La madre de Diana Quer: «Mi hija ha sido elegida por Dios»
El funeral de la joven de Pozuelo se convierte en un homenaje a las familias víctimas
«Mi hija ha sido elegida por Dios para cumplir una tarea y dar un mensaje». Con estas palabras despidió el párroco de Santa María de Caná de Pozuelo de Alarcón (Madrid), Jesús Higueras, la homilía por el alma de Diana Quer. Se las había dicho su madre, Diana López Pinel, antes de comenzar la ceremonia, a la que asistieron numerosas autoridades y decenas de personas y que estuvo oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.
En primera fila de la parroquia se sentaron Juan Carlos Quer, la madre de Diana, su hija Valeria y otros familiares de la joven en agosto de 2016 en Galicia.
Representación política
Una semana después de enterrar en la intimidad a su hija, los padres de Diana han querido despedirla rodeados de quienes les han ayudado en estos dieciséis meses largos e insoportables. La familia estuvo arropada por decenas de personas que abarrotaban el templo, invitadas para agradecerles su apoyo.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, se fundió en un abrazo con todas las familias instantes antes de comenzar el funeral, al que también asistieron la presidenta de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados, el director general de la Guardia Civil, José Manuel Holgado, su antecesor en el cargo, Arsenio Fernández de Mesa, y una nutrida representación de los investigadores del caso.
El coronel Manuel Sánchez Corbí acompañó a Holgado, y a la misa asistieron también un teniente coronel, los dos comandantes –Madrid y Galicia–, un capitán y otros agentes.
Entre los representantes políticos había tres alcaldes: la de Pozuelo de Alarcón, el de Rianxo y el de A Pobra do Caramiñal, así como el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado.
En la ceremonia, acorde con las profundas creencias religiosas de la madre de Diana, se agradeció a la Guardia Civil, a los representantes políticos y a los voluntarios «su inmensa ayuda desde los primeros momentos de la desaparición». Asimismo, se quiso enviar el reconocimiento al pueblo gallego y al resto de españoles por su cariño y apoyo.
Otras víctimas de España
Pero la despedida a Diana se convirtió en un símbolo del dolor y el intento de mitigar la soledad de padres desgarrados por la tragedia de perder a sus hijos. Ese «recuerdo solidario», ese homenaje, tuvo rostros conocidos, muy a pesar de todos ellos.
En el templo se encontraban Juan José Cortés, padre de la pequeña Mari Luz, asesinada por su vecino pederasta; Antonio del Castillo, padre de Marta, cuyo cuerpo aún no han podido velar; Rocío Viéitez, madre de las dos criaturas asesinadas por su exmarido en Moraña (Pontevedra), que fue condenado a prisión permanente revisable, y Ruth Ortiz, madre de Ruth y José, los pequeños de Córdoba quemados en una hoguera por su padre, José Bretón.
Prisión permanente
Antes del funeral, Cortés aseguró que su presencia era «de obligado cumplimiento» en este homenaje, donde recalcó que van a «seguir luchando toda la vida» por la prisión permanente revisable.
La huella de las personas desaparecidas también estuvo presente, a través de las asociaciones que aglutinan a sus familiares (Inter-Sos, Anar y Fundanción QSD Global) y que han logrado visibilizar un drama sin rostro.
Los amigos de Diana Quer, sus familiares y todos aquellos que la quisieron o estuvieron cerca sollozaron en silencio en algún momento especialmente emotivo como durante la lectura de la carta de San Pablo a los Corintios, durante la interpretación del Ave María o cuando la ceremonia concluyó bajo los acordes del himno cantado de «La Muerte no es el Final». Un retrato de la joven asesinada presidía el altar sobre un manto rojo y junto a un pequeño ramo de flores.
El coronel Manuel Sánchez Corbí, jefe de la UCO, dijo tras la detención del Chicle que Diana era un poco de ellos, que la sentían como a alguien propio al cabo de tantos meses tras sus pasos y los de su asesino.
Ayer, la Guardia Civil demostró de nuevo que las víctimas acaban colándose en la vida de los investigadores... y en la muerte, por supuesto. Una representación de los investigadores de la UCO y de la Comandancia de La Coruña también fue convocada al sentido funeral. La familia resaltó su trabajo «sin descanso, profesionalidad y humanidad».