«Ir hacia donde los demás huyen es nuestra vocación»
PERSONAL DE EMERGENCIAS, sanitarios y vecinos se echaron a la calle aquel trágico jueves de 2004 para ayudar TODOS recuerdan «el silencio» tras las explosiones
lbelenguer@20minutos.es / @lolitabelenguer
Aquel jueves 11 de marzo de 2004 quedará para siempre grabado en la cabeza y en el corazón de quienes lo vivieron en primera línea. Quienes tuvieron que mirar de frente a los ojos del terror destacan que les marcó «el silencio» que había en la ciudad de Madrid tras producirse las diez explosiones en cuatro trenes de Cercanías. Los atentados arrancaron la vida a 192 personas y dejaron 1.857 heridos. No les gusta que les llamen «héroes anónimos » porque, dicen, simplemente hicieron su trabajo. Personal sanitario y equipos de emergencias tienen grabado un día que supuso un reto profesional y emocional. Además, muchos vecinos se echaron a la calle para arropar y acompañar a los heridos y otros tantos taxistas los trasladaron a los hospitales.
Uno de esos ángeles de la guarda fue Rafa Galán. Ahora es sanitario del SUMMA 112, pero en 2004 trabajaba en un laboratorio farmacéutico. Tras intuir la magnitud de la tragedia, pidió permiso a su jefa para dejar su puesto y colgarse el chaleco de voluntario de Protección Civil. Salió disparado a buscar la ambulancia de su dotación, con la que fue al foco de la calle Téllez. Al llegar, les enviaron al polideportivo municipal Daoiz y Velarde. «No nos daba tiempo a digerir la información», recuerda Galán, que destaca el « silencio respetuoso» en el vestíbulo del centro.
Galán tuvo que «esconderse» un tiempo de su labor como voluntario, pues escuchar el tono del teléfono le hacía revivir el 11-M, y buscó refugio en su familia y su trabajo en el laboratorio. Hasta hace tres años, cuando cumplió su sueño de dedicarse profesionalmente a las emergencias. Odia «a muerte» que le llamen héroe. «Hacemos nuestro trabajo. Ir hacia donde los demás huyen es complicado, pero es nuestra vocación», afirma el voluntario.
Rafa Galán compartía dotación con Jaime Herranz, coordinador de Protección Civil en San Sebastián de los Reyes. A Herranz, que ese día libraba, le sigue costando hablar del 11-M. «A partir de ese día, las sirenas ya no me sonaron igual», admite a 20minutos en su primera conversación con la prensa sobre ese día, del que destaca las colas para donar sangre.
«Aquel día salieron muchas cosas adelante por el factor humano, tanto de los profesionales de Emergencias como de testigos de otras profesiones », dice Herranz. Muchas personas se echaron a la calle a ayudar y, en ocasiones, lo que había que hacer era coger de la mano a una persona herida para que no estuviese sola. «Sin ese factor humano, muchas personas seguramente se habrían muerto», insiste.
Por otro lado, José Luis Castillo, entonces jefe de guardia de los Bomberos de Madrid, se encargó, entre otras tareas, de acelerar la evacuación de heridos y reconocer los vagones para que no quedara nadie con vida dentro. Veinte años después, subraya que «el gran aprendizaje» de esta barbarie fue claro: «Dimos lo mejor de nosotros mismos en una situación muy apurada, quizá por inesperada». «En esos trenes íbamos todos», añade.
Una idea que comparte el doctor Pedro Yuste, actual jefe de Cirugía General del Hospital 12 de Octubre, que entraba de guardia la mañana del 11 de marzo. «La respuesta de todo el personal sanitario fue admirable», indica Yuste, que quedó impactado al ver «un montón de coches de Policía» en el hospital.
Mantas y toallas
En la calle Téllez, uno de los focos de la tragedia, vive Paloma López. Recuerda que el estruendo de las bombas movió su cama. Al principio pensó que era algo en su garaje, pero se asomó a la ventana y vio caer «partículas de espuma, de ceniza». El miedo llegó con la segunda explosión. «No era capaz de marcar para llamar. Por primera y única vez en mi vida pensé que ahí se acababa, que la finca se caía y que se había terminado», narra López. Una vez recompuesta, ella y otros vecinos bajaron mantas y toallas para los heridos.
López rememora el « silencio atronador» en su edificio y en el metro los días siguientes. Le costó años acostumbrarse a un ruido repentino. ●
«Aquel día salieron cosas adelante por el factor humano. Sin él, muchas personas habrían muerto»
JAIME HERRANZ
Protección Civil San Sebastián de los Reyes
«Dimos lo mejor de nosotros mismos en una situación muy apurada. En esos trenes íbamos todos»
JOSÉ LUIS CASTILLO Bomberos de Madrid
«No era capaz de marcar para llamar. Por primera vez pensé que mi casa se caía y ahí se acababa todo»
PALOMA LÓPEZ
Vecina de la calle Téllez de Madrid