro que por nosotros no va a ser que entre un Gobierno de derechas. La extrema derecha no tiene nada que decir aquí.
¿Cómo se equilibra el bienestar de los vecinos con el principal motor económico de la ciudad?
Nosotros no demonizamos el turismo, pero su efecto ahora es como una onda expansiva que afecta a toda Sevilla. Tiene que haber un modelo más sostenible que no expulse a la gente de su barrio ni incremente el precio de los pisos. Un turismo enriquecedor, y que esa riqueza no se quede solo en unas cuantas manos. Hay que intervenir los precios del alquiler, hacer más vivienda pública, parques, zonas culturales, que es lo que demandan los vecinos.
Todos los grupos denuncian lo sucia que está Sevilla. ¿Cuál es su propuesta?
No es lo mismo el centro que la Macarena, por ejemplo. Nos hemos reunido con los trabajadores de Lipasam y están desesperados, con máquinas anticuadas. Faltan 150-200 personas para una plantilla medio en condiciones. El adelgazamiento de los servicios públicos es una constante, y no solo en limpieza.
¿Qué alternativas hay darle a los jóvenes para acabar con el botellón?
Están hartos de que hablemos de ellos solo en lo que respecta al ocio y nos piden soluciones de vivienda y trabajo. Hay que darles futuro y, cuando lo tengan, espacios de ocio y deporte asequibles y que ellos decidan, porque no solo les gusta el botellón.