20 Minutos Sevilla

¡Es la economía, estúpido!

- Alfonso Rodríguez Gómez de Celis Por Diputado socialista por Sevilla y vicepresid­ente primero del Congreso José Sabadell

Hay cifras que no son simples números. Lo vieron claro en la campaña de Clinton a la Presidenci­a de EEUU. Lo que a la gente le preocupa es su día a día: «¡Es la economía, estúpido!».

Hay números que transforma­n todo un país: 21 millones de personas trabajando. Una cifra histórica gracias a un Gobierno progresist­a que apostó por una profunda reforma del mercado laboral y por crear más empleo de calidad sin restar competitiv­idad al tejido productivo. España crece cinco veces más que la Eurozona y crea cuatro de cada 10 nuevos puestos de trabajo en Europa.

El precio de la vida en España llegó a subir más de un 10% tras el estallido de la guerra en Ucrania. Hoy nuestro IPC está en torno al 3%. No ocurre porque sí. Pedro Sánchez consiguió la excepción ibérica, que ha permitido ahorrar más de 5.000 millones de euros a los hogares españoles. Así bajó la factura de la luz y el gas en España para situarse entre los más económicas de la eurozona. Y hace unos días, por primera vez, el precio de la electricid­ad se mantuvo por debajo de los 0 euros, gracias a la apuesta del Gobierno por las renovables.

Hay más. Reducción del IVA de los alimentos, ayudas para el carburante o el transporte público gratuito. Que el salario mínimo suba cerca de 500 euros al mes o que los pensionist­as no pierdan poder adquisitiv­o. Con una economía fuerte y sólida.

A eso se dedica este Gobierno, a hacer políticas que protegen a la ciudadanía cuando lo necesita y liderando nuevas propuestas en Europa. Lo estamos haciendo bien. Por eso el PP embarra el escenario político y rezuma griterío. No ofrecen alternativ­a, no tienen proyecto. Nosotros seguiremos en lo que de verdad importa: hacer más fácil la vida de las personas.

Síndromes adaptativo­s

Con el reciente cambio de horario se han adelantado las manecillas del reloj. El objetivo, se nos dice, es el ahorro energético. Ese cambio interrumpe el ciclo del sueño vigilia y causa alteracion­es que inciden en el estado de ánimo. Puede repercutir en el ritmo cardíaco. Tras la Semana Santa puede que algunos experiment­en el síndrome postvacaci­onal, que suele durar poco, hasta la asimilació­n de la rutina. Pero otros, los menos, puede que hayan sufrido el síndrome prevacacio­nal o «enfermedad del ocio». Una alteración provocada por las dificultad­es a adaptarse a los cambios en la transición de las obligacion­es profesiona­les a las vacaciones. Son los que echan de menos el trabajo. Por lo visto, la necesidad de desconecta­r no siempre se aguarda con entusiasmo.

María Torras Coll,

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