20 Minutos Valencia

Link protagoniz­a ‘The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom’, una inmensa y anhelada aventura para Nintendo Switch.

- DANIEL G. APARICIO

En 2017, vio la luz The Legend of Zelda: Breath of the Wild, el estreno de la popular saga de rol y aventuras en la consola Nintendo Switch. Aunque los títulos previos habían puesto el listón muy alto, este último superó las expectativ­as y a día de hoy ya es considerad­o uno de los mejores vidojuegos de la historia.

Los elementos tradiciona­les se mantenían, pero alcanzaban un nivel nunca visto en la franquicia: el mapeado adquiría unas dimensione­s gigantesca­s y la libertad para recorrerlo era absoluta, lo que convertía al jugador en un explorador con cientos de posibilida­des dentro de un mundo de fantasía repleto de monstruos, puzles y misterios por desentraña­r.

El éxito fue tal que Nintendo optó por hacer algo poco frecuente, desarrolla­r una secuela directa de Breath of the Wild en vez de hacer una aventura completame­nte desvincula­da. Esa continuaci­ón, que lleva alimentand­o la impacienci­a de los fans desde que se anunciara, verá por fin la luz mañana bajo el título de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom y con el propósito de darle una nueva vuelta de tuerca a este colorido universo de espada y brujería.

La tríada protagonis­ta por supuesto repite: el héroe Link, que representa el valor, la princesa Zelda, que encarna la sabiduría, y el villano Ganondorf, avatar del poder. Ellos son los pilares sobre los que se construye una historia de magia y superación que en esta ocasión vuelve a dar un paso hacia adelante o, mejor dicho, hacia arriba, ya que además del mundo terrestre, totalmente transforma­do respecto al juego anterior, existe un nuevo entorno en el cielo formado por islas flotantes.

Link ha adquirido además nuevos poderes que multiplica­n las posibilida­des jugables. Dos de esas habilidade­s son la infiltraci­ón, que le permite atravesar el techo de cualquier estructura, y el retroceso, con el que el héroe puede rebobinar el movimiento de los objetos y cambiar su trayectori­a (de una roca lanzada contra él, por ejemplo).

Aunque la verdadera estrella de Tears of the Kingdom son la ultramano y la combinació­n, dos técnicas que invitan al jugador a dar rienda a su ingenio y contruir todo tipo armas, artilugios y vehículos fusionando diferentes objetos: con varios troncos se puede crear una balsa, mezclando una flecha y un globo ocular se obtiene un proyectil teledirigi­do, una rama y una roca forman un mazo, un escudo y una seta tóxica se convierten en una defensa capaz de expulsar nubes de gas... El límite es la imaginació­n.

Además del juego, se ha creado una vistosa Nintendo Switch modelo OLED edición limitada con decoración de Tears of the Kingdom. Como dice la propia princesa, es hora de salir en su busca, es hora de encontrar a Zelda una vez más. ●

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Nintendo Switch OLED de edición limitada.

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