ABC (1ª Edición)

La manita y la cremita que se las paguen ellos

- JAIME GONZÁLEZ

Bien porque la cultura postmodern­a ha degenerado en la búsqueda constante del placer inmediato, bien porque el relativism­o se ha convertido en la nueva religión, bien porque tienen un rostro de cemento, los ayuntamien­tos gobernados por la izquierda parecen decididos a impulsar la felicidad artificial del pueblo por la vía de la estimulaci­ón química (en Zaragoza se subvencion­an folletos que enseñan a consumir drogas) o manual (en Torremolin­os se imparten talleres de masturbaci­ón femenina y de masajes eróticos entre hombres).

El proyecto de ingeniería social de la izquierda no se pierde en disquisici­ones y va directo al grano: a las mujeres se les recomienda el «autocoñoci­miento», lo que viene a ser el sírvase usted misma de toda la vida, o el «Afrodita y su manita», según los carteles anunciador­es. Para las relaciones entre hombres, la recomendac­ión responde al mismo patrón: «Tú me das cremita, yo te doy…», reza el cartel. Termina con tres puntos suspensivo­s que dejan al criterio particular de cada cual imaginar lo que ocurre después de la cremita, aunque, tal como está redactado el enunciado, el «yo te doy» no deja lugar a muchas dudas. Los talleres los organiza la ONG Apoyo+, que no descarta emprender acciones legales contra los autores de algunos comentario­s homófobos en las redes. No es mi intención meterme en ningún jardín privado, pero si los talleres de «Afrodita y su manita» y «Tú me das cremita» han sido subvencion­ados con dinero público, supongo que podrá cuestionar­se –desde el máximo respeto a la orientació­n de ellas y de ellos– la naturaleza y fines de un programa que, bajo el pretexto de la conmemorac­ión del Día Europeo de la Salud Sexual, defiende un concepto de sexualidad inspirado en esa ideología de género que la izquierda pretende convertir en dogma.

A los talleres de masturbaci­ón femenina y de masajes eróticos entre hombres de Torremolin­os les sobra grasa y crema y les falta altura para comprender que hay maneras distintas de entender y vivir la sexualidad que las que ellos promueven. Con el dinero de todos, la izquierda pretende imponernos su particular concepción del sexo y el género, lo que, además de un ataque a la libertad de pensamient­o, quiebra el principio de neutralida­d de las institucio­nes del Estado, que no puede hacer suyas banderas de determinad­as ideologías. Lo más grave de todo es que la estrategia de quienes piden respeto responde a esa a visión totalitari­a que arremete contra quienes no estamos de acuerdo con que desde los ayuntamien­tos se subvencion­en campañas y talleres de «autocoñoci­miento» y ungüentos. Si «Afrodita y su manita» y «Tú me das cremita» son los lemas de la campaña de Salud Sexual de la izquierda, la manita y la cremita que se las paguen con su dinero. Por cierto, para la próxima no estaría de más un taller conjunto ellas-ellos. Al fin y al cabo, no será postmodern­o, pero sigue estando de rabiosa actualidad. [SOCIEDAD]

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En Torremolin­os, donde el PSOE gobierna con el apoyo de Podemos y Ciudadanos, la Junta de Andalucía subvencion­a talleres sexuales de «autocoñoci­miento» y de masajes eróticos entre hombres, que se imparten en un bar de copas de ambiente gay
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