20 Minutos Valencia

El envío de armas de los 27 a Ucrania se estanca y Borrell se desespera

- EMILIO ORDIZ

«Nos esperan muchas sorpresas antes de que se lance la contraofen­siva ucraniana. Deben preparar algo», comentaba recienteme­nte un militar en el frente del Este. En las últimas semanas, se venía debatiendo en Ucrania cómo repetir la sorpresiva estrategia seguida para liberar la región de Jarkov, allá por septiembre, cuando todo el mundo esperaba el asalto al sur del país. Y ayer por la mañana el país despertó con dos noticias: la primera, los bombardeos más intensos sobre Dnipro –aunque sin víctimas– desde que comenzó la invasión del Kremlin; la segunda, el ataque contra la ciudad de Belgorod, situada en Rusia.

Las redes sociales ucranianas se llenaron con mensajes de que Kiev «empezaba su contraofen­siva» donde nadie la esperaba… en territorio ruso. «Ese debe ser el truco esperado», dijeron algunos. La noticia parecía en principio un bulo de la propaganda rusa, pero en varios canales de Telegram empezaron a aparecer vídeos de ataques contra el puesto de control fronterizo del distrito de Gayvoronsk­yi, en la región de Belgorod.

El Ejecutivo ruso culpó a Kiev. Vyacheslav Gladkov, gobernador de la región, dijo que un «grupo de sabotaje y reconocimi­ento de las Fuerzas Armadas de Ucrania» había entrado supuestame­nte en el territorio del distrito de Hraivoron.

Al mismo tiempo, los miembros del Cuerpo Ruso de Voluntario­s (RDC) asumían la responsabi­lidad

Los Estados miembros de la Unión Europea buscan nuevos recovecos para seguir sancionand­o a Rusia, aunque el margen de maniobra se estreche con el paso de los meses. De momento, el camino lo ha marcado el G7 con la decisión de penalizar a quienes ayuden a Moscú a esquivar las medidas coercitiva­s que ya se están aplicando, y sobre esa base trabajaron ayer los ministros de Exteriores

de los 27 reunidos en Bruselas. «Habrá un debate sobre si es necesario añadir nuevas sanciones y cómo podemos ser más eficaces en la aplicación de sanciones.

«No se hablará de países en concreto, sino de las sanciones actuales y de la posibilida­d de que haya más», expresó precisamen­te el titular español, José Manuel Albares, a su entrada al cónclave. Por otro lado, la gran preocupaci­ón del alto representa­nte de la Unión para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, está en el envío de armas a Kiev, que sigue estando muy ralentizad­o: «Cada día de retraso debe medirse en vidas humanas», avisó a los Estados miembros. Y es que, además, la ayuda económica está pendiente de desatascar­se.

«He pedido a todos los ministros que aceleren los suministro­s, participen en adquisicio­nes conjuntas para Ucrania y finalicen el trabajo para el próximo tramo del Fondo para la Paz», aseveró el dirigente español.

Por otra parte, el Ministerio de Defensa ha cifrado en 3,5 millones de euros el coste de reparar los últimos cuatro tanques Leopard que España tiene previsto enviar a Ucrania para que se utilicen en el frente. Así se observa en la Plataforma de Contrataci­ón del Sector Público, que no da más detalles sobre este proceso. Ya la reparación de los anteriores que se mandaron costó en torno a otros cinco millones de euros. ●

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GETTY Desperfect­os en la ciudad de Belgorod en abril tras la caída de una bomba rusa por error.
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@olha_kosova

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