20 Minutos Sevilla

Luis Landero «Necesito escribir como respirar»

El novelista extremeño rinde un delicioso tributo al teatro, a los actores y a los pueblos de la España vacía en su nuevo libro, ‘La última función’

- ROSA BALLARÍN rosa.ballarin@20minutos.es / @20m

Landero (Alburquerq­ue, Badajoz, 1948) fue profesor de actores en la Escuela de Arte Dramático de Madrid. Tocó la guitarra hasta que apareció Paco de Lucía y lo «mandó» al paro y tiene un amigo con el que ha hecho giras por amor al arte. Todo esto y su lenguaje magistral han dado como fruto La última función (Tusquets), un homenaje al teatro.

Esta novela recuerda a Viaje a ninguna parte, de Fernando Fernán Gómez. No hay ningún tipo de inspiració­n, aunque esa es una película que he visto cuatro o cinco veces y que me gusta muchísimo. Mientras escribía la novela, que no tiene nada que ver con esta película, sí era inevitable que me acordara de los viejos cómicos que iban y venían intentando sobrevivir.

También piensa uno en los pueblos que hacen sus propias representa­ciones teatrales, con sus recursos propios y entre vecinos.

Esas iniciativa­s populares donde participa mucha gente y es todo desinteres­ado me gustan y me emocionan mucho, son de lo más educativas y además cohesionan bien a la tribu.

¿Por qué se merece el teatro esta carta de amor del novelista Luis Landero?

En parte, porque he sido profesor 18 años en la Escuela de Arte Dramático

de Madrid. He convivido con actores, con todas sus ilusiones. Eduardo Noriega, Tristán Ulloa, Aura Garrido... son algunos. Encuentras alegría al saber que alguien a quien tienes cariño ha triunfado, pero hay muchísimos actores y poco tajo. Luego, Tito Gil, el protagonis­ta, está basado en un personaje real amigo mío, que tiene 85 años ahora. A pesar de que se ha dedicado a la abogacía, su gran pasión ha sido el teatro y la rapsodia. Yo le he acompañado muchas veces, incluso en 1986 hicimos una gira por EEUU en el cincuenten­ario de la muerte de García Lorca, él recitaba sus versos y yo le hacía un fondo de guitarra. También hicimos una gira por Marruecos y por Francia. No nos pagaban nada, solo el viaje y la estancia, lo hacíamos por amor al arte.

En esta novela hay también ecos de la España vacía. ¿La gente se ha ido porque no hay cultura o no hay cultura porque no hay gente?

Las dos cosas. De todas maneras, la cultura sin un poco de prosperida­d y sin educación no va a ningún lado. Cuando se produjo el gran éxodo en los años 60 y la gente se vino a las grandes ciudades, en esos pueblos no había ambiente cultural. Era una época sombría y los que estudiaban eran los menos. Había mucha ignorancia. Ahora se podría recuperar el medio rural y fomentarlo y la cultura puede ser una herramient­a para esto. ¿Cree que la política destruye a veces la cultura en lugar de relanzarla? No es mucho lo que los políticos hacen por la cultura. La llave de la cultura es la educación, ambas van íntimament­e unidas. Pero a veces, la cultura la delegamos en los ministerio­s. La cultura es cosa de todos, un proyecto de la sociedad. Tiene que estar en las escuelas, en las familias, en los medios de comunicaci­ón. Esta novela discurre entre lo onírico, la real, lo figurado, lo deseado... ¿Nos sobra algo? Probableme­nte falta algo más. Como los actores llevan una doble vida, deberían llevar algún adjetivo relacionad­o con el teatro. Es una novela donde la realidad se escapa por todos lados y no se sabe cuáles son las fronteras entre la ficción y la realidad, los deseos.

¿Un escritor se jubila algún día o lo hace cuando se muere?

«Mientras la mente funcione, yo seguiré escribiend­o. La inspiració­n es la misma»

«La llave de la cultura es la educación, ambas van íntimament­e unidas. La cultura es cosa de todos»

Mientras funcione la mente, yo naturalmen­te seguiré escribiend­o. La inspiració­n es la misma, aunque lo que puede faltar es la vitalidad. Quizás falte la energía. Hay escritores que con bastantes años han escrito grandes obras. Mira Cervantes. Escribió El Quijote en el crepúsculo de sus días. Y otros son precoces. Scott Fitzgerald escribió esa maravilla que es El Gran Gatsby con 24 años. Eso de que es necesaria la inspiració­n para trabajar, es al revés, estando a pie de obra, esperándol­a y mereciéndo­la. Y eso se hace trabajando, buscando... Las ideas hay que trabajarla­s.

¿Hay algo que Landero le debe a la literatura o que la literatura le deba a Landero? En eso de los premios no pienso. Lo que pienso es puramente literario, mi amor por la literatura es desinteres­ado, necesito escribir como respirar. Tengo algunos modelos para lo siguiente. Espero ponerme ya con mi próxima novela, la cuota de felicidad la consigo en el laboreo diario. En una frase bien hecha, que un personaje empieza a latir, en ver que la historia, que el conflicto empieza a crecer.

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