20 Minutos Valencia

La comunidad marroquí, sobre el duelo: «Mi corazón quiere que gane mi país»

Unos 900.000 personas nacidas en Marruecos residen en España y vivirán con pasión el duelo entre su selección y La Roja

- AMAYA LARRAÑETA

En la peluquería Rif que regenta Hakim en Madrid mañana colgarán dos banderas enfrentada­s, la de España y la de Marruecos. Hakim, que nació en Nador hace 48 años, lleva los últimos 22 años, «media vida», en Lavapiés y afronta el duelo de las seleccione­s española y marroquí de octavos del Mundial de Qatar con el corazón partido.

«Es un problema. ¿Con quién ir? Con el cariño que les tengo a los dos equipos. Lo importante es que disfrutemo­s, pero si le pregunto a mi corazón quiero que gane mi país: Marruecos», dice en castellano con marcado acento marroquí.

La peluquería está en la calle de Tribulete, en pleno centro de la capital, en una vía que aglutina en escasos 200 metros hasta media docena de comercios (bares, peluquería­s y ultramarin­os) regentados y frecuentad­os por marroquíes. Esta comunidad suma 80.000 personas en Madrid, de las 900.000 que residen en España, principalm­ente en las provincias de Barcelona (137.010), Murcia (89.914) o Almería (61.749).

En su negocio hay una televisión anclada a la pared entre dos espejos, frente a las butacas donde los hombres se dejan cortar o afeitar el pelo a maquinilla y navaja. Mañana, este peluquero que llegó a Madrid «por casualidad» conectará la televisión para seguir el partido sin dejar de rasurar a la clientela. Mientras les afeita, animará a su selección. «Marruecos es el equipo sorpresa de este Mundial», dice ufano. El peluquero insiste en que vive entre dos aguas. «Son tantos años en Lavapiés que por mis venas debe correr ya sangre marroquí y española».

A 50 metros, en la esquina de la calle Tribulete con la de Mesón de Paredes, está el bar Universida­d. Lo regenta un ciudadano chino, pero en la barra y en las cuatro mesas de este local todos los clientes son marroquíes. Hay cerca de una veintena, hombres, y la mayoría toman café. Si se les pide una ‘porra’ para el encuentro, los más cautos dirán que 2-1. Pero se van calentando entre sí y llegan a vaticinar hasta un 4-0 «a favor de Marruecos, por supuesto». Fuera ya, en la puerta del bar, Zacarías, de Tánger, 30 años, y Sami, de Fez, de 38, dicen que les da «mucha pena» un cruce ahora con España. «Queríamos otra selección, ni España ni Alemania. Así, si no ganaba Marruecos iríamos con España». Lo verán en un restaurant­e del barrio y esperan que, al menos esa noche, la Policía les deje celebrar.

Rachid, natural del Rif, regenta el ultramarin­os situado frente al bar Universida­d. Desde el otro lado de un mostrador lleno de pastas y dulces, sonríe tímido mientras explica por qué sus compatriot­as viven con ilusión un Mundial «especial»: su selección no llegaba a octavos desde el año 1986. Sobre lo que ocurrirá en el terreno de juego, muy serio, Rachid advierte que «Marruecos está muy fuerte este año» y, si tiene que mojarse, augura que se impondrá a España por «1-0».

En la calle Casino, que da continuaci­ón a Tribulete, tiene la familia de Ismail su restaurant­e de comida marroquí, el Gibraltar. Cualquier día, sobre todo los domingos de Rastro, los tres hermanos que heredaron el restaurant­e de su padre en 2007 sirven cientos de cuscús entre doce de la mañana y seis y media de la tarde. En plena hora del España-Marruecos aquello será un no parar. El camarero ha decidido que no va a poner el partido en la tele que preside un salón decorado con estampas de Chefchouen o Fez. «Quien quiera verlo, que lo siga por el teléfono móvil, como haré yo».

«Yo pondré el teléfono detrás de la barra y vendré de vez en cuando a ver cómo van. El partido es a las cuatro de la tarde y aquí a esa hora no se para de servir comida», explica, convencido también de que los de Luis

Enrique caerán ante Marruecos. «España ya no es lo que era. El entrenador ha dejado fuera a leyendas que podían ayudar y a los jóvenes que lleva les falta experienci­a», dice. «Lo bueno que tenemos nosotros, Marruecos, es el entrenador». De la cocina sale una voz. Entre tés a la menta, pastelas, tajines y cuscús de cordero, habla Safia, la hermana de Ismail. Dice que ella también seguirá el partido. «Ganará Marruecos», sentencia, «y marcarán Ziyech y Hakimi».

La comunidad marroquí está viviendo el Mundial con más ilusión que nunca. En Almería, 18.000 marroquíes salieron a la calle a celebrar la clasificac­ión para octavos. Cientos se han ido juntando también en las carpas y el auditorio de la Casa Árabe de Madrid.

«Hemos transmitid­o algunos partidos de las seleccione­s árabes del Mundial, y también vamos a retransmit­ir el Marruecos-España, pero esta vez bajo invitación para personal de embajadas, empresas marroquíes y otras institucio­nes colaborado­ras», explica una portavoz de la Casa Árabe.

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JOSÉ GONZÁLEZ Ismail, en el bar de su familia.

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