La La Love You «No nos obsesiona encajar, solo hacemos lo que nos sale»
El grupo madrileño ha pasado del anonimato a vivir de la música en solo un lustro gracias a Amaia Romero. Ahora van a por su primer Wizink Center
Pocas veces salir de refilón unos segundos en televisión marcaron tanto el destino de un grupo. Eso les pasó a los chicos de La La Love You, a los que, pese a acumular casi dos décadas en la música, el éxito les daba la espalda. Pero todo cambió cuando Amaia Romero, después de ganar Operación Triunfo, recomendó su música en La Resistencia y los lanzó a la fama.
No les hizo falta ni aparecer físicamente en televisión.
Nosotros en ese momento no fuimos conscientes de lo que había pasado. Al levantarnos al día siguiente teníamos mensajes de nuestros amigos diciéndonos que nos había mencionado Amaia. No le dimos ninguna importancia. Pero, de repente, vimos que la gente se había puesto a escuchar La La Love You, y no solo las canciones que había recomendado ella, tuvimos siete u ocho canciones en el top viral más escuchado.
¿Y cuándo fueron conscientes de que todo había cambiado?
Un mes después, en nuestro primer concierto desde lo de Amaia. Lo hacíamos en una sala muy pequeñita, para 150 personas o así, porque estábamos acostumbrados a que fuesen nuestros colegas. ¡Ese día la cola daba la vuelta al edificio! Estábamos en el bar de enfrente tomándonos algo antes de cantar y veíamos que había un montón de adolescentes. Pensábamos: ‘¿a dónde irán?’. Pues iban a vernos a nosotros.
¿Se ha transformado también su público?
Sí y no. Creemos que nuestro público es especialmente transversal. El arco de edad que acude a los conciertos de La La Love You va desde niños a abuelos que van con sus hijos o sus nietos. Al principio iban solo nuestros amigos, así que dependía de la edad de ellos (ríen).
Que el salto a la fama fuera de esta forma tan anecdótica, ¿escuece en el fondo? No. A la gente que no nos conocía y que ahora sí lo ha hecho no les culpamos de nada, porque ha habido varios puntos de inflexión, como lo de Amaia o la canción El fin del mundo. Lo peor son nuestros colegas, a los que ahora de repente les gustamos un montón, vienen a nuestros conciertos y escuchan nuestros discos, cuando antes no lo hacían. ¡Eso sí que nos da rabia! (ríen).
¿Se puede decir que viven de la música? Sí, ahora sí. No desde hace mucho, pero ahora sí.
¿Ha sido duro? No. Es que hemos estado muchos años antes de Amaia, que ha sido un poco el detonante de todo. Siempre hemos tenido la inquietud de hacer muchas cosas diferentes, pero nunca la sensación de fracaso o de que no funcionaran. No aspirábamos a nada más de donde ya estábamos. Disfrutábamos mucho. No ha sido un sacrificio para conseguir una meta. Cada etapa del grupo siempre ha sido muy divertida y la hemos considerado un éxito en sí misma.
Y manteniendo su esencia.
Es bastante curioso, porque nosotros hemos visto que la gente ha cambiado mucho más que nosotros, que, desde el principio, hacemos más o menos lo mismo. La gente ha cambiado muchísimo en la forma de escuchar música, sobre todo en la amplitud de géneros que escucha. Antes, si eras indie, no te podía gustar un determinado género. Ahora tenemos en nuestra playlist cualquier género musical y todo es compatible. Eso ha ayudado a que nosotros, y muchos otros artistas, tengamos también hueco. Nosotros nunca hemos intentado adaptarnos a nada, hemos tenido la suerte de que las cosas se han adaptado a nosotros. Incluso ahora, que conocemos más cosas de la industria, tampoco nos obsesiona encajar en una cosa u otra, simplemente hacemos lo que nos sale.
Con el éxito, ¿no ha llegado también más presión?
Hasta ahora, lo que nos ha funcionado, a veces mejor, a veces peor, es hacer lo que nos gusta, así que no creemos que tengamos que cambiar el rumbo. ¡Y que sea lo que Dios quiera!
Los piden mucho para Eurovisión.
En una encuesta en la web de Eurovisión resultamos ganadores, y eso que no hicimos nada (ríen). Eso nos ha hecho ver que la gente nos quiere. Ahora estamos centrados en otros proyectos, pero en un futuro, quizá, iríamos. Nunca se sabe.
«Lo de Amaia fue el detonante, pero ya llevábamos años. Y sin sensación de fracaso»
«Lo peor son nuestros colegas, a los que ahora, de repente, les gustamos un montón»