Drama en el PSOE
En julio de 2021, Pedro Sánchez sorprendió cuando en una amplia remodelación de su gobierno expulsó a José Luis Ábalos, considerado hasta entonces el hombre fuerte del Gabinete y del PSOE. El presidente citó a su despacho al ministro para comunicárselo y el cesado no salió con buena cara.
Una de mis mejores fuentes en Moncloa me aseguraba entonces: «Lo que hablaron el presidente y Ábalos solo lo saben ellos». El tiempo confirmó la sinceridad de la confidencia y apenas unas interesadas informaciones sobre la vida privada del exministro y su supuesta escasa ejemplaridad para un Gobierno señaladamente feminista intentaron acercarse a los motivos del cese.
Hoy, con Ábalos sentado en el Congreso, Sánchez no podía ‘dimitirle’ de su escaño ni le había citado a su despacho, pero le envió a Santos Cerdán para convencerle de que debía irse. Esta vez, al contrario de aquella reunión en Moncloa, los motivos son públicos. La propia ejecutiva federal solemnizó este lunes ante la prensa su exigencia de que entregara el acta por responsabilidad política aunque no tenga nada que ver con los chanchullos de su exasesor, Koldo García.
El caso Koldo es el más grave escándalo de corrupción que puede salpicar al Gobierno y una auténtica ‘perita en dulce’ para el PP de Feijóo. Solo una rápida dimisión de Ábalos podría haber enfriado el escándalo. Pero el exministro no ha querido irse. El drama para los socialistas no ha hecho más que empezar y nadie sabe aún cuántos actos ni personajes contiene el libreto.