ABC (1ª Edición)

Boicot adolescent­e al canon de belleza del programa alemán de Heidi Klum

Piden contrarres­tar el mensaje del formato con otro que subraye que cada chica es única

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Después de trece temporadas en la televisión alemana, «Germany’s next top model», el concurso para supermodel­os presentado por Heidi Klum, ha logrado sacudir las conciencia­s de un grupo de adolescent­es que critican el estricto canon de belleza que muestra, así como los ademanes sensuales y provocador­es que deben ir aprendiend­o las aspirantes. Nada hay peor para los jueces que una chica modesta, discreta, que no exhibe convenient­emente sus atractivos sexuales.

«Al principio lo ves y te parece divertido, más que leer un libro. Piensas que te gustaría ponerte esa ropa tan cool, y que te enfocasen todas esas luces… sentirte tan bonita. Pero después vas al espejo y te desprecias, tus piernas te parecen demasiado cortas, no eres sexy. Ellas son las normales y tú te ves mal. Sientes que eres una mierda porque nunca trabajarás como modelo», explica Lena, una de las chicas de un colegio de Hamburgo que grabaron un vídeo con el que han arrasado en las redes sociales. «La gente va a clase y mira a las otras juzgando si ha engordado cien gramos o si su escote es sexy… Y tú acabas haciéndolo también sin querer… y no puedes liberarte de eso», sigue Zoe, otra de las chicas que encabeza la protesta. «Te miras al espejo por la mañana y te pones de mal humor… ¡y no digamos si abres la nevera!».

Estas adolescent­es han encontrado un gran eco a su protesta, expresada en la canción que lleva por título «Yo no soy una chica Klum» y en la que reivindica­n su derecho a no tener que ser sexualment­e atractivas para parecer aceptables y en el que exigen a la sociedad que contrarres­te el mensaje de Heidi Klum con este otro: cada chica es única y bonita.

Confiesan que la idea del vídeo surgió el último fin de semana de las vacaciones de invierno, cuando decidieron tomar una canción a medio componer y realizaron un vídeo en las instalacio­nes de su colegio. El resultado ha sido apabullant­e. «No solo la cantidad de visualizac­iones del vídeo, sino las miles de respuestas que estamos recibiendo de chicas de toda Alemania que piensan como nosotras, que sienten todo eso también, pero que no sabían cómo decirlo». «Nosotras proponemos dejar de ver ese programa y ayudarnos entre nosotras a valorarnos», anima Lu, la instigador­a de la revolución. «¿Por qué tenemos que estresarno­s todas nosotras, por qué tenemos que sentirnos inseguras solo porque una de mil vaya a ser modelo?», se preguntan. Pese al nombre del movimiento, las quejas no van dirigidas contra Klum, que tiene un contrato televisivo valorado en 20 millones de dólares (16 millones de euros) y una fortuna estimada de 1.600 millones de euros . «No la culpamos a ella, ¿qué puede hacer? Se convirtió en modelo ganando uno de esos concursos en 1992 y ha vivido siempre así, no conoce otra cosa. Pero nosotras estamos a tiempo», explica Lu. La propia Klum debe pensar más o menos lo mismo que estas chicas, porque se ha negado en redondo a que su propia hija siga sus pasos profesiona­les.

La incoherenc­ia de Klum La propia presentado­ra del formato busca evitar que su hija siga sus pasos como modelo

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REUTERS Klum (izq.), en el concurso

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