Aliviar la ansiedad de los niños hospitalizados
La asistencia canina, las habitaciones ‘madre-hijo’ y la realidad virtual son recursos probados y efectivos
Es más frecuente de lo deseable que los niños hospitalizados padezcan ansiedad. Generarles un ambiente propicio para que las horas pasen más rápido y de forma más agradable es un objetivo que todos los centros sanitarios deben priorizar. Para ello, es necesario humanizar los cuidados dirigidos específicamente a los niños con la ejecución de protocolos y acciones orientadas a rebajar el malestar de los más pequeños.
Para convertir la estancia hospitalaria del niño y de sus familiares en una vivencia más soportable y positiva, el Hospital Quirónsalud Valencia ha dispuesto un servicio de Intervención Asistida con Perros Sanitarios en su área de hospitalización pediátrica. El experto en Intervenciones Asistidas con Animales, Jorge Pereira, trata a los niños hospitalizados o a los que acuden a urgencias junto a su perrita Winnie, altamente preparada para trabajar en entornos hospitalarios.
Son muchos los estudios que refrendan los cambios fisiológicos que se producen en los niños tras tener contacto directo con los perros, como la liberación de hormonas que ayudan a la relajación, la regulación cardiaca o la disminución de la presión arterial. En este sentido, para el jefe del Servicio de Pediatría del citado hospital, el doctor Gonzalo Pin, «desde el punto de vista psicológico» los canes «pueden ayudar a los niños a disminuir la sensación de ansiedad que provoca la hospitalización y obtener una percepción positiva de situaciones que pueden llegar a ser estresantes, principalmente en los más pequeños».
REALIDAD VIRTUAL
Al igual que la asistencia canina, existen otros métodos o servicios a disposición de los niños hospitalizados que pueden ayudar a reducir la sensación de dolor. Los avances tecnológicos son un gran aliado para ofrecer nuevas alternativas en las que los pacientes sufran menos. Unos de los más interesantes son los dispositivos de realidad virtual, que disminuyen la percepción de dolor durante los procesos médicos a los más pequeños, puesto que permiten mantener su atención fuera del procedimiento que se les aplica.
«Estos aparatos se utilizan en función de cada niño de una manera personalizada en aquellas situaciones que exigen disminuir la ansiedad, como por ejemplo toma de muestras de sangre o reducción de fracturas», explica Pin. Además, los profesionales también se benefician de su utilización al realizar «extracciones más rápidas» y «un menor uso de anestésicos en actuaciones dolorosas». Otra de las ventajas de esta tecnología es el «efecto de amnesia retrógrada en la memoria del niño», que no recuerda la intervención como algo traumático y favorece una predisposición positiva a volver al centro sanitario.