ABC (1ª Edición)

Un corazón «incompatib­le» salva la vida de Carla, una niña de cinco meses

El Gregorio Marañón de Madrid realiza el primer trasplante infantil incompatib­le con el grupo sanguíneo

- N. RAMÍREZ DE CASTRO MADRID

No es el primer caso del mundo pero Carla, un bebé de cinco meses, ya forma parte de la historia de los trasplante­s en España. El pequeño corazón que ahora late en su pecho es el de un donante que los manuales de Medicina hubieran considerad­o imposible por ser incompatib­le con su grupo sanguíneo. El Hospital Gregorio Marañón de Madrid salvó este escollo aprovechan­do la inmadurez inmune de los niños pequeños y una estrategia pionera, nunca antes practicada en nuestro país. Esta estrategia consistió en realizar un «lavado» de anticuerpo­s de la sangre en el momento del trasplante. Así evitaron que Carla rechazara de forma fulminante el corazón ajeno.

La intervenci­ón ha sido un completo éxito y la pequeña se recupera ahora en la unidad de cuidados intensivos del hospital madrileño. No se trata solo de un logro aislado. Con esta intervenci­ón, la Comunidad de Madrid ha inaugurado un nuevo programa de tratamient­o que podría reducir la lista de espera para trasplante cardiaco infantil a la mitad.

Un punto de partida

Las posibilida­des de que un niño español reciba un nuevo corazón a tiempo «pasarán del 60 al 90 por ciento», explicó Beatriz Domínguez-Gil, directora de la Organizaci­ón Nacional de Trasplante­s. Domínguez-Gil estuvo junto con el consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, arropando la presentaci­ón de un nuevo programa que será un punto de partida para otras comunidade­s autónomas. Ambos calificaro­n el éxito del trasplante de «hecho histórico».

En un país como España donde las tasas de donación y trasplante parecen no tener techo, los niños son una espinita clavada para la ONT. Como media solo se realizan 17 trasplante­s al año en menores de 16 años y la cifra se desploma hasta 4 intervenci­ones cuando los pacientes tienen menos de un año.

Con una tasa de mortalidad infantil muy baja, las posibilida­des de encontrar órganos para los pacientes más pequeños son también escasas. Y la probabilid­ad baja aún más cuando se trata de órganos como el corazón que deben tener un tamaño pequeño para que pueda introducir­se en un tórax mínimo, además de un grupo sanguíneo compatible. Este último escollo es el que ahora se ha resuelto.

Con la técnica del Gregorio Marañón solo es necesario contar con un corazón de un tamaño apropiado. Ya no importa cuál sea su grupo sanguíneo. Pero no ha sido fácil. La jefa de la Unidad de Trasplante Infantil, Manuela Camino, ha debido coordinar a un equipo de 300 profesiona­les para que Carla viva hoy con un corazón nuevo.

Tolerancia inmune

Cuando no existe compatibil­idad entre donante y receptor, en el momento del implante se produce un rechazo hiperagudo imposible de controlar con medicament­os y se desencaden­a el fallo del órgano. Para resolverlo aprovechar­on que los bebés de menos de

un año tienen una inmunidad especial.

Los niños nacen sin anticuerpo­s frente al grupo sanguíneo y se mantienen en niveles bajos hasta los 12-15 meses de vida. Un grupo de cardiólogo­s canadiense­s se dieron cuenta de que se podía aprovechar esa ventana de tiempo como una oportunida­d para aprovechar órganos incompatib­les y eludir el rechazo. Canadá fue pionero y después lo intentaron otros países. España ha sido el tercero de Europa en probar suerte, tras los buenos resultados de otros 300 casos en el mundo. El primer caso español ha sido un rotundo éxito.

Malformaci­ón congénita

La teoría se conocía, pero el mérito del hospital madrileño ha sido realizar la intervenci­ón en un caso de malformaci­ón congénita cardiaca tan complejo como el de Carla, mantenerla controlada desde su nacimiento hasta la llegada del corazón y eliminar el rastro de anticuerpo­s en un tiempo récord durante el acto quirúrgico del trasplante. Esto último se completó en 8 minutos, «un récord mundial», aseguró Juan Miguel Gil Jaurena, jefe de Cirugía Cardiaca Infantil.

Todo el proceso duró 12 horas, desde que se recuperó el corazón del donante hasta que el bebé salió del quirófano. El trasplante de la pequeña comenzó a las ocho de la mañana del pasado 9 de enero y duró aproximada­mente cuatro horas. «No me da vergüenza decir que me emocioné en el quirófano cuando vi cómo el nuevo corazón de Carla empezó a latir en su pecho», confesó el cirujano cardiaco Gil Jaurena.

La niña permanece aún ingresada en la UCI pediátrica. Su evolución es favorable y tiene «una muy buena función cardiaca» por lo que sus médicos esperan que en breve pueda ser trasladada a planta, explicó.

Antes de nacer

Los padres de Carla sabían antes de que naciera que su vida no iba a ser fácil. La malformaci­ón que dañaba su corazón -un síndrome de hipoplasia de ventrículo izquierdo-, se detectó durante la gestación y ya se sabía que necesitarí­a un nuevo corazón para sobrevivir.

La familia, residente en Extremadur­a, fue trasladada al Gregorio Marañón para que hiciera todo el seguimient­o. La niña nació en este centro sanitario, fue operada para estabiliza­rla a las pocas semanas y la oferta de donación llegó cuando ya había cumplido cinco meses y pesaba cinco kilos. Sin el trasplante no hubiera podido sobrevivir más de un año.

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ABC El equipo que ha permitido el «lavado» de anticuerpo­s durante el trasplante

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