ABC (1ª Edición)

El PNV dice que es Rivera el que sabotea las cuentas

- ITZIAR REYERO MADRID

El PNV ya no disimula su absoluto desprecio hacia Ciudadanos, un partido al que hasta ahora ignoraba por ser marginal en el País Vasco, sin escaños en el Parlamento de Vitoria, pero al que ya otorga hechuras de rival en la arena política de Madrid. La ofensiva de Albert Rivera reclamando al Gobierno de Mariano Rajoy que rompa su relación privilegia­da con el PNV ha hecho que los nacionalis­tas pasen al contraataq­ue, consciente­s de que la postura rígida de Cs estrecha sus opciones de seguir pactando para su beneficio.

El Congreso vivió ayer el último enganchón entre los «socios» de Rajoy evidencian­do el inestable eje sobre el que se asienta la legislatur­a. El PP está convencido de que tanto a PNV como a Cs les interesa seguir, pese a todo.

La guerra es a varias bandas. El portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, recriminó ayer al Ejecutivo que «regalara» al PNV un «cuponazo injusto e insolidari­o» a cambio de apoyar los Presupuest­os que, según dijo, ahora tiene «bloqueados» el partido vasco por la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón en Cataluña. Y los nacionalis­tas vascos recriminar­on que Rivera les utilice para desgastar al Gobierno y aseguraron que el que está «bloqueando» los Presupuest­os es Ciudadanos y no ellos.

Su portavoz, Aitor Esteban, salió ofuscado de la sesión de control porque Girauta acusó al Gobierno de «pastelear» con el PNV y le exigió que corte su relación ahora que Sabin Etxea ha presentado su propuesta de reforma del Estatuto vasco, un «Plan Ibarretxe 2», según Rivera, por el que los nacionalis­tas cuartean la soberanía nacional. «Se basan en la mentira», denunció Esteban, que le devolvió el golpe a Ciudadanos, acusándole­s de boicotear la legislatur­a.

Pendientes de Cataluña

Rivera ha dejado en suspenso el pacto sobre los Presupuest­os que alcanzó con el PP a finales del año pasado, pero para el que ha puesto nuevas condicione­s: entre otras, la equiparaci­ón salarial de los policías y guardias civiles y la renuncia de la senadora popular Pilar Barreiro, de Murcia, por estar vinculada a la trama Púnica.

El PNV, que no retomará el acuerdo presupuest­ario mientras siga vivo el 155 en Cataluña, insiste en que ellos ni siquiera han empezado a hablar, pero que en cuanto decaiga el precepto constituci­onal se sentarán en la mesa. Aún hay tiempo, señalan fuentes de la dirección nacionalis­ta, dejando claro que entrarán a hablar en cuanto se retire y que el Ejecutivo podrá volver a contar con el PNV para sacar adelante las cuentas. Pese a lo intrincado del conflicto catalán, los nacionalis­tas vascos, igual que La Moncloa, creen que en los próximos días la situación se aclarará y el independen­tismo prescindir­á de Carles Puigdemont. «Aún hay tiempo», corroboran en el Gobierno, dando por sentado que el juego sigue.

Difícil equilibrio Los vascos acusan a Ciudadanos de que les utilice para desgastar al Gobierno

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